Cenar caldo de huesos las noches de invierno es un legado ancestral que ha pasado de generación en generación. Pero esta tradición va más allá de ser un simple remedio para combatir el frío, porque es, además, una receta repleta de propiedades y beneficios para el organismo.

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Y es que este caldo es una fuente de colágeno más que interesante, con un nutriente esencial para la salud de nuestros tejidos que, según un estudio publicado en el 'Journal of Cell Science', juega un papel clave en la creación y el mantenimiento de la piel, los cartílagos y los huesos.

Se podría decir, de manera coloquial, que el colágeno es uno de los "arquitectos" de nuestro cuerpo encargado de construir y mantener las estructuras de los tejidos. Forma fibras resistentes y flexibles que actúan como andamios, uniendo y fortaleciendo tendones, músculos y piel, y proporcionándoles, al mismo tiempo, firmeza y elasticidad.

Lamentablemente, y como ya sabemos, con el paso de los años, nuestra producción natural de colágeno disminuye, lo que se traduce en la aparición de los primeros signos de envejecimiento (arrugas, flacidez, etc.)

Para prevenir estos efectos, tendemos a incorporar cosméticos con colágeno en nuestras rutinas de skincare. Sin embargo, existen alternativas más naturales y asequibles para obtener este ingrediente, como el caldo de huesos, una receta deliciosa que concentra altos niveles de esta valiosa proteína.

Por qué tienes que probar el caldo de huesos

Sus beneficios para la salud se le atribuyen a los huesos hervidos, que incluyen colágeno, médula ósea, aminoácidos y minerales. Estos componentes se extraen a través de una cocción lenta y prolongada y, en ocasiones, añadiendo vinagre, que ayuda a aflojar y disolver las partes más duras.

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Qué nos aporta el caldo de huesos
 

  • Colágeno: Lo podríamos definir como el “pegamento” que mantiene tu cuerpo unido. La piel, la pared intestinal, los huesos, los cartílagos, los tendones y las articulaciones dependen del colágeno para tener buena salud y mantenerse fuertes pero flexibles. Este colágeno también es el responsable de tener una piel tersa y unas uñas y un cabello bonito.
  • Gelatina: No es más que la forma descompuesta del colágeno y con prácticamente la misma composición. Deja enfriar el caldo en la nevera y si a la mañana siguiente es todo gelatina sabrás que tienes tu dosis de colágeno asegurada.
  • Prolina: la gelatina y el colágeno son de lejos las mejores fuentes de este aminoácido condicional, que es vital para regenerar la piel y las heridas y ayudar al sistema cardiovascular, protegiendo la pared de venas y arterias.
  • Glutamina: aminoácido que, entre otras funciones, garantiza el buen funcionamiento de las células de la pared intestinal y del sistema inmunitario. 

Además de todo esto, un estudio publicado en el 'European Journal of Clinical Nutrition' concluyó que el caldo de huesos es pobre en calorías y tiene efecto saciante, por eso está indicado en dietas para perder grasa y es una de las preparaciones que más recomiendan los nutricionistas.

Cómo preparar caldo de huesos

El secreto para un caldo de huesos repleto de colágeno está en sus ingredientes, y uno de los más importantes es el vinagre de manzana. Según expertos en nutrición, como el coach de salud integral, Ramón Zelada, el vinagre ayuda a liberar una mayor cantidad de colágeno durante la cocción.

Ingredientes

  • Medio kilo de huesos de vaca (caña y rodilla)
  • Una carcasa de pollo
  • Dos patas de pollo
  • 350 gramos de rabo de ternera o toro
  • Huesos de jamón
  • Espinazo salado
  • Dos zanahorias cortadas
  • Una cebolla cortada
  • Dos apios en trozos
  • Dos dientes de ajo
  • Un puerro
  • Tres-cuatro litros de agua
  • Una cucharada de vinagre de manzana
  • Dos hojas de laurel
  • Tomillo, cúrcuma, jengibre, perejil y cardamomo

Preparación

  1. Coloca los huesos en una olla grande y añade una cucharada de vinagre de manzana.
  2. Llena la olla con agua hasta cubrir completamente los huesos y llévala a fuego alto hasta que hierva. Retira la espuma que se forme en la superficie con una espumadera.
  3. Baja el fuego y deja cocinar durante 7-8 horas.
  4. Añade las verduras cortadas (zanahoria, cebolla, apio, etc.) y continúa cocinando a fuego lento durante al menos 7 horas más (idealmente 17 horas).
  5. Una vez transcurrido el tiempo, cuela el caldo para retirar los huesos y las verduras, y deja enfriar antes de guardarlo.
  6. Guarda el caldo en recipientes herméticos en la nevera o congélalo.