Vegana por convicción, Núria Gago ejerce como tal incluso en la alfombra roja. Lo hizo en los Feroz, con un diseño de Duyos, y repite filosofía y diseñador ahora en los Goya. Caudalie marca con la que la actriz, guionista y escritora colabora desde hace años y que acaba de añadir a su portfolio bases de maquillaje y polvos de sol, remata un look sostenible y responsable del que Núria se siente muy orgullosa.
Queremos saberlo todo sobre tu outfit. De hecho, hemos hablado con Juan Duyos, quien firma tu vestido, confeccionado con cristales y tul, y nos ha explicado que es “un vestido-joya pensado para durar en el armario y que va a formar parte de nuestros archivos. Está elaborado de forma sostenible porque mi proceso es así: los diseños se hacen en España por gente de mi taller a la que cuido y quiero”. Con semejantes premisas, imagino que tu elección ha sido muy fácil. Sí. ¿Y sabes por qué? Porque el atelier de Duyos está lleno de joyas. No es sencillo discriminar; entras, los ojos ta hacen chirivitas y dices, “madre mía..” Pero sí que es verdad que tanto con Duyos como con mi equipo de representación nos planteamos qué deseábamos expresar en esta alfombra, qué queríamos mostrar, qué lado mío pretendíamos que se viera. Y coincidimos que el vestido que llevo en la alfombra es ideal y a la vez muy especial. Además, Duyos me lo ha arreglado a medida, igual que pasó con los Feroz, que también me ayudó a elegir un look para que, al tratarse de dos alfombras no muy alejadas entre sí, se consiguiera dar dos miradas distintas sobre mí a través de sus vestidos.
¿Es complicado componer un look 100% vegano para la alfombra roja? Me parece una pesadilla. Amo a Stella McCartney porque ha sido pionera en esto; si te puede vestir Stella MacCartney de cabeza a pies, estás salvada. Es complicado, pero estoy feliz porque piso la alfombra roja de los Goya con unos zapatos que me han hecho a medida las compañeras de The Forest Shoes. Son de terciopelo y la base está confeccionada con corcho, un sueño. Luego el vestido de Duyos, el bolsito de Guess cruelty free.. No hay ningún producto animal ahí. En mi caso, cuando tengo un shooting, siempre avisamos: no me voy a poner ni cosas de pelo ni de piel. Y si hay un abrigo de estos increíbles de pelo falso pero que parece de verdad se tiene que especificar en el texto que no lo es. Me niego a promocionar nada que dé la sensación de que es cool matar a otro ser vivo.
El maquillaje también te acompaña… Hay marcas estupendas libres de tóxicos y de sulfatos. Que luego todo esto también son disruptores hormonales y cosas tóxicas. Los productos de Caudalie (los utilizo desde la pandemia, cuando empecé a colaborar con ellos) y el resto de cremas que me pongo son en un 98 o 99% de origen vegetal, libres de químicos.. Es una cosmética que no te enferma. Yo de Caudalie utilizo hasta su desodorante, fíjate. Y, por supuesto, sus productos estrella: Vinoclean para limpiar la piel, el agua de belleza para cerrar el poro y el sérum Lifting Firmeza Resveratrol–Lift, que me encanta.
¿Y qué nos puedes contar de las joyas que llevas a los Goya? Que son de José Luis Joyerías y una preciosidad. Oro blanco de 18 quilates, piedras preciosas, diamantes... Me parecen unas piezas muy elegantes que casan a la perfección con el vestido. En mi opinión, son la pareja ideal.
¿Cuándo empezaste a ser vegana practicante? Porque imagino que de pequeña te servían carne. Claro, tú te comías lo que te ponían en casa. En esa época no había conciencia y los animales eran seres que no tenían nada que ver con nosotros: ellos estaban en un espacio y nosotros en otro. No nos planteábamos nada más. Yo creo que los que tienen verdadero mérito son todos los vegetarianos y veganos que lo son desde los 80, con superpocas alternativas, superpocos recursos… No me quiero ni imaginar el nivel de compromiso que debían de tener para poder mantenerse. Había muy poca reflexión sobre el abuso que hacíamos de la tierra y de los animales.
Y llegó un momento en que algo en ti hizo clic. Fui poquito a poco. Hay una cosa muy interesante: el ser humano es un animal y empatiza con otros animales que se parecen a él. A mí me pasó, sobre todo a raíz de tener a la perra viviendo en casa. Yo me comunicaba con ella; entendía sus emociones. Y me empecé a cuestionar que, si en vez de una perra tuviera un cordero, tendríamos un diálogo a nuestra manera. En aquella época seguía a muchas protectoras y gente que rescataba animales domésticos. Entonces había que pinchar en los vídeos de Facebook para que se abrieran y cuando hacías scroll en la página, se activaban. De esa forma, y sin ni siquiera buscarlo expresamente, empecé a ver vídeos sobre mataderos, acerca de cómo se hacían los edredones de plumas… y comencé a entender lo que había detrás de las bandejas de despiece del supermercado, esas que no te da pena comprar porque no tienen ojitos y no te miran. Entonces inició mi transición: no podía comer nada que me pudiera mirar, en lo que yo pudiera ver el miedo. Creo que el animal sabe perfectamente lo que pasa cuando está en el matadero porque ve lo que sucede; de hecho, muchos intentan huir. Años atrás estaba convencida de que todas las vacas eran lecheras, pero la vaca lechera es una vaca que ha dado a luz y que tiene la leche para mantener a su cría. Y a esa cría se la quitamos para comérnoslas porque su carne es más blandita, o la encerramos en una especie de caja y les damos leche industrial cargada de antibióticos. ¡Loquísimo! Para mí, la carne no es una necesidad. Me dejo aconsejar por un nutricionista y me alimento increíblemente bien. Ahora mismo, comer carne no implica que te alimentes de manera saludable: se medica a los animales para que crezcan más rápido, así que nos estamos nutriendo de antibióticos, hormonas y miedo (sí, ellos también sueltan cortisol cuando pasan miedo). No es que sea una gran alternativa. Ya de los embutidos ni te hablo. De hecho la OMS lo ha dicho, ‘chicos, cuanto menos carne, menos embutidos, mejor’. Hace 12 años restringí mi dieta a vegetales y pescado y, tras la pandemia, dejé también este último.
Toca ‘exportar’ el veganismo a la moda. Es complejo. Hay marcas que son chulas, que hacen ropa y zapatos preciosos y constituyen una alternativa real. En mi caso se suma otro factor: si trabajo en una serie o una película, estoy haciendo un personaje. Y si mi personaje lleva unos zapatos de piel, pues es lo que hay. Obviamente, yo siempre lo comento antes y la gente normalmente tiene mucha sensibilidad; nadie quiere herir a los animales. Todos mis amigos saben que cuando voy con ellos hay que decidir primero por WhatsApp lo que se come. Y lo hacen encantados. Tengo gente con mucha sensibilidad a mi alrededor que me facilitan el encontrar siempre alternativas.
¿Eres practicante de la moda circular? Sí, y lo que me encanta es que con mis amigas nos intercambiamos las piezas. Algunas veces hago limpieza de armario e invito a las de aquí, de Barcelona. Y con Leti (Dolera) e Inma (Cuesta) lo hacemos en Madrid. Si yo no me pongo algo, seguro que otra lo quiere. A la hora de comprar, la segunda mano me parece lo más sostenible. En esto, el referente es París, donde puedes encontrar maravillas. Cerca del Centro Pompidou hay un montón de tienditas de segunda mano increíbles. Mira, yo me compré un jersey de lana rojo, con rosas bordadas, que a lo mejor tiene 50 años. La gente por la calle me pregunta que de dónde lo he sacado. Y ahora estoy deseando ir a Copenhague, porque me han dicho que hay unas tiendas de segunda mano increíbles.
¿Conoces a otras actrices que compartan tus inquietudes veganas? La que está super puesta en esto es Nathalie Poza. También Irene Visedo. O Sara Sálamo, que es vegana y superreinvindicativa. Somos muchas compañeras. Y teniendo en cuenta que alfombra roja es un momento delicado ya que te estás exponiendo, al menos hacerlo con algo que te haga sentir coherente con lo que eres. En la moda, cuanta más conciencia haya en el tipo de tejidos y en el tipo de fabricación, más ganancia para todos.
Desde Hollywood llegan periódicamente noticias de celebrities que han tenido que aparcar el veganismo por recomendación médica. No sé los casos de cada uno. Yo, por ejemplo, me hago unas analíticas muy exhaustivas cada año tomo suplementos alimentarias que sustituyen lo que debería tener a través de los animales. No sé si conoces Veganuary, un movimiento que estamos amadrinando tanto Dani Rovira como Nathalie Poza o yo. Es una ONG que, cada mes de enero, facilita a todo el mundo que lo desee recetas, links y los productos más económicos para que que puedas experimentar y ver si decides unirte a una alimentación un poco más vegana. Lo puedes solicitar cualquier mes, pero la campaña es en enero. Yo me alimento de grano, legumbres, frutas, verduras, semillas y frutos secos. Y luego tengo la gran suerte de que mi veganismo ha llegado en una época en la que existen unos procesados saludables, como los que nos propone Heura, capaz de generar soja no transgénica y de cultivo no invasivo. Yo puedo hacerme mi hamburguesa y disfrutarla, o un pollo falso al curry.
Ya que estamos ante la gran fiesta del cine, ¿qué películas te han encantado en el último año? Upon Entry me parece fantástica. Soy cero del género de suspense, me considero más intimista, pero reconozco que me quedé completamente enganchada porque además tiene mucho de crítica social y es brutal la violencia psicológica a la que someten a los personajes. También me gustó mucho Creatura, de Elena Martín, y 20.000 especies de abejas, que es una película deliciosa.