Puede que recuerdes que en los ochenta y en los noventa la protección solar no era un habitual del bolso de la playa o la piscina. En cambio, sí que podías encontrarte otro tipo de cremas e ingredientes que nada tenían que ver con un protector y que en lugar de ejercer esa función, se llevaban exclusivamente para conseguir el bronceado lo antes posible.
Desinformados y despreocupados sobre los efectos nocivos de los rayos ultravioletas en nuestra piel acudíamos a la laza azul de Nivea (que es maravillosa y multifunción, pero no protectora) para broncearnos. Un tremendo error que, por suerte, parece comenzar a enmendarse. Si aún queda alguien que no lo sepa... advertimos de que NO es nada saludable.
Preguntamos a Eduardo Senante, uno de nuestros gurús en el cuidado de la piel, sobre este gesto y esa obsesión por el bronceado a toda costa. "Aún usando protección solar podremos ponernos morenas, con un poco menos de intensidad pero conseguiremos protegernos de la radiación ultravioleta", nos dice el experto en piel.
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Eduardo Senante asegura que siendo realistas podríamos decir que usamos la mitad de la cantidad recomendada de protector solar por lo que va a seguir pasando radiación ultravioleta y se va a liberar melanina. "Por tanto, no existe un nivel de bronceado seguro y es necesario insistir en que no solo cuando vemos la piel roja o quemada ha habido daño, se ha demostrado que el moreno ya implica un posible daño celular y mutación en el ADN al obligar a la melanina a salir al rescate, con los consecuentes riesgos de quemaduras, envejecimiento, arrugas, probabilidad de cáncer de piel…", apunta el farmacéutico.
¿Qué es lo que NO se debe hacer al tomar el sol?
"Las barbaridades que hemos hecho en la época pre-SPF50 están el uso de todo tipo de ingredientes para achicharrar la piel, como la crema Nivea y también mezclada con mercromina, Betadine, el uso de aceite con limón, Coca-Cola, aceite, ponernos papel de aluminio alrededor...", recuerda Eduardo Senante.
Todas estas prácticas peligrosas eran formas de conseguir un efecto lupa sobre la piel, un "catalizador de la radiación solar mediante fases grasas para que impactase más y te quemases más y así acabar después más moreno". Y, por supuesto, sin ningún tipo de factor de protección solar.
Confiesa que se hacía justo Hacíamos lo que hoy en día no se recomienda: "una exposición solar en horas de mayor radiación solar y se tenía esa idea de ponerte rojo para ponerte moreno, si no parecía que no habías estado de vacaciones y no triunfabas socialmente".
"Los que fuimos adictos al sol somos ahora los más frikis con el cuidado de la piel de nuestros hijos y, afortunadamente, también de nosotros mismos cada vez más. El protector solar no impide obtener los beneficios positivos del sol a nivel de organismo, estado de ánimo, ritmos circadianos, etc. Y como dice la agencia norteamericana, el bronceado más seguro es el del autobronceador", asegura Eduardo Senante.
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