Yo no soy de series de época, y quien me conoce lo sabe (y de sobra). Sin embargo, hay una producción en Netflix que es mi debilidad. Porque sí, hay series que te enseñan historia, pero luego hay otras que tienen tanto estilo, tanta tensión emocional y tantos diálogos afilados que acabas sabiendo de política británica casi sin darte cuenta.
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Además, es una serie muy elegante. Y también majestuosa. ¿Necesitas más pistas? Vale, puedo decirte que es televisión de alta costura emocional, una serie que ha logrado algo tan improbable como convertir los silencios de la reina Isabel II en gritos narrativos, las tensiones palaciegas en guerras psicológicas, y un desfile de bodas, escándalos y funerales reales en uno de los dramas mejor escritos y producidos de la última década.
¿Ahora sí, verdad? Pues lo mejor es que puedes ver ‘The Crown’ en Netflix y entera. Desde el primer episodio hasta el último. Desde 1947 hasta 2005. Desde Winston Churchill hasta el accidente de coche en París. Un viaje en seis temporadas que no solo merece tu tiempo: lo exige con tiara incluida.
¿De qué va ‘The Crown’?
‘The Crown’ arranca con la joven princesa Isabel Windsor preparándose para ser reina en medio de una Europa de posguerra. Y desde ahí, lo que sigue es una radiografía impecable de lo que significa tener poder, perderlo, fingirlo y cargarlo sobre los hombros mientras el mundo cambia demasiado deprisa.
La serie no es una biografía convencional. Es un drama psicológico revestido de historia. Es la historia de una familia atrapada entre su rol público y su humanidad. Y aunque suene solemne, te prometo que está lleno de giros, conflictos internos, silencios cargados de intención, y esa tensión británica que se cuece en salones decorados con terciopelo.
Cada temporada se centra en una década diferente del reinado de Isabel II y va explorando (con bisturí narrativo) las fisuras dentro del Palacio de Buckingham: matrimonios rotos, relaciones maternales tensas, escándalos mediáticos, crisis diplomáticas y un sinfín de episodios históricos que, bajo el filtro de ‘The Crown’, se convierten en puro arte dramático.
El argumento es sólido, pero el reparto es oro
Y todo británico, por supuesto. Uno de los mayores aciertos de ‘The Crown’ ha sido su forma de narrar el paso del tiempo. Cada dos temporadas, el elenco principal cambia, reflejando el envejecimiento de los personajes. Y ojo: nunca se ha resentido. Más bien todo lo contrario.
- Claire Foy fue la primera reina. La joven, contenida, estoica y brillante. Ganó un Globo de Oro y un Emmy porque nadie podía mirar como ella sin hablar.
- Olivia Colman tomó el relevo con ese talento arrollador que tiene para parecer amable incluso cuando está sentenciando vidas con una ceja levantada. Su versión de la reina, más madura, más pragmática y más herida, es puro matiz.
- Imelda Staunton cierra la saga como una Isabel anciana, que ya no necesita mostrar emociones para provocarlas en el espectador. Solo con el peso de su presencia basta.
Y a su alrededor, un carrusel de personajes tan reales como reconocibles:
- Matt Smith, Tobias Menzies y Jonathan Pryce como Felipe, el esposo que nunca tuvo trono pero sí muchísimo ego.
- Helena Bonham Carter y Lesley Manville como la eterna segundona con alma de protagonista: Margarita.
- Vanessa Kirby, Erin Doherty, Emma Corrin, Dominic West, Elizabeth Debicki... cada uno dejando su huella con interpretaciones que han hecho historia en la televisión.
Me gustaría hacer una mención especial para Gillian Anderson como Margaret Thatcher, que no actúa: hipnotiza. Su presencia es tan poderosa que parece una obra aparte dentro de la serie. Y no, no exagero.
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¿Por qué deberías verla?
Se me ocurren tantos motivos, aunque trataré de resumirlo en cinco puntos:
- Porque humaniza a los Windsor sin romantizarlos. Aquí no hay buenos ni malos. Hay personas complejas, heridas, con contradicciones. La reina no siempre acierta. Diana no siempre es víctima. Carlos no siempre es villano. La serie te hace cuestionar todo lo que creías saber.
- Porque cada episodio es una minipelícula. El guion, la dirección de arte, el vestuario, la fotografía, la música... Todo es impecable. De verdad. Impecable.
- Porque aprendes mientras disfrutas. Si no sabes qué fue el ‘Desastre de Aberfan’ o la ‘Guerra del Miércoles de Ceniza’, aquí te lo explican sin que suene a clase de historia.
- Porque te acompaña emocionalmente. No es solo una serie política. Es una historia de maternidades difíciles, esposos ausentes, hermanos en guerra, hijos decepcionados. Es familia. Es dolor. Es culpa. Es amor en silencio.
- Porque es un espejo elegante del poder femenino. Aunque se hable mucho de reyes, ministros y guerras, ‘The Crown’ siempre ha sido sobre una mujer que carga con el mundo sin quejarse. Y eso, aunque discutible, también es revolucionario.
¿Dónde ver ‘The Crown’?
‘The Crown’ está disponible en Netflix. Las seis temporadas completas. Cada una con diez episodios. Es perfecta para ver de a poco o maratonear con una copa de vino (blanco, si quieres ponerte royal).
Puedes empezar desde el principio, o ir directamente a las temporadas de Diana. Pero te lo advertimos: una vez entras, no puedes salir; porque la corona será pesada, pero esta serie es deliciosa.