Una de las piezas básicas más longevas en nuestros fondos de armario, es sin duda el vestido corto negro, o también conocido LBD (Little black dress). Su éxito radica en que combina elegancia y versatilidad, permitiendo múltiples interpretaciones según los accesorios y complementos que lo acompañen.
Durante las festividades, que llegarán a nuestras vidas antes de que nos demos cuenta, las medias se convierten en el aliado perfecto para potenciar su sofisticación y adaptarlo a las bajas temperaturas del invierno. Ya sean opacas, semitransparentes o con detalles decorativos, las medias elevan el estilo del LBD, añadiendo un toque de originalidad sin perder su carácter clásico.
Una combinación habitual para la Navidad es optar por medias negras opacas, que aportan un aire pulido y minimalista. Este estilo es ideal para cenas formales o reuniones familiares, estilizando las piernas y creando una silueta uniforme, especialmente cuando se llevan con zapatos de tacón en el mismo color.
Para un enfoque más atrevido y dinámico, las medias con detalles, como bordados, pedrería o patrones de fantasía, son una excelente alternativa. Estas dan un toque mucho más original y único, perfectas para las que estén dispuestas a salir de su zona de confort esta temporada.
Finalmente, no podemos olvidar el papel de los accesorios para completar estos looks. La base en color negro da mucho juego, permitiendo añadir opciones como guantes largos, complementos para el pelo o joyería en tonos llamativos, dejando claro que el límite es tu propia imaginación.
¿De dónde surge el conocido vestido corto negro o LBD?
Para ir al origen de esta prenda, nos tenemos que remontar al siglo pasado, en concreto a la década de 1920, cuando la diseñadora francesa Coco Chanel lo puso por primera vez en el mapa de la industria de la moda. Su visión revolucionaria transformó esta prenda en un básico de la moda femenina, ya que este color se asociaba principalmente con el luto y no era considerado apropiado para el vestuario diario o festivo.
Chanel cambió esta percepción con un diseño simple, minimalista y funcional publicado en la revista Vogue en 1926, que lo describió como un vestido que "todas las mujeres podrían llevar". Su versatilidad y accesibilidad, que siguen vigentes a día de hoy, lo posicionaron como un básico infalible a la hora de vestir.
Durante las décadas posteriores, el LBD se mantuvo relevante al adaptarse a los cambios culturales y sociales. En los años 50, se consolidó como un emblema de sofisticación, especialmente tras ser inmortalizado en la pantalla por Audrey Hepburnen la película Breakfast at Tiffany's (1961). Diseñado por Givenchy, este vestido negro corto con detalles minimalistas y un aire refinado elevó la prenda a un nuevo nivel de glamour.
Ya en los años 80 y 90,continuó evolucionando y adaptándose a las tendencias del momento. Fue reinterpretado con detalles extravagantes, tejidos más llamativos y cortes audaces que reflejaban la moda de esas décadas. Diseñadores como Versace y Karl Lagerfeld ofrecieron versiones atrevidas y modernas, manteniendo su esencia básica, pero dándole un giro contemporáneo.
Hoy en día, sigue siendo un pilar en los armarios femeninos y una referencia constante en las pasarelas. Su capacidad de adaptarse a cualquier ocasión y estilo lo hace una pieza esencial que trasciende modas pasajeras, fichándolo desde las versiones más minimalistas (ahora mismo en auge), hasta diseños ornamentados.
El vestido negro corto de Zara al que le sacarás el máximo partido a la hora de vestir
Ahora que tenemos la teoría más que aprendida, toca salir en busca del modelo perfecto que nos siente como un guante. Para ello no hemos tenido que irnos más lejos que a Zara, fichando una opción que sienta bien a todo tipo de siluetas, siendo cómodo y de lo más favorecedor.
Para ello nos volvemos a trasladar a esa estética balletcore que tuvo un gran auge a principios de este año, y de la que aún quedan algunos resquicios. Este modelo corto cuenta con la manga larga, apto para las que son más frioleras y no encuentran diseños que mantengan el frío del invierno a raya.
El escote cuadrado ayuda a alargar y estilizar la figura, mientras que el cuerpo ceñido nos permite disimular barriga y afinar cintura. Esto se ve rematado con una minifalda estilo globo, que se ha posicionado como el santo grial de las expertas a la hora de vestir en esta categoría.
Vestido negro de Zara, 29,95 euros (REF: 1131/996).
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Estilo minimalista
Influenciado por la década de los 90, las prendas con cortes sencillos son el mayor de los reclamos en la industria actual. Reniegan de los detalles excesivos, únicamente abogando por técnicas como el drapeado o textiles más arriesgados como el terciopelo. Estos se ciñen a la silueta, sacándole el máximo partido en tiempo récord.
Escote asimétrico
Los pequeños detalles son los que pueden cambiar por completo el resultado de una prenda, y este vestido es la mejor prueba de ello. Cuenta con el escote asimétrico y la clásica combinación de blanco y negro, que te permite que derroches la máxima sofisticación en cada centímetro.
Cintura de avispa
Si lo que buscas es definir la zona de la cintura, pero conservando la máxima comodidad, simplemente tienes que invertir en un diseño que venga con cinturón o añadir tú el que más te apetezca. Esto queda genial con vestidos cortos que cuenten con faldas con vuelo, ya que se apreciará aún más esa silueta de reloj de arena.
Añade guantes
Es un detalle que puede parecer excesivo o inconexo con el look, pero lo cierto es que queda de maravilla. Lo recomendable es abogar por ellos cuando tengamos un vestido de palabra de honor, inspirándonos en ese glamour de la edad de oro de Hollywood, como si fuéramos una auténtica estrella de cine.
Una combinación más casual
Pero no tienes por qué irte al lema de "más es mejor", ya que también puedes adaptarlo a una versión mucho más casual, pero no por ello menos elegante. Simplemente tienes que añadir una blazer estructurada y unas botas de caña alta de piel en color negro, y seguir siendo la mejor vestida de la velada.