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Ya han pasado unos días desde el anuncio del Goya de honor, ¿qué tal? ¿Cómo lo estás viviendo?

Lo estoy digiriendo como puedo. Todavía no he hecho la digestión completamente. No creo que la haga hasta que pase, la verdad. Pero nada, estoy entre anonadada y muy agradecida y conmovida por la avalancha de cariño que estoy recibiendo en todos estos días, la verdad.

No sé cuántos mensajes tienes en tu WhatsApp. ¿Has podido contestarlos todos?

Los he contestado todos. Soy muy cumplida. Pues el primer día que salió una noticia, 200 y pico. Bueno, quiero decir, los he contestado con un corazón. No me he puesto a escribirles cartas a todo el mundo. Pero me parece que hay que devolver lo que te dan.

aitana sánchez-gijón
Gtres

¿Has notado el cariño?

Mucho, mucho. Además, estoy de gira con La Madre por toda España y justo al día siguiente del anuncio me fui a Elche, a Murcia y Almansa y por la calle la gente me decía cosas todo el tiempo, me felicitaban por la calle. Recibes todo el cariño de la profesión pues eso, via Instagram, via WhatsApp de tu, por supuesto de tu familia, tus allegados, pero la gente de la calle te cruzas con ellos y te sonríen, te dicen felicidades y es muy hermoso.

En redes se decía que el premio es merecidísimo, pero que eres demasiado joven…

Estoy totalmente de acuerdo. Y esa es la bronca que le eché yo a Fernando Méndez- Leite cuando me llamó para comunicarme que la Junta había decidido esto. Estuve media hora rebatiéndole y me dijo, ‘¿me lo vas a rechazar?’. Y le dije, ‘No, la verdad es que no Fernando, porque soy una persona agradecida y creo que una cosa así no se puede ni se debe rechazar, pero aparte es que el día que crea que a lo mejor me lo merezco, cuando tenga 70, 80 años, entonces ahí a lo mejor a nadie se le ocurre dármelo’. (ríe), Mejor ahora porque es cuando es y ya está y que es extraño, pero bueno, lo recibo como una muestra de cariño frente a 40 años de profesión, porque es verdad que llevo toda desde pequeñita en esto.

A los 10 o 11 años empezaste a hacer cosas en televisión, triunfaste con La regenta con 25. Trabajaste en Hollywood, fuiste presidenta de la Academia. No sé si tú también tienes la sensación de que esos años fueron frenéticos.

Sí, lo fueron.. Además, durante mi presidencia en la Academia, en los dos años que estuve rodé cinco películas. Ahora mismo lo veo y digo que no sé cómo lo hice. Bueno, claro, no tenía hijos en ese momento, porque luego llegaron los hijos y los malabares pasaron por otro lado. Pero bueno, aún a veces siento que pierdo el tiempo, no te digo más.

¿Por qué aceptaste ser presidenta tan joven?

Yo tiendo a negar. Mi primera reacción cuando me comunican un premio o piensan en mí para una responsabilidad o para un honor es decir, ‘¿Estáis equivocados? o no es el momento o no soy la persona. Hay personas que se lo merecen más que yo, tal’. Te juro que puede sonar a falsa modestia, pero no lo es. Es que soy una persona muy pegada a la tierra y analizo mucho las cosas. Y bueno, en fin, el caso es que en ese momento, por educación, cuando vinieron a mi casa a explicármelo...

José Luis Borau que era el presidente en ese momento, Teddy Villalba y Gerardo Herrero, me dijeron que era el momento de que una persona joven y mujer pudiera abrir más la academia, popularizar un poco las actividades de la academia con alguien que está en un momento profesional como el mío, etcétera. Entonces yo les dije, bueno, me lo voy a pensar y pensé para mí, ‘voy a hacer como el que me lo pienso por educación, para no decirles inmediatamente que no, se lo voy a decir mañana, porque me parece un poco feo decirles que no ahora mismo, por educación’. Pero resulta que me lo pensé y sobre todo que lo compartí con gente de mi entorno, que me dieron un argumento que me convenció y fue el de: ‘Si ellos están confiando en ti, confía tú en ellos, y por lo tanto en ti misma, pero confía en ellos, ¿no?’.

Yo tengo la sensación de que lo prematuro también te llegó conforme...

Sí, sí, pero eso, en ese caso me parece que lo prematuro no era nada positivo. En los 80, ¿no? Sí. Mi hija tenía 29. Mi hija tenía 27, yo 35.

aitana sánchez-gijón
Gtres

En una serie tu tenías 35 años y la que daba vida a tu hija 27. ¿Han cambiado estos roles para las mujeres?

Está empezando a cambiar en la ficción, también porque creo que se están incorporando muchas más mujeres, por supuesto, en los oficios autorales: en el guión, en la dirección, también en la producción. Y también en los oficios técnicos también se están normalizando, etcétera, pero es verdad que quienes cuentan las historias y quienes producen las historias están siendo muchas más mujeres de las que eran. Y creo que eso cambia también el panorama para todas nosotras y normaliza nuestra presencia en distintos momentos de la vida en las historias.

¿Estás contenta en la etapa en la que estás ahora mismo?

Sí, ahora no puedo pedirle nada más a esta profesión, la verdad, porque puedo compaginar el audiovisual con el teatro, que para mí siempre ha sido fundamental, alternar una cosa con otra. Es verdad que desde hace ya años el cine no ha contado mucho conmigo... lo hace poco realmente, aunque sí que he tenido últimamente una presencia con Almodóvar, pero ya son papeles más secundarios.

En realidad el cine cuenta poco, conmigo desde hace ya muchos años, no así la televisión. Pero para mí lo troncal es el teatro, es mi medio natural, es el que más satisfacciones me da, el que me permite abordar los personajes, más complejos, más potentes.

¿Cómo ha sido para ti la experiencia de Respira en Netflix?

Me ha quedado poso de querer más. Sí. Como todos los espectadores que nos escriben.

¿Cómo se vive eso de jugarte en un fin de semana toda una serie por el consumo tan rápido que tienen estas plataformas?

Sí, sí. Eso es apabullante porque recibes una, como una catarata de reacciones y luego de repente llega la calma. Lo cual también está muy bien porque vivir esa intensidad todo el tiempo durante un periodo demasiado largo, yo creo que no sería muy soportable.

¿Sabes qué pasa? Es que yo llevo mucho tiempo en esta profesión. Yo me imagino a un actor joven intentando asimilar o vivir con normalidad un éxito como Élite y creo que eso es un material inflamable para sus corazones y sus almas. Creo que la salud mental, emocional, hay que cuidarla mucho para que chavales tan jóvenes puedan resistir ese huracán que supone una exposición así. Pero yo llevo toda la vida en esto, yo ya soy mayor, yo ya he pasado por mil batallas, lo mío es una carrera de fondo. He tenido años de un éxito brutal en el cine, he vivido Hollywood… No sé, lo puedo ver con la distancia suficiente y con la cabeza tranquila.

¿Son muy distintos los sueños que tenías hace delante de las más de los que tienes ahora? 

No. Fíjate que no. Porque mi sueño principal era el de convertirme en una buena actriz. Ser buena actriz, aprender, ser cada día mejor, nutrirme de las personas con las que tengo suerte de trabajar. Por supuesto, sigo anhelando tener buenos personajes, pero sobre todo ser mejor actriz cada día. Esa es mi batalla.

¿Tú crees que todo lo de verdad se mejora?

Sí, yo creo que la vida ya es una baza muy importante para llenarte la mochila de experiencias, de dolores, de alegrías, que la propia vida te va nutriendo de material y
luego por supuesto creo que la actitud que tengas ante la profesión y no dar nada por
sentado.

Creo que hay que estar muy vivo, hay que reciclarse, hay que formarse, no hay que dar por hecho que ya lo tienes. Porque no es verdad. O sea, evidentemente te reafirmas y te afianzas en que vas adquiriendo unas herramientas. No tengo muchas más herramientas ahora que cuando empecé. Obviamente, soy mejor actriz ahora que cuando empecé.

Dice el tango que 20 no es nada, pero cuando te comentas de la profesión es eso, ¿no? 20 años.

Y 40 ni te digo.

aitana sánchez-gijón
Gtres

Por ejemplo, vamos a hablar ahora de Chanel. ¿Tienes alguna prenda favorita de la firma?

Yo no tengo prendas de Chanel. No tengo nada. Yo compro en Zara y en Cos. No compro marcas. Para mí la fascinación con Chanel surge a partir de las películas de Pedro Almodóvar. Esa Victoria Abril en Tacones Lejanos vestida de Chanel, me pareció algo espectacular.

En realidad tampoco me interesaba especialmente la moda. A día de hoy tampoco. O sea, me gusta, es una herramienta más dentro de mi trabajo, me gusta la ropa, pero no soy una loca de la moda en absoluto. Sí que recuerdo que Chanel fue muy impactante para mí en las películas de Pedro.

¿Es importante la moda a la hora de construir un persona?

Para mí construir un personaje pasa, entre otras cosas, por cómo se viste, por cómo se relaciona con la ropa que lleva, cómo le condiciona la ropa que lleva. Imagínate ya en las de época de la composición del personaje.

Hay un adjetivo que siempre va pegado a tu figura, que es el de elegante. Tú que pareces conocerla también, ¿dónde encuentras la elegancia?

No es algo que me preocupe. No es algo que busque ni pretenda, ni sobre lo que reflexione normalmente, sinceramente. Yo me veo mucho más normal. Lo que pasa es que, bueno, esta profesión tiene esa parte más glamourosa también en la que te pones vestidos maravillosos en momentos determinados o actos públicos.

Sí que he tenido siempre un sentido de la urbanidad, como de estar con respeto también al código adecuado que requieren los actos oficiales en los que participas, creo que sí que hay que respetuoso con eso creo que forma parte de las leyes de urbanidad.

¿Lo llevas mejor ahora que cuando empezaste?

Tiene una parte divertida, pero da mucho trabajo. Sí. Da muchísimo trabajo. Yo no voy a la mitad de las... a los 80% de las cosas de las que me invitan a ir, actos sociales, precisamente, por el trabajo que supone encontrar un estilismo, que te maquillen, que te peinen, es que eso no está pagado, es que te comes media vida y las mujeres ya tenemos bastantes esclavitudes con respecto a la imagen como para sumarle más y más cosas. Ya bastante exposición social tengo como para hacerlo alegremente cuando no toca. Yo limito mucho estas cosas.

¿Has empezado ya a pensar en el vestido de la gala de los Goya?

No. O sea, no como algo concreto. José Juan Rodríguez y Paco Casado, que son mis estilistas, son los que van a recibir el aluvión de ofertas… yo llego, me ponen un burro llena de ropa, me voy probando y hasta que encontramos el vestido que nos gusta y que me queda bien y con el que me reconozco y tal. Pero mientras tanto son ellos los que trabajan.

Sé que no os suelte gustar dar consejo a los actores, pero me comentabas algo que tú has aprendido durante tus años en el oficio que te hubiera gustado saber cuando empezaste.

La tolerancia al error. El no castigarse de más por el error, porque en el error está realmente la semilla del acierto posterior. O sea, ser amables con nosotras mismas y pensar en esto como una carrera del fondo en la que tenemos que permitirnos equivocarnos. Siempre he sido, bueno, aún a día de hoy, por momentos también, siempre he sido muy autoexigente y me he torturado mucho. Me ha dado mucho miedo equivocarme.