Todas las veces que Nicola Coughlan demostró ser un icono de estilo: analizamos al personaje de moda

Con la tercera temporada de ‘Los Bridgerton’ recién estrenada y el vaivén de sus personajes por programas y alfombras rojas para promocionarla, hemos vuelto a recuperar la sonrisa y ese optimismo propio del sello Shondra Rhimes que, si bien es cierto que ha delegado en su colaborador y amigo Chris Van Dusen esta nueva entrega, su espíritu lo impregna todo.

Aunque la estética regencycore va a salpicar nuestros estilismos más veraniegos, no lo hará con tanto fervor como lo hizo en 2021, cuando conquistó las pasarelas con sus vestidos de corte imperio, las mangas farol, esos escotes pronunciados a ras del busto y maxijoyas. Firmas como Erdem, Simone Rocha, Chanel o incluso Jacquemus, nos hicieron soñar que todo valía y que cuanto más, mejor.

En 2024 la fiebre del estilo de la Regencia llega en forma más sutil, aunque al mismo tiempo más sugerente; una transformación que coincide con la que experimenta Penelope  Featherington —el personaje que interpreta Nicola Coughlan—, dejando atrás aquellos vestidos tan excesivos como poco favorecedores, y apostando por una estética más sensual. 

“No quiero volver a ver un color cítrico nunca más”, exclama la protagonista durante una noche de insomnio, en una verdadera declaración de intenciones al más puro estilo de Escarlata O’Hara, abriendo paso a la nueva Penelope. John Glaser, el encargado del vestuario de la nueva temporada, reconoce que se han tomado la licencia de avanzar hasta 1817 para eliminar la cintura imperio, bajándola unos centímetros y creando un efecto más sofisticado.

El amarillo, naranja y verde lima, son sustituidos por los verdes oscuros, los azules tornasolados y la amable neutralidad del beige, rosa palo o el gris; mientras que observamos que el pelo de la protagonista se torna más rojizo, y cada una de las prendas que utiliza son más delicadas, borrando de un plumazo ese regusto hortera y barato que rodea a la familia Featherington.

Nicola Coughlan: un estilo que queremos copiar

Si los looks de Penelope te parecen fascinantes, los de Nicola Coughlan te harán caer rendida a los pies de una de las mujeres que ha conseguido derribar algunos de los estigmas en relación con el cuerpo y la moda. La actriz es una de las asiduas del front row de diseñadores como Richard Quinn, Emilia Wickstead, Christopher Kane o Erdem, donde la vemos siempre impecable y haciendo ese necesario balance entre las prendas de tendencias y los clásicos infalibles. 

Para Nicola el rosa es su color fetiche, un color que a las rubias les sienta de maravilla. Es capaz de llevarlo a la alfombra roja con un diseño tan majestuoso con el que le hizo Richard Quinn para su debut en la Gala MET 2022. El color rosa combinado con el negro, las aplicaciones joya, las plumas y una capa a juego, nos transportó hasta el lujoso siglo XIX. ¡Estaba radiante!

De rosa también la hemos visto en los BAFTA del 2019 con un vestido recto de Alex Perry que le quedaba espectacular, o con ropa low cost de firmas como Top Shop o Asos, de las que se declara fan absoluta. 

Para presentar la tercera temporada de ‘Los Bridgerton’, la irlandesa ha apostado por una estética más sartorial, de trajes chaqueta, blusas con lazadas al cuello y mucho blanco, tanto, que muchos hablan de spoiler detrás de la elección del color nupcial.

La encargada de hacer que Nicola esté en boca de todos es su estilista, Aimée Croysdill, la misma que eligió aquel vestido Versace blanco y lo combinó con una camisa del mismo color para crear un efecto óptico súper pulido.

Aunque la palma se la llevó durante la premiere de Nueva York con un diseño hecho a medida por Danielle Frankel, famosa por vestir a las novias más modernas. El escote bardot es ideal para ella, ya que resalta la zona del pecho y enmarca los hombros, mientras que el peplum y los guantes de ópera, son toda una declaración de intenciones de una de las actrices que más está inspirando los looks de las mujeres con curvas.  

Puede que lo que más esté llamando la atención de Nicola sea esa capacidad que tiene para hacer suyas las prendas, adaptarlas a su propio estilo y lucirlas sin que parezca impostada. Su atrevimiento para usar colores vivos o grandes estampados, de la misma forma que se pone un vestido ceñido o un escotazo, la han hecho blanco de body shamming, algo que ella ha sabido capear con mucha mano izquierda.