¿Qué otros proyectos tienes ahora? Tengo un guion escrito de na película que me apetece mucho rodar; eso está al caer. Y ahora, con el boom de Arde Madrid, no paran de llamarme y estoy muy feliz. La semana pasada me ofrecieron un proyecto chulísimo que estoy muy tentada de aceptar... Ya te contaré.
He leído que te consideras "muy de pueblo". ¿Cómo es eso? Soy muy de pueblo, sí señora (risas). Soy de un pueblecito de Barcelona, Castellar del Vallés se llama. Justo ahora me van a hacer un homenaje. Ya sabes, los pueblos tienen estas cosas: pasan la serie, me hacen una entrevista, vienen todo el pueblo a verme y es muy emocionante.
Como en Cinema Paradiso, cuando él vuelve al pueblo... Me encanta. ¿Qué es o bueno de haber nacido y vivido en un pequeño centro? Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. La vida de pueblo es más pausada, porque el ritmo baja y eso hace que la gente sea distinta, que todo sea un poquito relativo, más familiar. Las personas crecen y evolucionan de otra manera. Y cuando llegas a la gran ciudad, te das cuenta de que la gente es un poco más frívola, más fría, sencillamente debido al ritmo de vida que llevan. Cuando empecé a ser una profesional de todo eso, notaba enseguida quién era de pueblo y quién no. Nosotros tenemos una mirada diferente frente al mundo, nos fijamos más en los pequeños detalles, y los personajes que construimos son distintos, tiene muchas más capas.
¿Y nunca te sentiste acomplejada en la gran ciudad? Durante mucho tiempo tuve mis prejuicios y sí, también complejos. Hasta que escribí el personaje principal de Arde Madrid y llegó Ana Mari.
Ana Mari como metáfora de España. Ella me ha liberado de ser de pueblo. Ha sido emocionante para mí exponer a una mujer de pueblo y entregarla a esa fauna de la diva de Hollywood y a ese Manolo buscavidas y ver qué bien se realiza, cómo sabe moverse entre toda esa gente porque tiene un poder...
El poder de la calma. Nada le asusta; tiene el poder de la inteligencia y la calma de no abrumarse por alguien que representa algo más. Ella es, no representa nada. Yo soy un poco Ana Mari. Con su ayuda me he reconciliado con mi pueblo.
E Inma Cuesta además lo borda... A Inma le propuse yo sin saber que también era una chica de pueblo. Para ambas, ha sido como una hermandad. El trabajo de Inma ha sido un engranaje espectacular. No imagino a ninguna otra actriz que hubiese completado mejor lo que yo tenía en la cabeza. A Inma le digo: "Gracias por entenderlo tan bien, abrirte y darlo todo". A la mujer de pueblo se le ve la raíz, como a ella. No sé quién dijo: "Tú abandonas el pueblo pero el pueblo no te abandona a ti" (risas). Pues es cierto. Total y completamente cierto.