No es ninguna novedad que todas envidiamos la perfección de la piel de las japonesas, pero también su esbeltez y la facilidad que tienen para perder peso sin necesidad, apenas, de tener que estar en forma.
Sus dietas, sus tradiciones y sus ejercicios hacen que los japoneses tengan una imagen tan envidiable y ahora venimos a contarte como puedes hacer uno de los platos más icónicos de su dieta, especialmente eficaz si queremos perder peso: te hablamos de la sopa de miso.
Las sopas nos ayudan a adelgazar
Estamos seguras de que has oído hablar infinidad de veces de la sopa de miso, pero es muy probable que todavía no la hayas probado. La mayoría de sopas son ideales para adelgazar (y así lo han demostrado estudios, obviamente, si las tomamos con frecuencia) y algunas investigaciones han concluido que ingerirlas ayuda a reducir el hambre y su aparición, gracias al alto contenido en fibras de sus ingredientes, que actúan como un saciante al retrasar el vaciado gástrico, es decir, la rapidez con la que el estómago se vacía después de comer.
Además de para mantener un peso corporal adecuado, tomar sopa nos ayuda a estar continuamente hidratadas ya que, beber agua ayuda a perder peso al acelerar el metabolismo entre un 24% y un 30%. Vamos a contarte como puedes elaborar la sopa de miso, una de las más completas y perfectas para adelgazar.
La sopa japonesa de miso
La sopa de miso es uno de los platos más conocidos de la dieta japonesa. Se hace a partir de pasta de miso, fabricada como una pasta aromatizante, a partir de semillas de cereales, de soja o de judías (o ambas mezcladas) y de sal marina fermentada con el hongo koji.
El miso, por su parte, puede ser de variedades distintas: por un lado está el miso blanco (Shiro), el más común, cuya pasta está hecha de soja y arroz. También está el miso amarillo (Shinshu), hecho de soja y cebada y con una fermentación más larga, muy similar al miso de cebada (Mugi), con una fermentación aún mayor, que le aporta mayor intensidad de sabor. Por último, existe el miso rojo, marrón u oscuro (Aka miso), hecho con soja y con una fermentación que puede durar hasta tres años.
La receta de la sopa de miso
Para elaborar en nuestra casa la sopa de miso necesitamos 750 ml de caldo de verduras o de pollo, unos tres centímetros de jengibre rallado, 2 dientes de ajo machacados, media col y una zanahoria ralladas, 1 chile rojo fresco, picado y sin semillas, 2 cucharadas de pasta de miso y 100 gramos de tofu firme.
Aunque también podemos echarle puerros, champiñones o algún otro de nuestros vegetales preferidas, para customizarla a nuestro gusto y jugar con la intensidad de su sabor, incorporándole nuevos matices.
A la hora de elaborarlo, el primer paso es verter el caldo en un recipiente y, cuando empiece a hervir, incorporar el ajo, el jengibre y el chile, cocinándolo a fuego lento durante cinco minutos.
Acto seguido se incorporan las verduras ralladas, se tapa y se cocina unos tres o cuatro minutos, antes de agregar la pasta de miso y el tofu en daditos. Se deja cocinar otros cinco minutos y ya tendríamos la sopa lista.
Beneficios para la salud de la sopa miso
La sopa de miso cuenta con una composición nutricional excepcional para adelgazar y, según han demostrado estudios, su ingesta puede reducir el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares.
El miso contiene probióticos (de forma natural o agregados) que refuerzan nuestro sistema inmunológico, ya que son vitales para mantener un equilibrio correcto entre las bacterias intestinales y mejorar la salud mental, ayudando con trastornos como la ansiedad, la depresión, el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) y la memoria, además de reducir la gravedad de ciertas alergias.
Qué sopas no tomar para adelgazar
- Las sopas muy espesas: con pan, harina, mantequilla, leche de coco... no son las más indicadas para adelgazar.
- Las sopas de sobre con alto contenido en sal son malas tanto para ayudarnos a mantener la figura como para la salud ya que, además de favorecer el edema y la retención de líquidos, pueden provocar enfermedades como la osteoporosis, el asma o problemas renales.
- Las sopas muy grasientas, con manteca de cerdo o de palma no son las más recomendabas, obviamente.