Lavarnos el rostro es ese pequeño gesto diario que marca la diferencia en la salud de nuestra piel. No solo por desmaquillarte o quitar la suciedad, sino porque dependiendo de la forma en la que la laves, el resto de pasos de tu skin care tendrán resultados o no.
Aunque no te maquilles en exceso diariamente, tu piel está constantemente expuesta a impurezas y suciedad como la contaminación, el sudor, el protector solar o las células muertas acumuladas durante todo el día. Por eso, es imprescindible que recurramos a este paso (y con los productos adecuados) si queremos que nuestros poros y el acné estén equilibrados.
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Y, aunque en ocasiones pueda dar pereza realizar tu limpieza nocturna (sobre todo, después de un largo día), es primordial que la lavemos tanto por la mañana como por la noche, porque sino tu piel puede sufrir y desarrollar irritaciones, brotes o infecciones por la acumulación de suciedad y bacterias.
Hemos recopilado todos los trucos de una doctora especializada en medicina estética y antiedad, Candy Hernández, en su libro 'Piel radiante en 8 minutos' (Editorial Oberon). Todos esos errores que cometemos, una y otra vez, en nuestra rutina de limpieza diaria van a quedar atrás con la ayuda de la experta. Saca libreta y boli, para elevar el aspecto de tu piel.
¿Cómo debemos de lavar de forma adecuada el rostro?
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La primera idea que debemos de tener clara es que la limpieza de la piel es crucial para una piel sana, especialmente la del rostro. Según la doctora en medicina estética, durante el día, el rostro está completamente expuesto a suciedad, bacterias y polución. "Esto crea un ambiente irritante e inflamatorio que acelera la aparición de los signos de la edad y empeora la función barrera de la piel", advierte.
La experta en belleza dermoestética responde a algunas de las principales dudas respecto a la limpieza. Hemos recopilado las 5 más importantes:
- ¿Debemos desmaquillarnos incluso si no nos hemos maquillado? "Siempre quedan restos de algo, la piel nunca se siente totalmente limpia y notas que todo se va acumulando en el rostro", explica Candy Hernández en su libro.
- ¿Es recomendable usar toallitas desmaquillantes? "Causan fricción en la piel y están cargadas de ingredientes detergentes que, una vez más, dejan la piel totalmente irritada y, encima, son terribles para el medioambiente", indica.
- ¿Los limpiadores en profundidad son buenos? Cuidado, limpiar de más el rostro también es peligroso. "Solemos comprar uno de estos limpiadores ultraespumosos que utilizan términos como 'limpia en profundidad' y que dejan la piel bien seca y tirante, haciéndonos pensar que así es como debe sentirse la piel limpia. Hacen una limpieza tan profunda que se lleva por delante la barrera natural de la piel".
- ¿Cómo afecta los limpiadores agresivos en la función barrera de la piel? "Si continuamente agredimos la piel con limpiezas que arrasan con nuestra función barrera, conseguiremos una piel débil y con sensibilidad, incapaz de protegernos de los agentes externos", explica.
¿Por qué lavamos mal nuestro rostro?
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Lo más normal es que, incluso siguiendo todos los pasos al pie de la letra, cometamos ciertos errores a la hora de limpiar completamente el rostro:
Por ejemplo, uno de los más frecuentes es usar agua caliente para el enjuagado. Un hábito que debemos evitar porque puede comprometer la barrera natural de la piel y provoca irritación y deshidratación. Tal y como aconseja la médica estética, deberías hacerlo con agua templada.
Además, es muy importante que no te olvides de la zona del cuello y el escote a la hora de lavarte el rostro. "Tampoco te olvides de la zona de atrás de las orejas", apunta Hernández.
Otra de las costumbres que tenemos que dejar de hacer es utilizar cada día productos exfoliantes mecánicos. Por mucho que te encante la sensación tras estos productos, puede provocar irritación, inflamación, infecciones o incluso empeorar las condiciones de la piel como el acné.
Y si eres de las que utiliza su toalla para el rostro varias veces consecutivas, olvídate. "Lavarte el rostro para secarlo con una toalla que llevas varios días sin lavar puede ser incluso peor a no lavarte", asegura Candy Hernández.
Es importante que controles la frecuencia de uso, sino quieres crear brotes de acné inesperados. ¿Cada cuánto? Así lo explica la experta en cuidado facial en el libro: "Los estudios demuestran que las bacterias empiezan a acumularse en las toallas tras la primera vez que se usan, por lo que aguantan máximo entre uno y dos días antes de que tengas que lavarlas".
Doble limpieza como aliada para una piel sana y joven
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Para asegurarnos que nuestra piel quede limpia con un método saludable para el cutis, la mejor decisión es incorporar la doble limpieza a tu rutina diaria. Deberás de hacerte con un limpiador a base de aceite (para la suciedad más dura) y un limpiador acuoso más suave. Esta es la única forma para acabar con la suciedad e impurezas de manera real.
Para la doctora Candy Hernández, estos pasos son infalibles para un cutis sano y con una apariencia cuidada: "Al utilizar dos productos suaves e hidratantes en lugar de un solo limpiador con alto poder de detergencia, la irritación es inexistente o mínima. No hay alteración en la barrera natural de la piel, pudiendo conservar mejor la longevidad y salud de la epidermis".
Si ya habías incorporado la doble limpieza a tu rutina y no notas los efectos, puedes estar cometiendo algunos de los errores que menciona en su libro:
- El primero es mojarte el rostro antes de aplicar el primer limpiador o mezclarlo con agua. "Tienes que utilizarlo directamente sobre la piel seca para que funcione y no utilizar agua hasta el aclarado", recomienda.
- Aclarar los limpiadores con agua fría. La experta en medicina estética explica el motivo: Al hacerlo, estarías endureciendo el aceite que está derretido en el rostro y acabarías creando una capa dura de producto y suciedad sobre la piel muy difícil de aclarar.
El mejor limpiador para cada tipo de piel, según la Dra. Candy Hernández
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- Piel seca: Elige limpiadores que contengan aceites en su formulación, incluido el segundo limpiador.
- Piel grasa: Tu piel puede aguantar un poco más de acción durante la limpieza. En el segundo limpiador, opta por uno con ácido salicílico para equilibrar la producción de sebo, desobstruir poros y unificar el cutis.
- Piel deshidratada y sensible: Es muy importante que dejes atrás todos los limpiadores que no sean específicos para pieles más sensibles y que no tengan función hidratante.
- Piel con acné, con hiperpigmentación o envejecida: Sí o sí, tendrán que tener principios activos. Para las de acné, ácido salicílico; y en el caso de las hiperpigmentadas o envejecidas, ácido glicólico y láctico.
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