La diseñadora asturiana, quien está al frente de la firma homónima Celia B, nos invita a entrar en su nuevo piso en Oviedo. Ubicado en uno de los edificios más emblemáticos de la capital, Celia Bernardo nos descubre su colorido refugio que ha decorado con la ayuda de Westwing y aprovechamos para charlar con ella y conocer un poco mejor la historia detrás de su marca de ropa.
Un proyecto con alma viajera
Con más de 10 años de recorrido, Celia B se ha convertido en todo un emblema de colores vitamina y estampados eclécticos que reflejan, a simple vista, un mix de influencias, transportándonos a las musicales calles de Colombia o al corazón del Portuguese Style, con prendas crochet, volantes y mangas globo.
Esta combinación de estilos cobra sentido cuando preguntamos a la diseñadora por los orígenes de la marca, que nace de su estancia en Shangai: "Después de una década trabajando en la industria de la moda, decidí salir de ese modelo de producción y enfocarme más hacia algo más artesano. Me surgió una oportunidad para mudarme a China y sin dudarlo fui, ya que es un país que me encanta. Inspirada por mis viajes desde la infancia y los diversos lugares donde he vivido, di el salto para fundar mi propia marca, donde pudiera plasmar libremente mis ideas en prendas atemporales y llenas de personalidad, destinadas a hacer brillar a quienes las visten" cuenta Celia.
Era el año 2012 cuando la asturiana fundó su marca de ropa llevada por el impulso de crear piezas divertidas, impactantes y perdurables en el tiempo, "capturando la esencia de la individualidad y la expresión personal en cada una de ellas" tal y como ella misma define. Algo que apreciamos en el diseño del interior de su nuevo hogar, con pinceladas retro pero, sobre todo, con mucho, pero que mucho color.
Su casa: el reflejo de un alma libre y maximalista a más no poder
"Me encanta la decoración, y como decía Hundertwasser, ‘nuestras casas son otra piel más de nuestro cuerpo’. Lo mismo que diseño ropa que refleja mi personalidad, creo objetos para el hogar: lámparas, vajillas, mantelería, cojines, sábanas…” confiesa Celia. Y tal y como lo consigue con cada uno de los diseños de Celia B, su casa también lleva su firma. Con colores frambuesa en el pasillo y marcos de puertas y ventanas en verde menta, es un piso que rezuma alegría, vitalidad y, sobre todo, la esencia de la propia Bernardo, convirtiéndose en un acogedor refugio de color.
Cuando le preguntamos por su parte favorita, la asturiana lo tiene claro: "El vestidor, es donde más me divierto y me encanta ver todas mis creaciones de Celia B juntas, y sacar mi creatividad combinándolas. Es mi sala de juegos." Aunque reconoce que compite muy de cerca con el salón, una de las piezas más bonitas de la casa, según nos cuenta.
Presidido por un precioso sofá en líneas redondas (modelo Alba de Westwing), contrasta a la perfección con la consola vintage de madera de nogal (modelo Paul) y los tejidos de estilo étnico que ha escogido Celia para acompañar la estancia, con alfombras y fundas de cojín.
Pero ningún detalle escapa a las manos de la diseñadora, porque aunque el salón y el comedor sean lo primero que acaparan nuestra atención nada más traspasar el recibidor, la cocina y los aseos son también piezas clave de la amalgama de estilos y colores que completan un todo en la creación más personal de la asturiana.
"La cocina, me apetecía un montón que fuese de color amarillo y adornarla con un montón de rosas y azules" nos cuenta Celia. El baño también forma parte de esa sensación de 'hogar dulce hogar' que reconoce sentir la diseñadora cuando entra en casa. Con un precioso enladrillado blanco que contrasta con el color amarillo del techo, las plantas marcan una línea vertical que nos anima a recorrer el baño de arriba abajo con la mirada, ayudándonos a apreciar cada uno de los detalles que lo completan. Desde grifos con formas de flores a baldosas con inspiración años 50.
Así, el recorrido desde la entrada hasta cada uno de los rincones de la casa se convierte en una reveladora ruta de todo lo que inspira a la asturiana, dejando al descubierto las influencias y experiencias vividas que han marcado cada uno de sus viajes, desde su estancia en Asia, donde puso los cimientos para levantar su firma de ropa, a otros parajes de América Latina o el norte de África que se han ganado un hueco en el corazón y los diseños de Celia.