La alta costura es un pequeño ecosistema capaz de reproducir a través de sus creaciones, lo que sucede más allá de sus fronteras, permitiéndose transitar entre los distintos escenarios en los que representamos nuestras vidas.
Aunque si hay un medio en el que se siente especialmente cómoda, es en la naturaleza, tal vez porque ha sido la inspiración primigenia de toda obra, o por el mero hecho de querer imitar su belleza inmutable y perdurable. Sea como sea, la flora y la fauna a menudo se extienden al mundo de la moda, dando como resultado una simbiosis perfecta entre ambos.
Será por ello que con motivo de las colecciones de Alta Costura otoño-invierno 2024-25 en París, la maison Roger Vivier ha querido venerar, en forma de joyas de la naturaleza, a las criaturas salvajes en miniatura que aparecen en el tercer capítulo de Pièce Unique.Se trata de un escaparate enrarecido de alta marroquinería diseñado por el director creativo Gherardo Felloni bajo el título Petites Merveilles, donde los visitantes de la boutique parisina de la marca, descubrirán un museo natural efímero en el que bolsos Viv' Choc y chalecos de seda únicos se muestran como obras de arte.
Petites Merveilles entrelaza la belleza etérea de los insectos y su flora con la exquisita artesanía de la alta costura. Felloni impregna cada creación con talismanes, valiéndose de mariposas y abejas, hasta escorpiones y arañas, escarabajos y luciérnagas, todos se transforman en brillantes diseños ricos en colores, texturas y formas figurativas.
16 bolsos únicos y 4 chalecos dan lugar a una historia que va de lo micro a lo macro, del día a la noche, del frondoso bosque verde al árido desierto, hilvanando paisajes de cristales y abalorios en forma de racimos de escarabajos iridiscentes, alas de mariposa azul pavo real adornadas con pedrería, o un mosaico nacarado de plumas blancas como la nieve.
La historia de amor entre la alta costura y la entomología
La alta costura siempre ha visto una fuente de inspiración en esos caparazones iridiscentes y las alas coloridas del mundo animal. Para la colección couture de primavera en 1997, Thierry Mugler vistió a sus modelos con enormes gafas de sol, corsés en forma de insectos y antenas; y en el último desfile de Balenciaga, Demna apostó por unas máscaras de mariposas que salían de los ojos a modo de complemento estrella, con permiso de los sombreros XXL.
La última Gala MET en la que el código de vestimenta fue "El Jardín del Tiempo, también nos dejó algún guiño al reino de los invertebrados, como las alas que salían de los ojos de Ariana Grande, o el Versace vintage con el que la modelo Iris Law se convertía en una mariposa fluida y etérea.
Aunque el uso de los insectos en la moda ha existido siempre. Se remonta al Egipto Antiguo, donde usaban amuletos en forma de escarabajos que simbolizaban la resurrección y la protección, mientras que en Grecia y Roma las abejas formaban parte destacada de la joyería. Pilar Lobato, CEO y fundadora de Joyas Antiguas Sardinero, explica que la era Victoriana (siglo XIX), fue un periodo destacado para la joyería de insectos.
“La reina Victoria misma tenía una fascinación por los insectos y a menudo llevaba joyas que los representaban. Los broches, pendientes y collares con formas de abejas, libélulas, mariposas y escarabajos se volvieron extremadamente populares”.
El Art Nouveau (finales del siglo XIX y principios del siglo XX), que trajo consigo un enfoque en los diseños naturales y orgánicos, convirtiendo a estos pequeños animales en la musa central para los joyeros, que crearon piezas intricadas y fluidas, inspiradas en mariposas, libélulas y escarabajos. René Lalique y otros joyeros famosos de la época utilizaron esmaltes, opales y otros materiales para crear efectos realistas y coloridos.
Ya en el siglo XX, explica Lobato, los estilos variaban desde el art déco hasta el modernismo y tanto las técnicas como los materiales, permitieron aún más creatividad y diversidad en las creaciones.
“Hoy en día, los insectos en joyería siguen siendo populares tanto en la alta costura como en la moda cotidiana. Los diseñadores continúan reinterpretando estos motivos, combinando técnicas tradicionales con enfoques modernos. La joyería inspirada en insectos no solo destaca por su belleza y artesanía, sino también por su capacidad para capturar la fascinación humana con el mundo natural y su simbología rica y variada”, arguye Pilar Lobato.