Desde que me dio por ver Twin Peaks siento una especial fascinación por los aserraderos. Sí, esos lugares de sonido tan característico que, en mi imaginario, huelen a madera y lluvia. Cierto es que nuestras ideas de unas vacaciones pasan –parece que obligatoriamente– por sol y playa, pero las tendencias están cambiando y huir del excesivo calor se convierte en prioridad.
Entonces es cuando a tu mente –al menos a la mía– acuden paisajes a lo Seattle (si no me equivoco, creo que los exteriores de la serie se rodaron allí). Y aquí llegan las buenas noticias, porque en la península contamos con varios destinos que podrían encajar con el paisaje soñado, ocupando Andorra en uno de los puestos más top de este imaginario.
Tradicionalmente epicentro del shopping (en la capital, Andorra La Vella) y punto de encuentro de los amantes del esquí, en los últimos tiempos ha surgido una corriente, muy apoyada por el Principado, que aboga por convertir Andorra en un destino ideal para primavera y verano, con espectaculares rutas de senderismo o espacios en los que practicar mountain bike o ciclismo (esta disciplina es casi religión por esos pagos) y, sobre todo, grandes oportunidades de recrearte en la tranquilidad y bienestar inherentes a sus paisajes.
El tema de los desplazamientos hasta aquellos lares va por buen camino tras la apertura de los vuelos de Iberia en fin de semana al aeropuerto de Andorra-La Seu, pero las buenas nuevas no acaban aquí: dentro de la oferta hotelera existe un establecimiento que reúne toda la excelencia que ofrece este lugar norteño: se llama NH Collection Andorra Palomé y se ubica en un edificio fue un antiguo aserradero de La Massana (nh-collection.com). Mi fantasía hecha realidad.
Cierto es que este NH no se localiza en Andorra La Vella, la capital, pero ni falta que le hace, porque se halla junto a la estación de esquí de Vallnord y el Parque Natural de los Valles de Comapedrosa, lo que le hace dueño de unas vistas perfectas a los valles septentrionales del Principado. Además, está a pie de río, característica que incrementa su valor añadido de cara a aquellos que priorizan los enclaves en la naturaleza durante su estancia.
Con 34 habitaciones repartidas en cinco plantas (las que dan al mentado río son muy codiciadas), la intimidad y la comodidad están garantizada. Hasta las más pequeñas tienen encanto, pero, si te toca escoger, las suites dobles con terraza deberían el primer puesto en la lista de deseos por méritos propios. El hotel reserva también sitio para guardar equipos de esquí y bicicletas, tiene un gimnasio bien equipado, dispone de sala de masajes y cuenta con una terraza para tu solaz en verano y un jardín a pie de río que es sencillamente perfecto para descansar.
Pero es que, además, el menú de actividades a las que puedes acceder desde NH Collection Andorra Palomé es muy, muy extenso: como había apuntado, te proponen rutas de senderismo, algunas, como la del Hierro, que tiene su inicio en una antigua mina y transcurre paralela al río, muy sencillas de hacer; paseos a caballo o la posibilidad de cruzar el puente tibetano de Canillo, uno de los más largos de Europa y que alcanza los 600 metros de altura.
Asimismo, también tienes la opción de recorrer en 4x4 la llamada Ruta de los Contrabandistas, que cruza la frontera hasta Tor, montaña donde aconteció un crimen del que se vuelve a hablar mucho tras ser objeto de una investigación del periodista Carles Porta para TV3 (es un pueblo casi inhabitado pero muy pintoresco, donde está abierto un restaurante llamado Casa Sisqueta, lugar de ‘avituallamento’ capaz de hacer magia con los productos de la zona). Y, por supuesto, acercarte a Andorra La Vella y pasar unas horas en el macrospa Caldea, uno de los más completos que existen y que pone a tu disposición zona de relajación, circuito de actividad, piscina de chorros y piscina exterior entre otras opciones.
Por cierto, apunta que tampoco tienes que irte muy lejos para comer estupendamente: en el restaurante Émo del NH Collection Andorra Palomé te tratarán con mimo y te ofrecerán tanto snacks más casuales (pizzas, hamburguesas…) como una completa carta en las que las carnes se llevan grandes elogios. Seguramente también te sugerirán cervezas andorranas y vinos catalanes. Acéptalos. Todo si puedes. Y si quieres tapear, para eso está el Émobar, con terraza incluida. O el Lounge Bar, donde podrás pedirte un cóctel y disfrutarlo en ese jardín que si parece de cuento de hadas es porque lo es.