Si nombramos a Madonna, hablamos de música, de moda y de cultura. Nadie como ella ha sabido reinventarse y salir de su zona de confort, para atreverse a interpretar otros géneros más allá del que ocupa su reinado. Fue precisamente a finales del año 2000, que lanzó el videoclip de ‘Don't Tell Me’, sí, aquel que filmó Jean-Baptiste Mondino en Los Ángeles y en el que aparecía la ataviada como una cowgirl caminado sobre una cinta en una carretera en medio del desierto, y cantando esa canción con aire country que seguro recuerdas.
El videoclip ganó sendos premios en la escena musical y consiguió que la estética vaquera volviera a estar de moda gracias a esos tres looks con los que baila aquella coreografía del todo pegajosa. Lo que quizá hemos olvidado, es que fueron los gemelos Dean y Dan Caten quienes crearon el vestuario, colocando a Dsquared2, para siempre, en la historia.
No sólo eso, fueron ellos los elegidos para diseñar todo lo que la ambición rubia lució durante su gira ‘Drowned World Tour’ de 2001, por lo que no debería sorprendernos que durante su desfile en la Semana de la Moda de Milán, y para conmemorar sus 30 años, todo tuviera un regusto a la iconografía de la artista.
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30 años de un reinado que ha dejado huella
Dean y Dan Caten, los gemelos canadienses detrás de la firma, han convertido la Semana de la Moda de Milán en una fiesta de la moda sin concesiones, donde el exceso y las referencias fueron los protagonistas. En su show aniversario, Obsessed2, la cultura pop de los 70, 80 y 90 estuvo más que presente con guiños a su propia historia y una puesta en escena más propia de un macroconcierto, con Doechii abriendo y cerrando el desfile.
Una pasarela que era más bien un escenario. Un McLaren, un Porsche y hasta un coche de policía hacían las veces de telón de fondo mientras modelos y celebrities emergían al ritmo de la música. Irina Shayk, Isabeli Fontana, Amelia Gray, Alex Consani, Tyson Beckford o NLE Choppa, han las ‘partners in crime’ de un desfile que quedará grabado en la historia de la moda.
Una colección llena de referencias
La colección otoño/invierno 2025 fusionó las raíces norteamericanas de los diseñadores con la artesanía italiana en una propuesta que miraba tanto al pasado como al futuro. Los códigos de Dsquared2 estuvieron todos ahí: denim total look, guiños al western, corsés combinados con minúsculos shorts, vestidos de malla transparente con abrigos acolchados, pedrería, camisas de cuadros y una reinterpretación de su icónica bota con tacón de cuchilla. Hubo también colaboraciones con firmas como Magliano, Vaquera, Better, Ducati.
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Las referencias a la cultura pop fueron una constante. De Cher, recordando aquel mono que lució en la Gala MET de 1974, hasta modelos pintados como Kiss, o la estética de YMCA, sin olvidarnos de la reina del pop, Madonna. Cada look era un homenaje a los excesos estilísticos de décadas pasadas, adaptados a la estética desenfadada y provocadora de Dsquared2.
El momento culminante de la noche fue protagonizado por Naomi Campbell, quien hizo su aparición estelar con un ajustadísimo conjunto de cuero negro, botas mosqueteras y su inconfundible magnetismo. Un look con aires de motorista que encapsulaba a la perfección el ADN de Dsquared2: sexy, atrevido, descarado. Y es que si hay alguien capaz de sostener la esencia de la firma sobre sus tacones de aguja, es ella. No es la primera vez que Naomi colabora con la marca, pero en esta ocasión su presencia tenía un peso especial. Su sola aparición fue suficiente para que la noche pasara de memorable a legendaria.
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El desfile culminó con una escena que pasará a la historia de la Semana de la Moda de Milán. Brigitte Nielsen irrumpió en la pasarela para “arrestar” a Dean y Dan por “delito de exceso cool”, llevándose consigo a los creadores entre risas y ovaciones. Un final que encapsula a la perfección lo que ha sido Dsquared2 en estos 30 años: una marca que no pide permiso, que juega con la provocación y que ha hecho del descaro su mejor aliado.
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Si algo ha quedado claro en esta celebración es que Dsquared2 no es solo moda. Es actitud, es pertenencia, es ese deseo inconfesable de formar parte de una estética que no pide perdón. Y después de esta noche, es imposible no estar Obsessed2 con ellos.