Pol Monen, el joven millenial que no entiende de medias tintas

Apasionado, feminista, cabezota y optimista insatisfecho. Así se autodefine Pol Monen (Barcelona, 1994), este joven actor que se dio a conocer con Amar, su primer papel protagonista que le valió una nominación a los Goya como mejor actor revelación, y que con solo 10 años hizo de figurante en La mala educación, de Pedro Almodóvar. hoy afirma que lleva dos años viviendo 100% de su profesión "sin grandes lujos pero satisfecho", y pone la nota optimista (y justa) a esa generación milenial tan criticada a veces y a la que da voz en ¿A quién te llevarías a una isla desierta?, con María Pedraza, Andrea Ros y Jaime Lorente. La comedia ya está disponible en Netflix. 

¿A quién te llevarías a una isla desierta? es una historia generacional, la de los millenials, a veces incomprendida y otras sobrevalorada. Es una historia vital, del paso a la madurez, y en la que se refleja muy bien el caso español: cómo la crisis ha afectado a una generación entera con sueños y expectativas que a veces no se corresponden con la realidad. 

Muchos la definen como la generación de la frustración. No estoy de acuerdo en que nos identifique solo con la frustración; tenemos muchísimas cosas buenas, como la concienciación social, la lealtad entre amigos, el trabajo colectivo... Pero es cierto que esta idea neoliberal de conseguir el éxito a cualquier precio lleva a la frustración a muchos jóvenes. Se premia en exceso el éxito y no tanto la audacia y el valor de luchar por ello. 

¿Es tu caso? No, yo me considero muy afortunado porque ser actor en España y vivir de esto es casi una bendición (risas). 

¿Crees que a menudo se habla de los millenial con demasiados prejuicios? Sí, y una de las críticas que menos me gustan es la del individualismo. Nos ayudamos mucho, trabajamos mucho y nos apoyamos entre nosotros. Tenemos los ejemplos creativos de Palomo Spain o Rosalía, Los Javis o Eduardo Casanova y su grupo de amigos actores. 

¿Qué es lo que más te gusta de la interpretación? Podría decir que todo, pero para mí, la preparación del personaje es una parte muy importante. La vivo como un proceso artístico; me gusta pensar cómo hace las cosas, por qué... Y a veces me ayudo de un coach o regreso al Estudio Corazza, donde estuve más de cuatro años, porque me gusta tener una opinión externa a la hora de crear un personaje. 

¿Eres de esos actores a los que les cuesta liberarse de su personaje cuando terminan un rodaje? Es cierto que a veces, al "soltar" un personaje, se te queda un poco pegado y no es fácil liberarte. Por eso, es bonito tener un ritual para despedirte de un trabajo que has hecho con tanto amor. Y depende del personaje. por ejemplo, de mi papel en Tu hijo, el más oscuro que he interpretado hasta ahora, me "despedí" con una ducha y siendo muy consciente de que me estaba sacando todo eso del cuerpo. En el caso de ¿A quién te llevarías a una isla desierta? el ritual fue m´as progresivo. Ahora llevo barba por mi papel de Said en Salir del ropero, de Ángeles Reiné, en la que me convierto al islam, y lo primero que haré cuando termine será afeitarme. Los cambios físicos ayudan a componer un personaje y a liberarse. 

¿Cómo ha sido la experiencia de interpretar a un hombre que se convierte al islam? Al ser una comedia me ha resultado muy divertido. Mi personaje es muy bonito, un hombre muy libre de mente que rompe un poco los estereotipos que se suelen asociar a esta religión. Y creo que para los actores es fundamental no juzgar ni tener prejuicios sobre los personajes. Si no, la interpretación nunca será buena. 

Te suelen preguntar mucho por tus desnudos en Amar, típicas cuestiones que aún se plantean más a las actrices. ¿Cómo vives la presencia del feminismo en el mundo en general y en la industria del cine en particular? Yo me considero feminista y, como te decía antes, creo que mi generación se define, entre otras cosas, por la concienciación social. Es algo necesario, no un capricho ni una moda. Esta revolución debe ser realmente un catalizador, y que las cosas cambien. Tenemos que seguir aprendiendo mucho de vosotras y denunciar cualquier injusticia o desigualdad. El del feminismo es un debate que no admite medias tintas, aunque tampoco estoy a favor de los juicios públicos como el #MeToo. Creo más en la calma y en escuchar todas las versiones. Me gusta verme como aliado, y espero que el cambio se dé lo más rápido posible. 

Hablando de temas más 'ligeros', ¿cómo te llevas con la moda y los eventos? Como me decía hace poco Ingrid (García-Jonsson, su compañera en Salir del ropero), veo la moda como la creación de un personaje, de una persona pública. Pero me divierte. Y me encantan los trajes de Paco Varela, ¡le admiro mucho! 

Como deportista, ¿hasta dónde estás dispuesto a sacrificarte? Yo hago deporte porque me gusta, me hace sentir bien. Practico boxeo porque los entrenos me divierten, no valgo para hacer pesas en un gym. 

Por último, ¿a quién te gustaría llevarte a una isla desierta? A mi familia y amigos; con ellos todo es más divertido. No es una respuesta muy original... ¡pero es la verdad!