Pueden ser de satén o de algodón, aunque las celebrities apuestan, como no podía ser de otra forma, por modelos de seda con los que emular el glamour del Hollywood clásico. Van un giro más allá del vestido femme fatale de satén de maxi abertura delantera y tirante fino -nos referimos a vestidos como el que lució Bella Hadid en una fiesta de Bulgari celebrada en Venecia-, porque retoman su sensualidad e incluso su atrevimiento con escotes hiperbólicos en una suerte de ejercicio compositivo que dibuja un vestido más complejo. Muchos dicen que el resultado pudiera parecer el de haberte envuelto las sábanas alrededor del cuerpo al salir de la cama, aunque lo cierto es que al sumar tacones y joyas es imposible no parecer una diva cinematográfica.
Advertimos que este tipo de vestidos iban a pegar fuerte cuando vimos a Gigi Hadid asistir a la fiesta de Messika, firma con la que colabora, enfundada en un sensual vestido de Brandon Maxwell, que accesorizó con un collar choker de la firma valorado en casi 100.000 euros. De repente, un flashback sacudió nuestras mentes: ese era el vestido que su hermana, Bella Hadid, había mostrado al mundo en el propio desfile de Brandon Maxwell. Desfile en el que Gigi también había participado, por supuesto.
Pero todo podía ser cosa de hermanas, la típica unión sentimental y mental que los lazos sanguíneos a veces traen consigo. Y entonces apareció Emily Ratajkowski con un vestido de Jacquemus que representaba la tendencia a la perfección. Por un lado, parecía la típica camisa masculina que le robas a tu chico para hacer un café. Por otro, una revisión moderna de los citados vestidos de femme fatale. Y ahí supimos que estábamos ante una tendencia a tener en cuenta. Elige la vertiente que más te convenga, pues hay diseños más cercanos al tomboy shirt dress y otros más parecidos a los de red carpet de antaño, y disfruta de la moda del vestido sabanero.