La distancia entre actrices y actores no sigue sólo el rastro del dinero. Conocemos cómo la industria cinematográfica paga diferente en función del género (en detrimento de ellas). A la vez, sabemos que la edad es un hándicap que pesa sobre los hombros de nuestras estrellas femeninas. ¿Pero y los galardones? ¿Son ecuánimes las academias a la hora de premiar?
En el caso de los Oscar, tras hacer un balance entre los actores y actrices nominados y ganadores en las categorías a Mejor Interpretación (principal y secundario), vemos que la edad importa, con una preferencia por la juventud de las mujeres y la madurez de los hombres.
ELLAS MADURAN 'ANTES'
Los datos desvelan que la edad media de una actriz nominada a cualquiera de las candidaturas (principal o secundaria) es de 38-39 años. Y no está mal, si así se mira: las arrugas cuentan nuestra historia y nos imprimen carácter. El problema viene por la comparación con sus compañeros actores. En el caso de los hombres, esa media sube hasta los 45-46 años, dejando en evidencia la brecha de género. ¿O es que será verdad el dicho de que ellas 'maduran' antes?
Lo que estas cifras demuestran una vez más es la existencia de un estigma que relaciona edad y éxito de la mujer. Ellas suelen ser apartadas de la primera línea de Hollywood conforme van cumpliendo años. Una discriminación que abona movimientos como #MeToo por los abusos sexuales o el famoso #AskHerMore de los Premios Oscar de 2015, con el que se reivindicaba que las actrices son más que un vestido.
La noche del 4 al 5 de marzo veremos si los candidatos y ganadores de la 90 edición continúan o no esta tendencia. Por lo pronto, ya cuentan con el actor más longevo nominado hasta la fecha, el gran Christopher Plummer, que a sus 88 años opta de nuevo a la estatuilla por su interpretación en la película Todo el dinero del mundo. Un récord con el que gana por un año (cómo no...) a Gloria Stuart, la mujer más anciana nominada a un Oscar, por Titanic: lo fue con 87 años.