Es pensar en ella y suspirar, porque lo siento, pero es la serie más vista de Netflix, tiene a dos actorazos de categoría y el argumento es tan disparatado que simplemente funciona: ¿qué hace un rabino saliendo con una podcaster que habla de temas de sexo? Simplemente enamorarse, y así es como Nadie quiere esto ha conseguido que nos creamos esta historia.
Y no, pese al enfado de todo el fandom, no ha ganado ningún Globo de Oro, pero no los necesita, porque es una serie que cuenta con todo el cariño de varias generaciones que han dado nombre al Fenómeno Adam Brody.
De qué va Nadie quiere esto
Protagonizada por Kristen Bell y Adam Brody, la trama sigue a Joanne (Bell), una podcaster agnóstica que aborda temas de sexo y relaciones sin tapujos, y a Noah (Brody), un rabino poco convencional que acaba de finalizar una relación. El encuentro fortuito entre ambos desencadena una relación que desafía sus diferencias culturales y religiosas, explorando las complejidades de un amor improbable en un contexto contemporáneo.
Creada por Erin Foster, la serie se inspira en experiencias de la vida real, aportando autenticidad a la dinámica entre los personajes. A lo largo de diez episodios (que te los verás en una tarde, avisada quedas), la narrativa equilibra el humor y la emotividad, ofreciendo una visión fresca sobre las relaciones modernas y los desafíos que conllevan las diferencias de creencias y estilos de vida.
Las teclas exactas de la Gen Z
Es como si de repente alguien hubiera dado con las teclas exactas de los problemas amorosos y las inquietudes sociales y propias de las generaciones del hoy. Es cierto que este género tiende a fallar (en ocasiones) a favor de los clichés que tantos nos gustan a los fans de la romcom y que tan bien funcionan.
Sin embargo, esta producción va un paso más allá, atreviéndose a representar los dramas de la sociedad moderna, hablando abiertamente de sexo, consoladores, religión, valores… Y enfrentándolos para demostrar que la guerra entre ambos no existe. Son temas que ya se hablan en el día a día, pero que todavía el cine y las series no habían expuesto con tanta libertad de imagen. Al menos hasta ahora.
El Fenómeno Brody
Queridas, ya lo habías visto en The O.C. y te enamoraste como lo hice yo, pero luego, por si fuera poco, también representó al novio perfecto de Lane en Las chicas Gilmore (por supuesto, Rory, ni se fijó en él).
Lo de Adam Brody es una labor social. No es que sea como un buen vino que mejora con los años, que también, sino que, además, siempre está dispuesto a hacerte recordar que las chicas listas se quedan con los chicos buenos, derribando el cliché (pasado de moda) de hacer irresistibles a chicos emocionalmente irresponsables y con problemas de autoestima que definitivamente necesitan ir a terapia. Las chicas queremos un Brody en nuestra vida, aunque este sea rabino.