Con Saint Laurent se ha dado por concluida la Semana de la Moda de París. A lo largo de 11 días hemos podido asistir a 72 desfiles oficiales y otros 37 de firmas más pequeñas, que han plasmado sus propuestas de lo que llevaremos en otoño-invierno 2025. Ahora toca ser honestos y hacernos eco de la tónica algo descafeinada de los desfiles, salvada por algún atisbo de originalidad, el maximalismo de Alessandro Michele, o la expectación que han suscitado las despedidas, bienvenidas y algún que otro momento memorable.
Lo más interesante, por qué no admitirlo, es el juego de tronos que continúa dando de qué hablar este 2025. Queda de manifiesto que seguiremos viendo cómo los grandes diseñadores dejan unas firmas por otras, tal y como demuestra el adiós de Donatella Versace, quien le deja el puesto de director creativo a Dario Vitale o la inesperada incorporación de Demma a Gucci tras abandonar Balenciaga. Precisamente en París, hemos asistido a los que podrían ser los últimos desfiles de Maria Grazia Chiuri en Dior y de Jonathan Anderson de Loewe (aun sin confirmar), así como al estreno de Sarah Burton en Givenchy, Julian Klausner en Dries Van Noten o Haider Ackermann al frente de Tom Ford.
Pero lo sensato ahora es dejar que el río corra y centrarnos en la moda, en analizar lo que los grandes creativos vislumbran de cara al otoño, y podamos así preparar nuestros armarios con tiempo. Advertimos, eso sí, que se prevén pocos cambios, lo cual resulta de lo más motivador de cara a rescatar muchas de las prendas que hemos llevado en temporadas pasadas.
Vuelven los lazos (o quizá nunca se fueron)
Uno de los desfiles más elegantes que hemos visto es, como no, el de Chanel, que fiel al tweed, las camelias y las perlas, incorpora nuevos códigos en forma de transparencias, prendas de punto y una narrativa que navega entre la estética victoriana y los toques más urbanos. Uno de los elementos clave de la colección han sido los lazos, bien sea envolviendo al cuello, en el pelo, en los puños y mangas, en el bajo de las chaquetas o en forma de trampantojo que se cuelan en prendas de punto ajustadas.
Pero no es la única maison que se decanta por esta estética coquette. Se suman Valentino, que lo añade como detalle en muchos de sus looks barrocos y recargados; o Victoria Beckham en jersey de lana con cuellos que simulan una lazada.
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Inspiración lencera: todo a la vista
Chloé o Zimmerman nos proponen vestidos lenceros de estética boho que nos invitan a soñar. Aunque no son, ni de lejos, las únicas prendas de ropa interior o de cama que hemos visto sobre pasarela. Desde referencias sutiles como las de Victoria Beckham, que sugiere looks que dejan asomar las medias al muslo, hasta los ligueros de tachuelas metálicas de Coperni; la reflexión obligada gira en torno a los límites de la intimidad, cada vez más diluidos.
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Aunque para maestro de esta dualidad entre lo velado y lo desvelado está Alessandro Michele y su propuesta para Valentino. Vemos bodis desabrochados por encima de las medias, corsés y sujetadores vistos, y todo con la sutileza del encaje y la seda, tejidos a priori más íntimos, como protagonistas absolutos.
Transparencias y encajes
De la mano de la lencería llegan los encajes, esos mismos con los que Valentino parece cubrir a muchas de sus modelos, al igual que lo hace Saint Laurent, Chloé o Zimmerman. Todos, dándole a este tejido el lugar que merece en forma de looks barrocos, cargados, divertidos y bastante seductores. Aunque si tenemos que elegir nos quedamos con el maravilloso homenaje al Orlando de Virginia Wolfe, que Dior ha hecho sobre la pasarela, donde los miriñaques, los corsés y los encajes hablan de la fluidez más allá de las prendas.
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Por su parte, Chanel se rinde como nunca al encanto de las transparencias. Faldas de tul que parecen bailar, blusas que revelan más de lo debido, y una especie de halo translúcido en muchas de sus modelos. A esta sensual propuesta se sumaron Givenchy (bravo Sarah) o Victoria Beckham que vuelve a apostar por el cut out.
Sí al denim
El tejido sempiterno nunca nos defrauda. Balenciaga, Coperni, Valentino, o incluso Schiaparelli, con un conjunto en negro desgastado, saben que es la mejor manera de democratizar la moda. Chanel, por su parte, prefiere la elegancia de camisas en dégradé que se combinan con vaqueros holgados,
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Hablemos de un print, el animal
El leopardo no pretende dejar de estar presente en los desfiles de los mejores diseñadores. Si penamos que ya lo había dado todo en 2024, estábamos muy equivocados porque Saint Laurent lo rescata de una manera muy particular: con blusas y faldas plastificadas que aportan un extra de estructura al cuerpo. Zimmerman prefiere los vestidos gaseosos que parecen volar, mientras que Valentino prefiere prendas abrigadas, felinas y acogedoras, que se suman a su estética setentera.
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Nos son las únicas constantes, claro. A los colores predominantemente oscuros, se les unen destellos coloridos, ácidos y con un punto lúdico de Givenchy —con ese vestido abullonado en amarillo lima—, Saint Laurent, que se decanta por el fucsia, el morado, el mostaza y el verde; o un par de piezas que Balenciaga incluye en rosa y azul chillón.
La estética propia de la bohemia de los años 70, los excesos en joyas, los volantes románticos o las plumas, también piden permiso para entrar en nuestra lista de deseos. ¿Los dejarás pasar?