“El mal gusto asumido como estética”. Así definió a principios de los noventa el estilo de Lola Flores el prestigioso escritor Terenci Moix en su libro Suspiros de España. Lo que entonces pudo ser entendido como tal por algunos, es ahora reivindicado como parte del legado de la Faraona.
Cien años después del nacimiento de María Dolores Flores Ruiz, el 21 de enero de 1923 en Jerez de la Frontera, el exceso y transgresión que caracterizaron su forma de entender la moda no solo siguen vigentes sino que inspiran el estilo de artistas contemporáneas y colecciones de diseñadores patrios como Leandro Cano o Luke Martin, al frente de la firma House of Luke Martin. “Suelo ponerla de fondo en el taller”, cuenta a InStyle el primero, que en 2020 presentó en París una colección inspirada en las folclóricas con Lola Flores como gran protagonista. “No había nada ni medio parecido en ese momento a lo que fue ella. Toda su estética era muy fuerte y tan diferente que creó tendencia y todo un estilo de vida”, añade sobre el fenómeno el jienense.
Vestida por la diseñadora Asunción Bastida el día de su boda con El Pescaílla y por modistos como Tomás García y Alfonso Fernando Martínez cuando se trataba de pisar los escenarios, era ella misma, sin embargo, la que diseñaba muchos de sus trajes y batas de cola.
“Ella se dibujaba los vestidos. Cogía un papel y decía: ‘este vestido lo quiero así”, confirmaba su hermana Carmen. Autora de un estilo tan adelantado a su época como muchas de las frases que dejó para el recuerdo y que ya son parte de nuestra memoria colectiva, Lola Flores influye hoy en día en el repertorio –y en el armario– de artistas contemporáneas como Rosalía, María José Llergo o María Peláe. A nivel estilístico ninguna puede ser considerada, sin embargo, como una auténtica heredera porque “Lola es inimitable y única”, opina Cano. El diseñador Luke Martin concuerda: “Creo que si alguien intentase ser ella no lo conseguiría. Esa fórmula no puede funcionar porque Lola Flores solo hay una”.
Las claves del estilo de Lola Flores
A pesar de esa innegable genuinidad basta con repasar su fascinante archivo fotográfico para encontrar ejemplos de prendas, accesorios y tendencias que ella llevó antes que nadie y que, un siglo después de su nacimiento, siguen inspirando a artistas célebres y mujeres anónimas. Repasamos a continuación las claves de un estilo que ha trascendido al mito.
Pendiente grande (ande o no ande)
“Perdón, pero se me ha caído un pendiente y no lo encuentro […] Ustedes me lo vais a devolver porque mi trabajito me costó”. Pronunciando esta frase mientras daba vueltas sobre el escenario del madrileño Florida Park, Lola Flores convertía sus joyas en protagonistas de su aparición en el programa televisivo ‘Esta noche fiesta’ en 1977.
Una anécdota que da buena cuenta de la importancia que las piezas de oro y brillantes tuvieron para La Faraona, que invirtió gran parte sus ganancias como cantante y actriz en nutrir su joyero. Símbolo de su esfuerzo por prosperar en la vida (en su tiempo las folclóricas preferían invertir en joyas que en ladrillo), las alhajas excesivas –con especial mención a los pendientes XL– fueron una de sus grandes señas de identidad. “Su gusto particular por la ornamentación es una de las claves que mejor definen su estilo”, opina Luke Martin. Hoy muchas de esas piezas bien podrían estar en el moodboard de firmas internacionales.
Una manicura perfecta antes de las uñas acrílicas
Décadas antes de que C. Tangana cantase aquello de “Me han dejado cicatrices por todo mi cuerpo tus uñas de gel” en referencia a la manicura grandilocuente popularizada por artistas como Rosalía y siempre presente en las apariciones de otras cantantes como Nathy Peluso o Bad Gyal, la jerezana ya había hecho de su manicura perfecta una de sus señas de identidad. Lola solía lucirla en color rojo y más corta y discreta que lo que marcan ahora las nuevas reglas del nail art. Imposible apartar de sus uñas la mirada cuando movía sus manos con su característica garra e imposible también olvidarla como referencia estética de la actual pasión por el autocuidado.
Minifaldas y escotes potentes a cualquier edad
Si bien es ahora cuando se reivindica que una mujer pueda ponerse prendas ajustadas o sensuales sin importar su fecha de nacimiento, ella ya se encargó de adelantarse a su tiempo llevando aquello que le venía en gana saltándose las absurdas reglas marcadas por lo que se consideraba adecuado o no a determinada edad. “Con los años cada vez fue más de enseñar pierna y canalillo”, apunta el diseñador Palomo Spain en la docuserie Lola de Movistar +. “Con esas piernas cualquiera se pondría unos minishorts”, apostilla Alaska en el mismo formato. Lo cierto es que, a excepción de su barriga, que según su sastre de confianza Tomás García prefería mantener en un segundo plano, la Faraona no dudó en enseñar piel derribando estereotipos y reivindicando su feminidad y fuerza a la hora de vestir.
El mantón de manila que inspiró a Rosalía
Cuando Rosalía se plantó en la gala Met con un traje inspirado en el tradicional mantón de Manila firmado por el diseñador Rick Owens, la catalana quiso dejar clara su referencia compartiendo en su cuenta de Instagram una imagen de Lola Flores ondeando al viento un mantón de Manila blanco. Símbolo de la tradición española, esta prenda no faltó en múltiples versiones en el armario de la Faraona siendo también los flecos un adorno omnipresente en muchos de los estilismos con los que se subía a los escenarios. “Para mí su look más icónico es el que llevaba el día que perdió el pendiente en el Florida Park”, cuenta a esta revista el diseñador Leandro Cano haciendo alusión a un vestido de escote asimétrico repleto de flecos blancos y rosas con los que la bailaora parecía volar encima del escenario.
El eyeliner a lo Cleopatra
El maquillaje de la artista sigue resultando hoy tan actual como favorecedor. La cantante solía enmarcar el particular brillo de su mirada –“estoy guapa porque el brillo de los ojos no se opera”, le dijo una vez a Jesús Quintero– con un marcado eyeliner negro que rasgaba aún más sus facciones. Este trazo azabache a juego con su voluminosa melena la acompañó durante toda su trayectoria combinándose con atrevidas sombras de colores en los años ochenta o delimitando su inseparable ahumado negro.
El ‘más es más’ como mantra
Minimalismo es probablemente el mejor antónimo del armario de la jerezana. En sus looks todo sumaba: siempre más joyas, más brillos, más volantes, más volúmenes y más metros de tela. “Todo iba a tope de metros de gasa, de volantes y de flecos. La tienda donde compraba los tejidos se quedó sin organza y la factura de algunos de sus trajes era como para comprar un cortijo”, declaró el diseñador Tomás García. Más allá de las grandilocuentes batas de cola que lucía en sus actuaciones, Lola era amante de los excesos en cualquier momento y ocasión. “Ella fue la primera en reivindicar que no hacía falta llevar siempre bata de cola para ser flamenca. Llevaba vestidos muy ochenteros, fruncidos en el centro y con mucho volumen en los hombros. Recuerdo uno dorado de lamé y otro azabache bordado que están entre mis favoritos”, reconoce Leandro Cano.
El estampado animal que simbolizaba su carácter
Si bien el animal print más que una tendencia pasajera es un estampado atemporal que vuelve a las pasarelas y escaparates temporada tras temporada, Lola Flores contribuyó a ponerlo de moda. “Le gustaban los leopardos, los tigres, las panteras”, confirma el sastre Tomás García que ejecutaba y traducía los excesos de Lola en las prendas más atrevidas. Aunque los lunares fueron grandes protagonistas de muchas de sus apariciones como buena andaluza y flamenca, el estampado animal contribuyó a trazar una personalidad estilística que un siglo después de su muerte sigue más vigente que nunca. Una muestra más de su temperamento salvaje dentro y fuera del escenario.