Todas conocemos a una amiga que está al día de todo lo relacionado con mejorar su bienestar: come sano, medita y sabe qué complemento vitamínico tomar cada temporada para tener una salud de hierro y no pillar ni un solo resfriado.
Es la misma que tiene una piel lisa y luminosa, a la que cuando le preguntas por la crema antiarrugas que utiliza, te responde: "Una taza de té antes de dormir es el mejor remedio antiedad". A priori parece que lo que busca es no revelar su secreto, pero lo sorprendente es que existe una base científica detrás de todo esto.
Como persona escéptica que soy, reconozco que me cuesta creer en remedios naturales, como ungüentos de hierbas o "pócimas" de herbolario, esas que pasan de generación en generación y que todo el mundo afirma tener efectos "milagrosos". Sin embargo, esta vez he decidido dar una oportunidad a la infusión antiage de mi amiga y, para mi sorpresa, resulta no ser una invención chamánica como yo pensaba.
El té con antioxidantes poco conocido y efecto antiage
En los últimos años se han puesto muy de moda las bebidas naturales como la kombucha o el té matcha, por sus múltiples beneficios para la salud digestiva, cardiovascular y cutánea. Es por eso que, cuando mi amiga me contó que su infusión rejuvenecedora resultaba ser el té blanco, tuve que confesar que nunca antes había escuchado hablar de él.
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Por si tú tampoco estás muy puesto en esto de las infusiones, resulta que existen cuatro tipos de té dependiendo del tratamiento que se les da a las hojas recogidas de la planta Camellia sinensis:
- El té negro se elabora a partir de hojas fermentadas, llegándolas a oxidar por completo.
- Las hojas del té rojo son semifermentadas y, aunque no sea una de las infusiones más populares en nuestro país, en China es de los más consumidos por sus beneficios quema grasas.
- En el caso del té verde, la infusión se elabora con las hojas verdes completamente desarrolladas y tiernas, pero sin fermentar.
- Por su parte, el té blanco se elabora con los brotes antes de que se abran por completo, de ahí el color amarillo de las hojas, dejándolas secar al sol. Este tratamiento no requiere apenas procesado, por lo que se trata de una variedad de té sin oxidación.
¿Qué efecto tiene el té blanco?
Puesto que es el té menos procesado de todos, es uno de los que mejor mantiene sus propiedades antioxidantes, se calcula que hasta tres veces más que el resto de variedades.
Y es que el té blanco está lleno de polifenoles llamados catequinas. Sin entrar en tecnicismos y para que nos entendamos todos, los polifenoles son moléculas antioxidantes que protegen las células de los radicales libres, lo que ayuda a prevenir el envejecimiento y protege nuestro sistema inmunológico.
Es por ese motivo que existen varios estudios, como el que apareció publicado en la revista científica Food Chemistry, que demuestran las propiedades del té blanco y sus beneficios antiage, incluso por encima de los del té verde, el más recomendado por motivos de salud.
Pero los superpoderes del té blanco no parecen terminar aquí, y es que resulta que entre los beneficios de esta infusión también se encuentra la de proteger la producción de colágeno de nuestra piel, esa proteína que se encarga de mantenerla elástica para combatir algunos signos del envejecimiento como las arrugas.
¿Cuál es el mejor momento para tomar té blanco?
A diferencia del té negro, el té blanco contiene un nivel muy bajo de teína (menos de 1mg por taza), por lo que puedes consumirlo tanto de día como de noche. Eso sí, parece que hay consenso en el hecho de que por la mañana absorberemos mejor sus propiedades.