Cirque du Soleil –y por ende sus espectáculos– es pura fantasía en movimiento. Acróbatas, músicos y payasos se dan cita bajo una carpa creando ilusiones y haciendo piruetas imposibles. Pero todo eso que ves y que tanto te gusta no sea posible sin el trabajo diario de un equipo técnico que vigila que todo salga a la perfección. Desde las personas que están anclando cuerdas hasta los que te acompañan al asiento, todos forman parte de un engranaje tan bien ensamblado como aquellos que dan la cara. Pero entre quienes ‘viven’ detrás de la acción, uno de los equipos que más despierta nuestra curiosidad es el que se ocupa del vestuario. ¿Cómo conseguir que esos diseños tan particulares no se rompan ante los movimientos extremos de los contorsionistas? ¿Intervienen los artistas en el proceso de crear sus vestimentas? Acerca de todo esto y mucho más le hemos preguntado a Isabel Franco, una española – “de Huesca”– con más de 20 años de experiencia y que actualmente ejerce de jefa de vestuario en el espectáculo Crystal, que esta temporada pasará por Málaga (del 10 al 18 de diciembre), Pamplona (del 4 al 8 de enero) y Barcelona (entre el 12 y el 22 de enero).
Primera pregunta obligada: ¿qué hace una chica como tú en un sitio como este? Yo estudié vestuario escénico. Estaba trabajando en Barcelona y ocurrió lo típico: un día el circo pasó por la ciudad, me enteré de que buscaban gente para trabajar en él y me uní a ellos. Poco a poco fui cogiendo más responsabilidades y hasta ahora. Me gustó la compañía, me gustó el estilo de vida… Crystal es ya mi cuarto espectáculo con Cirque du Soleil.
Cuéntanos de qué va Crystal.Sobre todo de qué va el vestuario de Crystal. La historia parte de una chica que vive en un mundo de invierno. Es un mundo de hielo, como una realidad paralela. Está inspirado un poco en los años 50, en esa estética. Y mantenemos los colores más fríos, tenemos un estampado que reproduce un hielo que se rompe… Es muy curioso.
¿Cuáles son las fases por las que pasa el espectáculo desde que surge la idea hasta el día del estreno? Primero hay una dramaturgia, un dramaturgo y un director artístico que se reúnen. Normalmente ahí interviene también el diseñador de vestuario; quizás no esté desde el principio, pero se incorpora muy pronto. Entre todos trabajan el concepto y, una vez establecido el diseño, el director de vestuario (normalmente acompañado de un asistente) empieza a trabajar con telas, patrones… La producción tiene que ir paralela al proceso de ensayo y los propios artistas deben probar la ropa a medida que se va creando. Esto para mí es fundamental, porque si no pruebas antes, el día del estreno no va a funcionar seguro. Poco a poco se concreta la propuesta y se suma el personal técnico del teatro, la gente que ayudará a vestir, los encargados del mantenimiento... El diseñador y sus asistentes están en el estreno para ajustar cambios de última hora, pero una vez estrenado el espectáculo, yo (o mis homólogos) soy la encargada de supervisar la calidad del resto de la gira.
¿Con cuántos cambios de vestuario cuenta cada artista? Unos cuatro normalmente, aunque en ocasiones se cambian varias veces durante el show: se ponen una cosa, luego otra, vuelven a la primera… Muchos llevan ropa encima de otra y solemos estar siempre ahí apoyándoles en backstage para que el cambio sea más rápido.
Imagino que con tanta acrobacia de vez en cuando se producen ‘accidentes’ con las prendas. Al diseñar no solo se mira la estética sino la técnica. Qué acróbata va a utilizar qué y cómo lo va a hacer. Por eso solemos incorporar elementos especiales dependiendo de cada número. Y tiene que ser un traje elástico, que no lleve nada duro que pueda hacer daño al artista durante la performance.
¿Qué materiales empleáis? Se utiliza mucho el stretch, pero en este espectáculo, que es sobre hielo, a los tejidos se les hace un tratamiento especial para protegerlos del agua y del hielo.
¿Alguna vez te has tenido que enfrentar cierto problema de vestuario que te haya llevado al borde de la taquicardia? En realidad no. La responsabilidad de los artistas es ir al backstage y cambiarse en los tiempos marcados, pero ha habido ocasiones donde se han dejado la ropa en los camerinos y debes echarte a correr para recuperarla. Alguno ha salido a escena casi sin pantalones. Llegas a todo, ¡aunque menudos sprints te pegas!
¿Hay desencuentros entre los artistas y los encargados de vestirlos? Normalmente se adaptan bien. Ellos tienen clara la importancia del vestuario y que es el elemento escénico que necesitan. Lo que piden es tener libertad de movimientos, que puedan ejecutarlos y vayan protegidos.
¿Cuántas personas componéis el equipo de vestuario? Somos cuatro de forma permanente en la gira, pero al llegar a cada ciudad se suma personal local. En total, acabamos siendo seis personas para trabajar con los 40 artistas que integran Crystal.
¿Dónde os alojáis cuando llegáis a una ciudad? Siempre en hoteles. Date cuenta de que estamos poco tiempo.
¿Te compensa esa forma de vida? De momento es mi trabajo y me imagino haciéndolo durante bastante tiempo todavía. Me gusta viajar y por eso me encanta. Pero sí es verdad que te tiene que gustar. Y cualquier persona que se dedique al mundo del espectáculo (no solo al circo) ha de entender que es lo que hay. Cierto es que no ves a tu familia y amigos tanto como querrías pero, bueno, cuando vuelves a casa intentas pasar más tiempo con ellos, mantener el contacto por teléfono…
¿La convivencia hace el cariño? Somos como una familia que viajamos juntos. La relación siempre es buena entre los departamentos.
¿En qué idioma os comunicáis? En inglés. Hay gente que habla español, pero el idioma habitual es el inglés. De hecho, es obligatorio hablar inglés cuando entras.
¿Siempre has trabajado en el showbusiness? Al principio hice mucho teatro y también ópera. Toda mi carrera la he desarrollado en vestuario. El teatro tampoco es tan diferente del circo, porque al final lo que haces es trabajar con ropa contando historias.
¿Cuál es el traje más extraño o difícil al que te has enfrentado? En Amaluna, otro de los espectáculos de Cirque du Soleil en el que estuve, teníamos uno que representaba un pavo real y era como una cola desplegable muy grande y muchas plumas (en realidad, un tejido que intentaba imitar plumas). Algo muy rico en brocados, en cuentas… y muy complicado.
Y de todas las que han pasado por tus manos, ¿cuál es tu pieza favorita? En este mismo traje de pavo real había unas faldas hechas con una tela brillante de pelo que me gustaban mucho. Como un tutú.
¿Hay otro espectáculo (una película tal vez) cuyo vestuario te guste especialmente? Me encanta la ropa de época, ya sea en películas o series. Por ejemplo, el de la película Elizabeth, protagonizada por Cate Blanchett, está muy bien. Creo que el diseñador de vestuario lo bordó. Pero, en general, las piezas que recrean otras épocas me suele parecer un trabajo muy bueno.
Tú que sabes de esto…¿Algún diseñador que te guste especialmente? Me encantaba John Galliano, supongo que también porque era más teatral. Y de los actuales, Alessandro Michele, hasta ahora director creativo de Gucci. También Maria Grazia Chiuri, de Dior. Y aunque no he trabajado nunca en moda, la sigo mucho porque es una inspiración para el mundo del espectáculo.