No es de extrañar que Scarlett Johansson se saliera del mapa en la exitosa película de Netflix Historia de un matrimonio, cuyo trabajo en ella le valió una de las dos nominaciones que recibió en la última edición de los Oscar -la interpretación en Jojo Rabbit le valió la otra, a mejor actriz secundaria, ambas sin premio-. Ella misma reconoció en público varias veces que el guion le llegó en medio de su proceso de divorcio con el periodista francés Romain Dauriac. Pero resulta que la buena de Scarlett ya tenía experiencia previa en la materia, y qué experiencia: ni más ni menos que con el marido perfecto de América, ¡Ryan Reynolds!
No se sabe exactamente cuándo se conocieron los dos protagonistas de este nuevo capítulo de historias de amor vintage, tampoco se sabe dónde, aunque ya te contamos en su día algunas pistas al respecto cuando repasamos la relación de Reynolds con Alanis Morissette. Ninguna prueba se ha hecho pública de que así fuera, pero sí es sabido que la famosa pareja de actores comenzó su relación muy poco tiempo después de que se cancelaran los planes de boda de la cantante canadiense y el protagonista de Deadpool. Prueba de ello es que se casaron en septiembre de 2008, apenas un año después de romper con Morissette.
Fue tan fugaz su noviazgo como su matrimonio, o ahí, ahí, porque en diciembre de 2010, apenas quince meses después de la boda, hicieron público un comunicado conjunto anunciando su ruptura: "Después de una larga y cuidadosa consideración de ambas partes, hemos decidido terminar nuestro matrimonio. Entramos en nuestra relación con amor y con amor y amabilidad lo dejamos. Aunque no se espera privacidad, sin duda es apreciada", decía aquel escrito.
UNA RUPTURA AMISTOSA
Y así, como un jarro de agua fría, acabó el que podía haber sido el matrimonio más mediático de la década que se acaba. Curiosamente, Ryan ha acabado siendo parte de uno de los que pelean por dicho título honorífico, pero junto a otra rubia que no es Scarlett, sino Blake Lively, con la que tiene tres hijos y una guerra muy divertida declarada a través de Instagram. Y eso que seis meses después de su divorcio con la protagonista de Matchpoint le confesó a Details que no creía que fuera a casarse de nuevo. ¡Un año y medio le duró la falta de ganas! A ver quien es el guapo, nunca mejor dicho, que le decía que no a Serena van der Woodsen...
La verdad es que pocas historias de amor vintage cuentan con dos protagonistas tan potentes y el resultado es tan insulso. Algunas pelis de Hollywood nos vienen a la cabeza en las que haya pasado lo mismo, de esas que vas al cine con unas ganas locas y lo mejor es el bol de palomitas. No vamos a apuntar a nadie porque tenemos una historia real entre manos, pero es la mejor comparativa que se nos ocurre para resumir cómo fue, en lo mediático, el matrimonio Reynolds Johansson. La otra manera de resumirlo se la dejamos a la propia Scarlett, que lo explicó a la perfección en una charla con Time Out New York allá por 2009: "Trabajamos y luego nos vamos a casa". Wow, Scarlett, dicho así, con ese entusiasmo, teniendo en cuenta que estabais juntos por entonces, se entiende lo que pasó poco después.
Está claro que el vaso de la ilusión no parecía estar lleno del todo, y a eso hay que sumarle que por entonces ambos estaban inmersos en sus carreras profesionales, muy exitosa ya para ella -tres nominaciones a los Globos de Oro y actriz mejor pagada del momento según Forbes- y no tanto para él, al que el éxito le llegó un poco más tarde. Aún así, también estaba ocupadísimo intentando ganarse el hueco en el estrellato de Hollywood que pronto consiguió -el estreno de The Proposal precisamente en el verano de 2009 fue su punto de inflexión en lo profesional-. Al menos, así se lo reconoció la actriz neoyorkina a Cosmopolitan. "Pasamos mucho tiempo separados. Es muy difícil. Es malo", reconoció no sin antes reconocer que, por lo menos, no se arrepentía de haberse casado con Reynolds: "Parecía una cosa muy romántica, y lo fue. Fue lo mejor que hice".
No sabemos si es cierto o no pero lo que es seguro es que el actor nacido en Canadá debe ser un encanto en todos los sentidos. Cualquier periodista que haya tratado con él lo reconoce, esa impresión da en sus apariciones públicas y en sus redes sociales, y hasta sus ex hablan con todo el respeto del mundo de él. ¡Ah! Y, por supuesto, él hace lo propio de sus ex: "Salir de una relación y seguir manteniendo la idea de que sigue siendo la misma persona con la que me casé es un gran lujo que experimenté", llegó a decir poco después del divorcio. Quizá los príncipes azules de los vetustos y obsoletos cuentos de princesas sí existen… aunque está claro que las princesas del siglo XXI no necesitan que ningún hombre las despierte de sus sueños profundos, afortunadamente. Al menos no es este el caso de la gran Scarlett Johansson.