Cuando dicen que las francesas tienen el mejor estilo del mundo, por algo será. Aquí una guía de todos los trucos de moda que hemos aprendido de ellas.
Hace un mal día en París, en el XVIII Distrito los árboles de Montmartre se revuelven inquietos a causa del viento. Parece que comienza a chispear, al bajar la cabeza ves tus botas negras altas que van dejando marca en las calles de piedra. Los pintores de la Place du Tertre están recogiendo de forma azarosa y los viandantes, entre lamentos y enojos, apuran el paso. La cúpula blanca de la Basílica del Sacré Cœur seguirá en pie tras la tormenta, es hora de ponerse en marcha.
Llegas a casa y un bolso (el Balloon de Loewe en color negro) cae sobre la mesa del comedor, desperdigando lo que había en su interior: una billetera ajada, un labial rojo de Chanel y unas muestras de perfume. Los pantalones anchos caen al suelo en el cuarto de baño, el vapor va inundando la estancia y tras diez minutos el grifo se apaga. Huele a nerolí y leche de almendras.
La elegida es unacamiseta blanca demasiado grande, unos pantalones de deporte color gris y unos calcetines blancos de algodón. Tras cepillar el pelo una y otra vez y soñar unos minutos en silencio, la abstracción llega a su fin. Es hora de ir al salón.
En el bolso todavía quedan cosas, una mano saca los croissants (un poco aplastados por el trajín) y la otra una revista de moda con las esquinas mojadas. Todo eso junto con un café caliente llega al sofá. La revista se abre por una página al azar. Hay gabardinas, camisetas a rayas de estilo marinero, chaquetas cortas de punto, pañuelos estampados y vestidos florales. Al inicio puede leerse: Las 12 lecciones de estilo que debemos aprender de las francesas.