Doctor Carlos Morales Raya
Cortesia

Pensamos que lo único que consigue una piel radiante y sana son los cosméticos buenos, una correcta rutina de doble limpieza y tratamiento faciales en tu clínica de confianza. Pero hay un factor al que no le estamos prestando la suficiente atención: el microbioma de la piel.

¿Qué es esto exactamente? Aunque lo más probable es que todavía no lo tengas controlado, es el protagonista de tu piel y el que decide la mayoría de cosas que ocurren en tu cutis a posteriori.

microbioma
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En concreto, es la comunidad de microorganismos que residen en tu epidermis: bacterias, hongos, virus y otros microbios que protegen y equilibran tu piel desde lo más profundo. Algo así como tu ejército de guerreros frente a los agentes externos, de manera natural. 

Ahora, la industria beauty ha puesto el foco sobre el microbioma cutáneo para que prioricemos las fórmulas con prebióticos y probióticos que respetan y miman nuestro ecosistema bacteriano, no solo para tener una piel sana sino también iluminada.

Para tener controlada esta comunidad de microorganismos en un gesto de autocuidado, hemos hablado con el Dr. Carlos Morales Raya, dermatólogo especialista en acné, estética y láser y fundador de la Clínica Morales Raya y de Raya cosmética, para que nos cuente las claves imprescindibles para controlar el microbioma del cutis. 

¿Por qué es importante el microbioma humano?

PIEL
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Solo hay un microbioma cutáneo idéntico. Cada persona tiene uno único y varía según diferentes factores como la alimentación, el estrés o hasta los productos cosméticos que utilizamos. El reconocido dermatólogo nos explica que este conjunto de microorganismos viven en nuestra piel desde que nacemos y que, en condiciones normales, estos microorganismos conviven en equilibrio y desempeñan funciones esenciales para mantener la salud cutánea.

Funciona como un escudo natural que mantiene a raya todos los patógenos y evita cualquier tipo de inflamación gracias a su refuerzo de función barrera en la epidermis. Por supuesto, esto lo notamos en el aspecto final de nuestra piel: "Cuando nuestro microbioma está sano y equilibrado, la piel luce más luminosa, está mejor hidratada y se vuelve más resistente ante agresiones externas como la contaminación o los rayos solares", indica Morales Raya. 

Es más, el equilibrio cutáneo se percibe a través de una piel suave, sin rojeces ni brotes inesperados. Y en gran parte, se lo debemos a estas bacterias. "Son nuestra primera línea de defensa. Actúan compitiendo directamente contra bacterias y microorganismos dañinos que intentan colonizar nuestra piel. Esto lo hacen ocupando espacio, compitiendo por nutrientes, manteniendo un pH equilibrado (ligeramente ácido) y produciendo sustancias antimicrobianas que impiden que otras bacterias nocivas se instalen", explica el dermatólogo. 

Además, otra de sus funciones es la regulación del sistema inmunológico. ¿Cómo? "Ayudan a entrenarlo, asegurando que la piel no responda de manera exagerada a estímulos externos, reduciendo así el riesgo de inflamación y alergias". 

¿Se puede desequilibrar el microbioma cutáneo?

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La clave para mantener un microbioma equilibrado es tratar de manera suave y delicada nuestra piel. Por eso, debemos de incorporar productos que traten el rostro de manera saludable: "Basta con lavar el rostro dos veces al día con un limpiador suave adaptado al tipo de piel e incorporar productos que contienen prebióticos (que ayudan a alimentar bacterias buenas) o postbióticos (que aportan beneficios directos para mantener el equilibrio bacteriano)", recomienda el Dr. Morales Raya. 

¿Cuáles son los gestos de cuidado facial que más desequilibran tu microbioma? "El microbioma puede deteriorarse por prácticas muy frecuentes como lavarse excesivamente el rostro con jabones agresivos, exfoliarse demasiado en casos de piel seca o sensible, usar cosméticos con ingredientes irritantes en pieles no habituadas o aplicar continuamente productos antibacterianos que eliminan no solo microorganismos malos, sino también los buenos".

A esta desregulación se la conoce como disbiosis y provoca un debilitamiento de la barrera cutánea de la piel y favorecen una proliferación excesiva de microorganismos potencialmente dañinos. Según el dermatólogo, puede producir sensibilidad, irritación crónica, sequedad excesiva, envejecimiento acelerado y aumentar el riesgo de padecer condiciones dermatológicas inflamatorias como acné, dermatitis o rosácea.

Es más, por ejemplo, cuando el microbioma está alterado y sufre de tendencia acneica: "un desequilibrio en las bacterias provoca una inflamación persistente que agrava los brotes. Igual sucede con la dermatitis atópica, ciertas bacterias como el Staphylococcus aureus crecen excesivamente y desencadenan episodios inflamatorios muy molestos, acompañados de enrojecimiento y picor intenso", explica.

Otros factores que influyen en el desequilibrio del microbioma

Por supuesto, el estilo de vida también afecta en esta barrera natural de microorganismos. Dependiendo de si tus hábitos son saludables, la tendrás más a raya. Por ejemplo, el dermatólogo nos señala que pautas debemos de seguir: "descansar adecuadamente, reducir el estrés (que aumenta la inflamación), practicar ejercicio regularmente (que mejora la circulación sanguínea cutánea) y estar en contacto frecuente con la naturaleza (que incrementa la diversidad bacteriana en nuestra piel)".

En cuanto a la alimentación, también afecta. Es más, tiene un papel clave en el microbioma cutáneo. "Existe una relación muy estrecha entre lo que sucede en el intestino y el estado de nuestra piel, conocido como el “eje intestino-piel”. Una dieta equilibrada, rica en fibra, verduras, frutas frescas, ácidos grasos omega-3 y alimentos fermentados (como yogures o kéfir), promueve un microbioma intestinal saludable que se refleja positivamente en la piel, mejorando su luminosidad, hidratación y resistencia a enfermedades inflamatorias", recomienda.

Si buscas un microbioma controlado, evita los azúcares refinados, ultraprocesados y grasas saturadas, ya que, tal y como indica el dermatólogo, puede aumentar la inflamación interna y deteriorar este equilibrio bacteriano.