Enfundadas en sendos trajes oversized azul y verde y frente a la cámara del fotógrafo, la tenista Paula Badosa y su madre, Mireia Gibert, ríen, juegan y no se sueltan las manos salvo para asomarse a cotillear la pantalla del ordenador.
A Mireia esta sesión le ha reconectado con su trabajo en el pasado como modelo, que la llevó ni más ni menos que a compartir jornada fotográfica con Eva Herzigova en casa del señor Armani. Hoy, posar junto a su hija eleva la experiencia de la exmaniquí a estatus de “gozada”, dicho de su propia boca.
A Paula, su papel como embajadora de Kérastase le ha permitido por momentos revivir la profesión de su progenitora. “Intentó que hiciese algún pinito cuando era pequeña pero yo renegué. ¡Espero haberla compensado como tenista!”, ríe.
Top de escote barco, de Polo Ralph Lauren. Pantalón estilo cargo, de Ordosgoitia.
La complicidad entre ambas se asemeja a la de dos amigas inseparables, más que a la de madre e hija. “¿Qué he heredado de ella? Sinceramente, ¿qué no? Somos muy similares en cuanto a gestos, personalidad, parecemos almas gemelas. Muchas veces comentamos que resulta incluso gracioso”, confiesa la tenista, que cuando tienen lugar estas fotos está recién llegada de Charleston y con torneos a la vista en Stuttgart, Madrid, Roma y París. Este último, Roland Garros, es sin duda el más especial para ella. “Lo gané siendo junior, crecí jugando en tierra, tiene tradición para los españoles... Siempre va a estar ahí como meta”, sueña quien ha sido número dos del mundo. Mientras, su madre la celebra con orgullo: “Vivo su carrera con mucha ilusión y alegría. Ver cómo está triunfando y lo bien que lo está gestionando todo es un regalo”.
Total looks estampados, de Dries van Noten.
Al partido en pista de Paula se suman otros como el que hoy le trae aquí, dispuesta a lucir una melena escrita en los genes. Y es que uno de los primeros recuerdos que la tenista guarda de su madre es cuidándose el pelo. “Para ella es muy importante y, de hecho, tiene pelazo. Se lo cuida mucho y de siempre la he oído decir que el cabello te da la personalidad.” La deportista recuerda riendo que ya entonces los productos que había en casa eran de Kérastase y que se los dosificaban como si fuesen un premio. “Cuando a Paula le ofrecieron ser embajadora pensé: ¡Uau, es la marca de mi vida! La utilizo desde que tenía 16 años”, comparte Mireia.
Abrigo largo color crema (Paula), de Gant. Abrigo beige de alto brillo (Mireia), de Calvin Klein.
Ambas lucen largas y cuidadas melenas rubias que el peluquero Jesús de Paula, embajador de Kérastase, se encarga de poner a punto. Eso sí, con poca queja porque la materia prima es excelente, reflejo de los cuidados profesionales que le proporcionan a diario. En el caso de Mireia, por el guion heredado de una profesión en la que la imagen lo es todo. “Cuando trabajaba de modelo invertía el tiempo en ir al gimnasio tres veces a la semana, comer bien, hacerme limpieza de cutis, llevar el pelo impecable… Tenía que estar perfecta. Con los años, el nivel de exigencia disminuye, pero queda el hecho de que me gusta llevar hábitos saludables y estar en forma, aunque sin obsesionarme y aceptando el paso del tiempo.”
Vestido largo sin mangas, de Tod's. Sandalias de Aquazzura.
Paula, como no podía ser de otra forma, absorbió la cultura healthy desde pequeña: “Mi madre siempre me ha dicho que si estás bien con tu imagen estás bien contigo misma y eso se transmite. Me ha inculcado la manera de cuidarme el pelo, la cara, vestirme bien...”. En la peluquería han vivido algunos de los momentos más divertidos juntas. “Nos encanta compartir este espacio. Miro a mi hija de refilón y veo que lo está disfrutando.” ¿El punto álgido? Ambas coinciden: cuando les lavan el pelo y les dan un masaje. Para Mireia, además, el peluquero es sagrado. “Necesito tener complicidad con él, que me comprenda, me capte bien, que haya conexión.” ¿Para qué? Para que le frene alguna idea “loca” como la de querer cortarse el pelo “cortísimo”.
Abrigo largo color crema, de Gant. Pantalones blancos anchos, de Polo Ralph Lauren. Sandalias destalonadas, de Emporio Armani.
No es el caso de Paula, que presume de llevar el mismo estilo y color desde que era pequeña y se considera poco amiga de cambios radicales. “Siempre he pensado que menos es más.” Bastante tiene con cuidar el cabello, tarea que se complica si eres tenista. “Viajamos mucho, sufrimos desgaste por cambios de clima, sudor… todos los días te lo tienes que lavar. Utilizo mascarilla dos veces a la semana y sérum cada vez que salgo de la ducha. Estar con Kérastase me ayuda muchísimo: les llamo, les digo cómo tengo el pelo en ese momento y Jesús me recomienda qué productos debo utilizar”, dice.
Con 7 años, Paula cogía una raqueta por primera vez; con 14, volaba del nido familiar cuando su hermana, Jana, otro de sus pilares emocionales, tenía tan solo tres años (ahora Paula tiene 25 y Jana 14). “Mi madre siempre me ha ayudado a perseguir mi sueño, que era ser tenista. Para ella resultó muy difícil que yo me fuera de casa tan joven pero, por mucho que sufriera, siempre me apoyó. Quería que fuese feliz.”
Top con escote barco, de Polo Ralph Lauren. Pantalón estilo cargo, de Ordosgoitia (Paula).
Camisa blanca con bolsillo, de Fabiana Filippi. Pantalones blancos anchos, de &Other Stories.
Mireia vivió en Londres, París, Nueva York o Miami. Las residencias de Paula incluyen, hasta la fecha, Estados Unidos, Dubai, Barcelona o Valencia. El cosmopolitismo les une a ambas. “Me considero ciudadana del mundo y me gusta, porque de cada sitio en el que he vivido he aprendido algo y he conocido a gente de diferentes culturas. Eso te enriquece como persona y es algo para lo que mi familia me ha educado.” Mireia pierde la cuenta de los viajes de Paula, pero la acompaña siempre que se lo permite el trabajo en la tienda de ropa que regenta en Begur, Girona, donde reside. Quizás no sea del todo consciente de lo importante que es para su hija tenerla a su lado. “Siento que es como mi hermana o una mejor amiga, la persona ideal para darme apoyo emocional”, dice Paula.
La tenista habla sin cortapisas sobre salud mental a raíz de la depresión que sufrió hace dos años por no saber gestionar bien las expectativas. “No juego a tenis solo para pegar a la pelota, sino para hacer algo más. Trato de ser honesta y muy natural, de expresar mis sentimientos y contar lo que siento en cada momento para intentar ayudar a generaciones jóvenes o a gente que esté pasando por momentos difíciles. Si yo exteriorizo algo así puedo ayudar a cualquier persona.”
Blazers en azul y verde manzana, de Mugler H&M.
Fotógrafo: Danniel Rojas. Realización: Piluca Valverde. Maquillaje: Pablo Macías. Peluquería: Jesús de Paula, embajador de Kérastase. Asistente de realización: Valle Vilches. Asistente de fotografía: Javi Blanco.
¿El consejo que con más vehemencia le repite Mireia? Que disfrute cada día. “No paro de insistirle en que se lo pase bien. Ella me dice que soy un poco pesadita”, bromea. Paula, sin embargo, sigue a pies juntillas otro mantra de su progenitora, que es el de fiarse de su buen olfato: “Siempre me ha dicho que crea en mi instinto, que no me va a fallar. Y que sea muy independiente. Ella es mi inspiración. Se lo digo a menudo: ‘Eres mi ejemplo a seguir’. Con 16 años estaba intentando luchar por lo suyo, se fue de España para dedicarse a un mundo muy difícil y al final eso la ha convertido en una persona fuerte. En ese aspecto, llevo la resistencia en los genes”.
El ritual healthy ganador
BAÑAR
Bain Satin, de la gama Nutritive, es un champú que contiene nutrientes esenciales para el cabello seco, como proteínas de origen vegetal y niacinamida.
La mascarilla Masquintense Riche, de la gama Nutritive, proporciona una nutrición intensa a las melenas más secas y dañadas.
PROTEGER
La bruma de secado y desenredante Lotion Thermique Sublimatrice, de la gama Nutritive, protege y nutre los cabellos finos y medios.
TEXTURIZAR
Nutri-Supplement Scalp Serum, de la gama Nutritive, hidrata el cuero cabelludo gracias a una fórmula de vitaminas y niacinamida.
Todos los productos son de Kérastase.