Las personas somos seres sociales y por mucho que vivamos en la época de las relaciones fluidas, con eslóganes que abogan por la independencia y el empoderamiento, estamos diseñados por naturaleza para convivir y relacionarnos con otros. Puede que sea ese el motivo por el que la soledad -o sentirnos mal acompañados- sea la principal causa de infelicidad.
De esta premisa parte la psiquiatra y autora de best sellers, Marina Rojas Estapé, que en su libro Encuentra tu persona vitamina, trata de comprender cómo las relaciones sociales o la falta de ellas, influyen en nuestro día a día, en nuestras emociones y, lo que es más importante, en nuestra felicidad.
Porque como ella misma anota en las primeras páginas del libro: "Gran parte de la calidad de nuestra vida depende de cómo nos relacionamos, de cómo somos capaces de querer y de recibir el afecto de otro".
Vivir en estado de alerta nos aisla
En un mundo acelerado, en el que corremos a todas partes y nos pasamos la jornada rodeados de estímulos, el estrés es el pan de cada día. Este estrés no ocurre porque sí, viene dado por una constante liberación de cortisol, la hormona que segrega nuestro cuerpo cuando nos sentimos amenazados y que cumple la función de mantenernos vivos, preparándonos para luchar o huir del peligro.
Es importante comprender cómo influye esto, no solo en nuestras emociones, también en la calidad de las relaciones que tenemos, porque "el hecho de vivir sometidos a situaciones de gran tensión durante mucho tiempo puede desembocar en un estado depresivo" apunta Marian, y añade que "esos altos niveles de cortisol derivan en un aislamiento y en una ausencia de ganas de relacionarnos".
El secreto de la felicidad: las personas vitamina
Y es que si la constante segregación de oxitocina nos aleja de los demás, siendo nosotros seres sociales, el drama está servido.
Nos vemos envueltos en una especie de espiral: el estrés del día a día libera cortisol, por ende el cuerpo nos pide aislarnos, la sensación de soledad nos entristece, el miedo a quedarnos solos nos mantiene alerta y volvemos a empezar. Pero, entonces, ¿Cómo podemos bajarnos de esta rueda que no lleva a ninguna parte?
La respuesta reside en una segunda hormona, la oxitocina, presente en las relaciones e interacciones sociales y ligada con una sensación de bienestar y placer. Y es que como saca en claro la psiquiatra y autora en este libro, existen evidencias científicas de que "cuando aumenta el nivel de oxitocina, disminuye el cortisol".
Es por eso que las relaciones de calidad y contar con una buena red de apoyo es fundamental para sentirnos menos solos, segregar oxitocina y, en definitiva, ser más felices. Pero no olvides lo de 'relaciones de calidad', porque la clave no reside tanto en la cantidad, sino en cómo de fuertes son esos vínculos.
Cómo mejorar tus relaciones para ser más feliz
Hay muchos factores a tener en cuenta a la hora de elegir a quiénes te acompañarán en el viaje que es la vida, aunque sí existen ciertas cosas en las que puedes trabajar y tener presentes para acertar y disfrutar de relaciones que sumen y no que resten:
Entrena la empatía
"Cuando uno se topa con alguien que sufre y siente empatía hacia esa persona, el cerebro segrega oxitocina de forma natural activándose el sentimiento de generosidad". Y es que además de rebajar nuestro propio nivel de estrés, estaremos trabajando por cultivar relaciones más equilibradas.
Si tu primera reacción es la de juzgar y no la de escuchar y comprender, trabajar en ser una persona más empática te ayudará a ti a nivel individual, pero también a crear lazos más saludables.
El contacto físico
Abrazar, acariciar, tocar... son acciones que segregan lo que conocemos como 'hormónas de la felicidad' y, además de hacernos sentir mejor, crea intimidad y refuerza el vínculo con las otras personas.
Así que no tengas miedo de mostrarte cercano y cariñoso con la gente a la que quieres, porque será beneficioso tanto para ti como para ellos: "Ser capaz de expresar afecto a través del cuerpo y de los abarazos ayuda a mejorar la comunicación" explica Marian Rojas.
Trabaja tu autoestima y comprende tus emociones
"Aprender a gestionar las emociones es una de las claves para disfrutar de la vida". La psiquiatra cuenta en el libro cómo acuden a su consulta muchísimas personas que, por muy bien que les vayan las cosas, sienten un gran vació e insatisfacción.
Aprender a gestionar nuestras emociones es fundamental para vincularnos de manera sana con los demás. Este aprendizaje que comienza en la infancia, puede que se haya visto truncado por experiencias y traumas vividos en nuestros primeros años.
Sin embargo, nunca es tarde para trabajar en ese altavoz interno que es la autoestima y el control de las emociones y, sobra decir que la terapia es una manera muy efectiva de hacerlo.