Saber cómo funciona nuestra piel es un requisito fundamental para poder escoger los tratamientos correctos para hidratarla. Dependiendo de varios factores, la piel puede es normal, sensible, seca, mixta atópica o grasa y cada una de ellas tiene unas características que se manifestarán de una forma u otra. Si no somos expertos, no es fácil detectar el tipo de piel de cada rostro, puesto que se pueden dar características de varias y además puede cambiar a lo largo de la vida. Este test para saber ¿Qué tipo de piel tengo? nos puede ayudar en esta tarea.
Además, existen diferentes métodos que nos pueden servir para adherirnos a una clasificación u otra. Según la doctora Raquel García, uno de los métodos más eficaces para detectar el tipo de dermis es el método de la cara desnuda. “Debes limpiar tu cara a fondo con un limpiador suave y secarla levemente. Deja tu piel desnuda, sin aplicar ningún otro hidratante, suero o tratamiento durante 30 minutos”, apunta la experta.
Transcurrido este tipo observa cómo ha reaccionado el rostro. “Examina tus mejillas, barbilla, nariz y frente para comprobar si hay brillo”, señala la doctora. Deja pasar otros 30 minutos más y evalúa si tu piel está reseca al sonreí, si sientes esto, probablemente tu piel sea seca, si por el contrario, anteriormente encontraste brillo en las zonas señaladas, puede que tu piel sea normal o mixta. Si además de brillo en estas zonas encontraste grasa en las mejillas, seguramente tengas una piel grasa.
Piel normal: sus características
La piel normal es la dermis ideal que a todos nos gustaría tener. Es suave sedosa, sus poros no están excesivamente dilatados y mantiene unos niveles óptimos de elasticidad. Es una piel que no se suele resentir si un día se nos olvida desmaquillarnos al irnos a la cama o si aplicamos un cosmético que no corresponde. Pero no te engañes este tipo de piel también necesita hidratación y protección para que no se deteriore con el paso del tiempo y los agentes externos.
Para mantenerla en un estado óptimo la doctora García apunta: “Cuida tu piel de día de noche para mantenerla fresca y exfóliala una o dos veces por semana, con productos suaves para eliminar las impurezas y células muertas”. A pesar de ser un tipo de piel con buena elasticidad, aplicar la crema facial con un masaje favorecerá esta característica. También apunta a la importacia de usar una crema específica para el contorno de ojos para mantener una mirada radiante.
Piel sensible: sus características
Según indica la doctora García, “la piel sensible es aquella susceptible a factores externos como el estrés, el aire reseco de la calefacción o la luz UV. Por esta razón, la piel sensible precisa de cuidados especiales que le proporcionen alivio y, al mismo tiempo, refuercen su barrera de protección natural, ayudándola a ser más resistente”. Además de estos factores hay otras variables internas que también influyen a la hora de tener al piel sensible, como la edad, el estrés y la tendencia a sufrir alergias.
Afortunadamente, hoy en día la piel sensible está en la mente de muchos formuladores de cosméticos. Es importante que te asegures de usar productos de limpieza suaves, recomendados para el cuidado de la piel sensible. Hay algunos componentes que debemos evitar como el jabón alcalino, que deteriora la capa ácida protectora de la piel. Para hidratar, apuesta por una fórmula especialmente diseñada para este tipo de pieles con distintas patologías, como puede ser la rosácea.
Piel seca: sus características
Si tras lavar el rostro notas esa tirantez que hemos mencionado en un principio, aprecias descamación o irritación, podemos estar hablando de una piel seca. Este tipo de piel no siempre permanece igual, ya que hay diferentes grados de piel seca y puede presentarse desde una leve tirantez hasta el dolor y las grietas. Por otro lado, es algo a lo que todos estamos expuestos ya que además de los factores internos, también existen los externos como el clima al que nos expongamos.
Para mantener este tipo de piel en el mejor estado posible cobra especial importancia la hidratación, tanto por dentro como por fuera. “Sigue una dieta saludable y bebe dos litros de agua al día y utiliza productos de cuidado facial ricos en aceites naturales que te ayuden a aliviar y relajar tu piel”, afirma la doctora García.
Piel mixta: sus características
Quizás te sorprenda saber que la piel mixta no es en sí mismo un tipo de piel, ya que mezcla varios tipos en un mismo rostro. Se caracteriza por una zona T grasa, frente, nariz y barbilla, y una piel normal o seca o muy seca en el resto del rostro. Es frecuente que este tipo de piel se reconvierta en una piel seca cuando se supera la barrera de los 50 años, por la pérdida de elastina y colágeno.
Para cuidar este tipo de dermis estos son lso consejos de la doctora García: “Limpia tu piel en profundidad antes de aplicar los productos habituales de tu rutina de cuidado facial y hazlo con agua tibia en lugar de agua muy caliente o fría”. Utilizar siempre productos adecuados a este tipo de piel ayudará a mantener su equilibrio.
Piel atópica: sus características
La piel atópica se irrita con facilidad. Esto es debido a que es una piel pobre en lípidos, los encargados de garantizar la función barrera de la piel. Por esto, la penetración de agentes irritantes es mucho más fácil y esto da lugar a continuos picores que hace que la persona que la sufre se rasque continuamente, lo que debilita su barrera cutánea, por lo que se convierte en un ciclo interminable.
La dermatóloga Ángela Hernández apunta: “La piel atópica no es capaz de transformar los ácidos grasos que ingerimos con la dieta, por lo que es fundamental aplicar una crema que contenga lípidos. Por otro lado, aunque es complicado de controlar, es importante evitar rascarse para acabar con el ciclo del que hablábamos antes.
Piel grasa: sus características
La piel grasa es todo lo contrario a la piel seca. Es este caso hay una secreción excesiva de sebo, tanto en la zona T, frente y nariz, como en las mejillas y en el mentón. Esto puede dar lugar a que este tipo de pieles sean más propensas a la aparición de granitos e incluso a episodios más graves de acné.
“Limpia y desmaquilla tu rostro cada noche para evitar que los poros se taponen. Exfolia tu piel con un producto suave y aplica una mascarilla facial una vez a la semana” apunta la doctora García. Si aparecen granitos es importante que no los toques.