Si existe una noche para capaz de hacernos soñar, esa es la que ocurre el primer lunes de mayo de cada año, cuando las escaleras del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York se viste de gala para recibir a los más deseados. Artistas, diseñadores, modelos, actores y cantantes, reinterpretan el dress code de turno en un alarde de imaginación y una puesta en escena teñida de dramatismo, de la que sólo son capaces aquellos que conservan ese espíritu lúdico de la infancia.
La exposición de este año, ‘Sleeping Beauties: Reawakening Fashion’, daba paso a un código de vestimenta titulado ‘El Jardín del tiempo’ —inspirado en la obra distópica y de un romanticismo sombrío de J.G. Ballard—, que hacía presagiar muchas flores y algún guiño al incesante tic, tac que nos acompaña durante toda la vida. Aunque más allá de lo imposible de los diseños y la excentricidad, los Óscar de la moda también marcan las firmas, nombres, colores y cortes a los que debemos prestar atención.
El ‘nacked dress’ y las transparencias
Los anfitriones de la gala se convierten en el foco de atención y suelen poner las bases de las tendencias que veremos durante los siguientes meses. En esta ocasión, fue Jennifer Lopez quien sentó cátedra de cómo lucir un vestido transparente de encaje y pedrería, siendo una de las más elegantes de la noche. El modelo fue hecho a medida por Daniel Roseberry, director artístico de Schiaparelli y lo combinó con joyas de Tiffany & Co. y zapatos de Andrea Wazen.
Por su puesto que no fue la única que optó por dejar entrever su figura, Emily Ratajkowski tiró de un vestido de archivo con una pieza de Atelier Versace de la colección otoño invierno de 2001. El diseño semitransparente y cristalizado, dibuja una flor sobre el cuerpo en una forma de demostrar por qué es la reina del ‘nacked dress’.
Por su parte, Elle Fanning optó por un vestido escultural semitransparente de Balmain, que la hacía parecer una reina del hielo. El diseño llevaba dos pájaros en los hombros y caía una falda fluida a través de la cual se podían adivinar sus piernas.
Kendall Jenner es otra de las celebrities que marca tendencia, y lo hace con llamativos atuendos que siempre sacan su lado más sensual. Este año se ha decantado por un vestido de archivo de Givenchy de 1999 de cuando Alexander McQueen fue su director creativo.
Está confeccionado en tul color nude y cubierto de más de 100 mil piezas de lentejuelas y cuentas bordadas a mano y lo que hace especial este diseño es que es la primera vez que alguien se lo pone, ya que la colección original se presentó en maniquíes.
Dua Lipa también apostó por las transparencias con un vestido de encaje de Marc Jacobs en color negro, con clara inspiración vampírica y detalles de corsetería. El complemento lo puso una espectacular boa de plumas, que le dio ese toque divertido a un look que abraza la parte más distópica y sombría del tema de la gala.
Volúmenes y caderas marcadas
Si hay tuviéramos que decir una firma que ha triunfado en la MET Gala 2024, sin duda sería Maison Margiela que, gracias a la magia de John Galliano, ha conseguido vestir a las más deseadas de la noche, aka Zendaya o Kim Kardashian. A esta última la enfundó en un corpiño plateado de pronunciado escote corazón, al que le seguía una falda de flores metálicas que dejaban ver sus piernas a través del calado.
El modelo era de esos que (literalmente) corta la respiración, marcando la silueta reloj de arena que tanto le gusta destacar a la primogénita de las Kardashian (y que vimos en el último desfile de la maison que dirige el de Gibraltar), haciendo, de paso, una referencia a ese tiempo que inspiraba la alfombra roja. Completó el look con una chaqueta de punto gris desgastada, en lo que muchos consideran otro guiño a la temática.
Después de un año arrollador, la cantante Karol G hizo su debut en la MET Gala con un vestido de Marc Jacobs de pedrería y gasa en tonos dorados, que reunía todas las tendencias de la noche: brillos, transparencias y volumen, esta vez en las caderas. La bichota completó el look con las icónicas plataformas The Kiki, de Marc Jacobs, un collar en a modo de tiara de la firma de alta joyería de Messika (como el resto de sus joyas) y, sí, unas orejas de elfa, en una clara referencia a esos jardines de los cuentos clásicos.
Otra de las que se sumó a la tendencia de jugar con las formas fue Amanda Seyfried, quien lució un vestido plateado con aplicaciones de flores firmado por Prada, que añadía volumen en las caderas.
Aunque si hay alguien que le ha dado una vuelta de tuerca al famoso robe à la française, esa ha sido Demi Moore y el diseño de Harris Reed para Nina Ricci, en el que la actriz se enfundó un vestido en forma de corazón en color negro, con enormes peonías rosas. El diseñador confiesa que fue fabricado con un tapiz de seda vintage de archivo, pintado a mano y bordado en lo que parece una verdadera obra de arte.
La modelo del momento, Amelia Gray, apareció con un vestido terrario lleno de rosas e iluminado, que si bien dio mucho de qué hablar, representa a la perfección el espíritu de la noche. El diseño es de Danyul Brown y la rigidez del vestido llena de curvas a Gray.
Escotazos espectaculares en un jardín muy sensual
Uno de los diseños más especiales de la noche —aunque algo alejado de la temática— puede que sea el que lució Nicole Kidman: un vestido inspirado en una creación del maestro Cristóbal Balenciaga para la colección primavera-verano 1951. La modelo Dorian Leigh lució ante la cámara de Richard Avedon el diseño confeccionado en tafetán de seda con organza de seda plisada y piqué de algodón, y anoche Demna (actual director creativo de la firma, lo reinterpretaba para la actriz en un intento por demostrar que la huella del de Getaria sigue viva.
Gigi Hadid también lució escote de vértigo (y silueta marcada), aunque su vestido merece especial reconocimiento al equipo de 20 artesanos que dedicaron 5 mil horas a bordar a mano 2,8 millones de microesferas que lleva el modelo diseñado por Thom Browne.
Bajo un abrigo blanco de moaré de seda con ribetes de satén duchesse negro y adornado con rosas amarillas en 3D, estaba el vestido con corsé blanco y hombros descubiertos, que podemos decir sin temor a equivocarnos, es una obra de arte andante.
Siluetas clásicas
Además de los corsés, la inspiración robe à la française y los grandes volúmenes, podríamos decir que algunas celebs han preferido optar por vestidos de corte clásico para emular el tema de la noche. Por extraño que parezca, Kylie Jenner ha sido una de ellas, quien ha dejado a un lado cualquier atisbo de dramatismo apareciendo con un vestido color marfil hecho a medida por Oscar de la Renta, con una cola abullonada.
Al igual que su amiga, Rosalía, que apostó por un vestido negro firmado por Maria Grazia Chiuri para Dior, de estética sartorial. El top palabra de honor con botones en el centro y cinturón, marca la silueta femenina que se alarga con una falda recta y una larga cola redondeada.
El tocado de Stephen Jones en forma de pañuelo de red estructurado, le añade ese halo enigmático al diseño en lo que es, según palabras de la cantante, “el preludio de un sueño y para mí Monsieur Dior redespertó la moda. Esta noche estoy celebrando a Dior y por eso soy un tulipán negro”.
Más siempre es más en la MET Gala 2024
No podemos dejar de mencionar algunos de los vestidos más voluminosos de la noche, como el Chanel de Penélope Cruz, el diseño de Givenchy de 1996 firmado por John Galliano con el que reapareció Zendaya, el Carolina Herrera rojo con el que Shakira aparecía por primera vez en el Metropolitan o el romántico diseño de Miu Miu de Sydney Sweeney.