¿No te has preguntado qué pensaría tu abuela, si le contaras que para ir a un evento de noche, has decidido sacar de tu armario un precioso vestido lencero de seda y encaje? Esta tendencia que para ti es de lo más cool y sofisticada, pero para ella, lo más probable es que sea un despropósito.
Desde hace un par de años (porque no acabamos de descubrir América) el vestido lencero y en su extensión, toda pieza que emane a ropa interior, se ha convertido en símbolo de sensualidad. A medida que desfile tras desfile vamos acostumbrando nuestro ojo, dejamos de asombrarnos si vemos chicas luciendo al descubierto bodies, corsés, camisones, o pijamas.
Si al principio estas prendas principalmente se nos presentaban en tejidos de efecto satinado, este otoño llegan vestidos lenceros en lúrex, terciopelo, cuero, muselina o chifón, y con lentejuelas. Cambia la piel pero no el cuerpo: es un vestido lánguido con tiras finas. Una influencia que toma como referencia formas del vestuario del ballet, o rescata de la época victoriana rescatamos tejidos como la muselina y chifón, rematados con encaje de chantillí.
Chanel, Roberto Cavalli, Dolce&Gabbana, Stella McCartney, Versace, Valentino y sobre todo Alberta Ferretti caen esta temporada rendidos a su capacidad de generar misterio y sensualidad. ¿Lo repasamos?