Es evidente que los aromas no conocen fronteras y son capaces de narrar historias, llevándonos a otros lugares sin dar un solo paso. Siempre digo que los perfumes son mágicos, porque tienen esa capacidad de hacernos soñar. 

Un perfume puede transportarnos a un mercado oriental lleno de especias exóticas, a un bosque que huele a petricor después de la lluvia o a la orilla de una playa bañada por el sol y el mar salado. Los perfumistas también saben cómo emocionar sin necesidad de decir ni una sola palabra, simplemente con los olores, pues estos capaces de despertar emociones profundas y recuerdos casi olvidados. 

nina urgell perfume
@ninauc

Por ejemplo, el aroma del jazmín puede recordarnos a una noche de verano, mientras que el cuero puede hacernos revivir el decadente ambiente de los clubes nocturnos de París o Nueva York en los años 20 o a una vieja biblioteca llena de libros antiguos.

Rodrigo Flores-Roux, maestro perfumista y Académico de Número Sillón Incienso de la Academia del Perfume, explica que “hay diferencias entre los gustos y las predilecciones de las culturas a nivel olfativo. Hay culturas a las que les gustan los olores frescos y hay culturas que prefieren cosas un poco más complejas y más pesadas, pero a mi sí me gusta hablar de que hay un olor global, y es un olor global que se entiende no solamente a nivel organoléptico, a nivel de los sentidos, sino también a nivel cultural”.

Uno de estos aromas, para el perfumista, es la rosa, la flor del amor. Y este ingrediente es uno de los componentes clave en el perfume que vamos a descubrir hoy en estas líneas: un jugo que cuenta con un poder narrativo sin igual y que se posiciona como un viaje hacia nuevas experiencias y memorias personales.

 

El perfume afrutado y floral que no he parado de oler por Madrid

Las fragancias Replica de Maison Margiela nunca lograron conquistarme del todo. Siempre que visitaba una perfumería, me acercaba a su stand para probar sus eau de toilettes en mi piel, pero nunca encontraba una que realmente me representara o encajara conmigo.

Sin embargo, siempre me ha fascinado el concepto de la marca y es por eso que he intentado una y otra vez darles más de una oportunidad. Dicho enfoque se basa en replicar situaciones cotidianas o específicas - de ahí su nombre - a través de fragancias únicas e intensas, generando de esta forma un vínculo con las emociones de quienes usan sus perfumes.

leah de gois street
@leah.degois

Tal como explica la marca en su web, “la colección Replica reúne fragancias iconoclastas que tienen el poder universal de desencadenar momentos personales entrañables. Fiel a su enfoque de colectivo creativo, Maison Margiela colabora con los mejores perfumistas, elegidos por su genuina conexión con los recuerdos, que se estimulan a través de la composición artística de una fragancia como una invitación universal a despertar, celebrar y compartir sentimientos y emociones inolvidables”.

Uno de estos maestros perfumistas es Carlos Benaïm (que se ha convertido en una autoridad por su capacidad de traducir los recuerdos y emociones en fragancias), artífice de On a Date, perfume de Replica, de Maison Margiela Paris, del que hablamos hoy y cuyo aroma, por fin, ha logrado conquistarme.

on a date replica
Maison Margiela Paris

Cuando decidí probar esta fragancia por primera vez, no esperaba nada sorprendente. Vi uvas y rosas en el frasco y pensé: “no será nada innovador”. Pero ese pensamiento se deshizo en cuanto atomicé su contenido y pude experimentar su aroma: floral, chispeante y afrutado. Me envolvió por completo y me di cuenta de que este perfume era distinto a todo lo que había probado anteriormente.

  • Notas de salida: sirope de grosella negra, pimienta rosa, bergamota
  • Notas de corazón: rosa, geranio, davana
  • Notas de fondo: pachulí, musgo, almizcle, vetiver

Lo que más me gusta de él es que es un perfume vibrante y alegre, a la vez que reconfortante, incluso con un toque tierno y romántico, y pese a que pueda parece que se inclina más hacia el lado femenino, tiene un cariz puramente unisex que resalta en ambos géneros: queda increíble en hombres y delicioso en mujeres.

Aunque este perfume hace honor a su nombre (inspirado en “una cita mágica en una tarde de finales de verano con vistas a los magníficos viñedos de la Provenza al atardecer”), ya que es ideal para cualquier cita u ocasión especial, también es un aroma muy acogedor en el día a día de climas fríos o para esos momentos que piden un toque de sofisticación durante el día, como las comidas navideñas. Es, sin duda, ese aroma que todos queremos oler alguna vez en otra persona porque deja una impresión duradera y hace que lo recordemos mucho tiempo después.

Personalmente, no lo vinculo a ningún momento concreto que pueda estar almacenado en mi hipocampo. Quizás, es por esto por lo que este perfume me ha terminado de conquistar: pensar en la idea de que existe un archivo, todavía sin descubrir, que desencadenará una nueva situación que, probablemente, se convierta en un recuerdo de por vida. Para mí, por fantástico que suene, este perfume son todas aquellas sensaciones y emociones que están por sentir, que están por llegar.

Y prometo que no he parado de olerlo por Madrid en estas últimas semanas. Lo he olido por el centro, en transporte público, incluso paseando por los barrios más chic como el de Salamanca o Chamberí. Aunque no puedo asegurar con certeza que sea el mismo perfume, al percibir la estela de estas fragancias por la calle, mi memoria olfativa me llevaba de inmediato a On a Date de Replica de Maison Margiela.