El desfile de Chanel ha sido uno de los más esperados en esta Semana de la Moda de París. Virginie Viard, directora creativa de la marca, ha presentado la colección de prêt-à-porter para el próximo invierno en el Grand Palais Éphémère y ha tomado como inspiración Deauville, un lugar íntimamente ligado a la historia Gabrielle Chanel.
Allí fue donde Gabrielle abrió su primera tienda de sombreros en 1912 y después vinieron las prendas. Por eso los sombreros se han llevado gran parte del protagonismo de esta colección. "En Deauville empezó todo para Gabrielle Chanel y su historia está en mi corazón", ha confesado Virginie.
La pasarela recrea un paseo marítimo de tablas en el que se mezclaban siluetas de los años 20 con evidentes guiños setenteros. Patrones rectos que gritan libertad y que solo marcan la figura con un cinturón. Las modelos han lucido grandes abrigos inspirados en siluetas masculinas y muchos trajes de chaqueta y falda hechos de tweed, el tejido emblemático de la casa.
Hemos visto desfilar a modelos como Angelina Kendall con un vestido de satén plisado negro y a Mahany Pery con un traje que nos recuerda a la silueta de la propia Gabrielle Chanel.
La puesta en escena ha estado protagonizada por el encanto del espíritu libre. Los accesorios más característicos de la marca han estado muy presentes: bolsos acolchados, gorras de tweed, pamelas, collares y las botas como protagonistas indiscutibles del calzado del desfile.
Los colores han sido los propios de una puesta de sol a la orilla del mar: rosa, naranja marrón y blanco, con algunos looks en negro.