Juan Avellaneda, el renombrado diseñador y figura del estilo, ha sabido llevar su inigualable sello estético más allá de la moda, adentrándose en la decoración de interiores con espacios que cuentan historias de elegancia, funcionalidad y arte. Su oficina no es solo un lugar de trabajo, sino un ejemplo vivo de cómo un diseño sofisticado puede transformar cualquier entorno en un espacio lleno de personalidad y confort.
En este lugar, cada elemento parece cuidadosamente seleccionado para reflejar la esencia del diseñador: desde las combinaciones de colores hasta las piezas de arte que adornan las paredes. A través de un diseño que equilibra lo clásico con lo contemporáneo, la oficina de Avellaneda nos invita a repensar el concepto de los espacios de trabajo, convirtiéndolos en lugares donde la creatividad y la funcionalidad se encuentran en perfecta armonía.
Materiales de calidad y mix de estilos
La oficina, que también funciona como un salón acogedor, es el corazón del estilo Avellaneda. Este espacio combina la sofisticación clásica con un diseño moderno, creando un ambiente donde la creatividad fluye con naturalidad. Las molduras en los techos, en tonos grises y blancos, evocan un aire tradicional europeo, mientras que el mobiliario rompe con esta estética añadiendo un toque contemporáneo.
El sofá capitoné blanco, de líneas curvas y modernas que el mismo creó desde cero, inspirado en el estilo escandinavo, se convierte en el punto focal del salón, aportando confort y estilo a partes iguales.
Junto a él, una mesa de centro en madera natural y sillas de diseño metálico minimalista completan la disposición, creando un equilibrio visual perfecto. La alfombra china bajo los muebles aporta textura y calidez al espacio, conectando lo clásico con lo moderno de manera armónica.
En cuanto a la iluminación, que es una parte fundamental de cualquier espacio, está cuidadosamente distribuida, incluyendo lámparas con bases doradas y pantallas rojas (el color favorito del diseñador), que crean un contraste cálido, aportando profundidad y carácter al ambiente. Además, las estanterías repletas de libros, objetos decorativos y detalles personales muestran cómo un espacio de trabajo puede reflejar la personalidad de su dueño.
La cocina: minimalismo y elegancia
La cocina de Juan Avellaneda, que es una de sus partes preferidas de la oficina, es un ejemplo de cómo un espacio funcional puede convertirse en un rincón elegante y muy apetecible. Con una paleta predominantemente oscura, dominada por muebles en negro mate, este espacio destaca por su sobriedad y modernidad.
El contraste lo aportan los elementos decorativos, como el florero de diseño con hojas tropicales y flores anaranjadas, que añade un toque natural y vibrante al ambiente. Las lámparas colgantes, con formas geométricas limpias y acabados blancos, se integran perfectamente en el diseño, iluminando con suavidad el espacio y destacando los detalles de la encimera y la barra central.
Esta última, con taburetes de diseño contemporáneo en tonos claros, no solo cumple una función práctica, sino que también invita a la interacción y la comodidad. El remate final lo pone el cuadro del bouquet de flores en el lateral, que también cuenta con un marco en negro y unas tonalidades oscuras, que hace que se integre a la perfección con el resto de elementos.
Arte como protagonista de la decoración
El arte tiene un lugar privilegiado en la oficina de Juan Avellaneda, no solo como elemento decorativo, sino como un recurso para transmitir emociones y reforzar su visión estética. Una pintura abstracta, con explosiones de rojo, azul y negro, destaca en la pared de la entrada, aportando energía al espacio y sirviendo como bienvenida a los invitados, que ya pueden hacerse una idea del buen gusto que encontrarán en el interior.
También destaca el vibrante cuadro en colores vivos en una de las zonas del pasillo, en el que pone mucho énfasis, y que aporta un contraste moderno y audaz al ambiente. Con una paleta de tonalidades saturadas, que incluye versiones en neón del rosa, amarillo, azul y verde, inyecta dinamismo y energía al espacio predominado por el blanco.
Esta elección refleja la pasión del diseñador por el coleccionismo de arte contemporáneo, una afición que plasma en sus proyectos. Al integrar piezas únicas, no solo enriquece visualmente el espacio, sino que también lo convierte en un lugar que inspira creatividad y conversación, atributos esenciales para un entorno laboral.
Sofisticación y exuberancia en el baño
El baño es una de las estancias más especiales de su oficina, plagada de originalidad. Esto lo consigue gracias al papel pintado con motivos florales y aves exóticas que cubre todas las paredes y el techo. Este diseño aporta una atmósfera lujosa y artística al espacio, mezclando tonos cálidos como marrones y terracotas con detalles vibrantes en azul y verde.
El lavabo de porcelana blanca, de líneas curvas y minimalistas, contrasta con la opulencia del fondo estampado y la sobriedad de la encimera negra. La combinación de materiales y colores genera un contraste equilibrado que amplifica la profundidad y la luminosidad del espacio, especialmente en combinación con la iluminación indirecta integrada en el espejo. Finalmente, los accesorios cuidadosamente seleccionados, como las velas aromáticas y frascos minimalistas, añaden un toque personal y funcional al diseño.