Alessandro Michele para Valentino: una colección sorpresa tan excesiva como elegante

Hay quienes dicen que las casualidades no existen. Si atendemos a esta premisa, que Alessandro Michel se haya estrenado como director creativo de Valentino presentado —por sorpresa— una vastísima colección resort en formato fotográfico, el mismo día que Sabato di Sarno debutaba en Milán para Gucci, la firma que lo despidió en 2022, podría interpretarse como una declaración de intenciones. Un manifiesto en el que el diseñador romano muestra su entusiasmo al frente de una firma de lujo que ha puesto a su alcance todos los medios necesarios para que él ejecute ese imaginario tan Michele.

Según él mismo declaró para ‘The Business of Fashion’, en Valentino, "hay un nivel de trabajo que veo por primera vez en una empresa. Puedo pedir lo imposible, ¿sabes? Para alguien como yo, es un orgasmo continuo. Es un clímax".  En este estado de claro entusiasmo, ¿cómo iba a esperar hasta septiembre para enseñarle al mundo su maestría durante la Semana de la Moda de París? ¡Imposible!

Nos ha pillado desprevenidos, eso sí, y aunque el golpe de efecto ha sido certero, la colección Resort para la primavera del 2025 se ha ganado con méritos propios, cada titular en el que ha aparecido. Su flamante creativo, ha tenido la audacia de hilvanar sus códigos personales con los de la firma italiana, después de escarbar en su archivo histórico y rescatar lo mejor de la sofisticación kitsch-chic de los 60 y 70.

En algo más de 260 imágenes bajo el título de ‘Avant les Débuts’ (‘Antes del Debut’), Michele ha mostrado esa opulencia victoriana que tanto le inspira y que, para muchos, se ha vivido como una saga de su etapa con Gucci. No obstante, los más agudos han sido capaces de ver que, por fin, permite que sus fantasías maximalistas campen a sus anchas en forma de bordados, lazos, medias caladas, cuadros, volantes, y más, mucho más, sin perder un ápice de elegancia.

Claves del debut más viral del momento

Aunque el plan era que la colección llegase directamente a las tiendas en octubre, Alessandro Michele decidió, en el último momento, que tanto esfuerzo por parte de su elogiado equipo, merecía tener su momento de gloria. Lo ha hecho reinterpretando los códigos de la casa, aderezándolos con ese espíritu excesivo que lo caracteriza.

Hemos visto esa estética barroca tan clara en su impronta y que nadie como él es capaz de hacerla cotidiana. Los bolsos bordados con flores o los cárdigan de mohair, se mezclan con sudaderas deportivas en las que se puede leer “Chez Valentino”, o turbantes de seda y pashminas de paisley. 

A este estilo de aparente desenfado burgués, se suman las chaquetas y abrigos de pelo, los flecos en bolsos y caftanes, y pañuelos como accesorio estrella, adornando las frentes y las cinturas de modelos que desfilan prendas de género fluido con un exotismo refinado, en el que tienen cabida unas llamativas capas peacock de colores. 

También vemos referencias al ladylike tan propias de Alessandro, con vestidos boho donde los volantes, la gasa y el encaje, enfatizan la silueta femenina, sin dejar de lado las minifaldas, los pantalones de pinzas y los vestidos vintage. ¡Y esos bombachos!, ¿nos atreveremos a volver a llevarlos al street style?

En cuanto a los estampados, podríamos decir que narran una historia de ostentación urbana. A ratos, la una zíngara adornada con brocados y flecos dorados, otros retomando la esencia british con esa pata de gallo en blanco y negro. Vestidos de vichy en el mítico rojo Valentino, el sempiterno animal print, piezas con lunares y muchas flores, también forman parte de esta inabarcable narrativa primaveral en la que el diseñador vuelve a utilizar el logotipo de la casa en pantalones, chaquetas, bolsos, gorras o adornos de pelo en forma de lazos.

También presenta unas cuantas prendas de estilo marinero, que nos llevan a la costa francesa con camisetas a rayas, bermudas y pantalones anchos, que conviven con cangrejeras y zapatillas de lona, para hacer de contrapeso de una propuesta donde los brillos predominan por encima de la sencillez.

Especial fascinación por la Sfilata bianca de 1968, que Michele ha tomado como referencia para salpicar de color marfil una línea de sastrería impecable, en donde ha podido dejar su sello a través de los hombros marcados y ribetes rigurosos de una elegancia depurada y menos recargada, aunque con ese aire retro que recorre toda la colección.

Complementos que respiran lujo

Los complementos juegan un papel protagónico en la narrativa del director creativo, y lo vemos como parte de ese compromiso artesanal cada vez más evidente en su trabajo. Largas hileras de perlas alrededor del cuello, mariposas y lazos en el pelo, pañuelos, turbantes, calcetines hasta las rodillas con calados para destacar los kitten heels o a las merceditas, y gorras, muchas gorras con el monograma, que lo mismo van bien con un look casual, que con uno de sus vestidos de noche.

Lo que parece haber sido un aperitivo de lo que veremos en septiembre, ha hecho que todas las miradas vuelvan a estar en Alessandro Michele, sin siquiera haber desfilado de manera oficial. Si formaba parte de una estrategia, ¡bravo!, porque después de este extenso avance, necesitamos saber cómo será la transición de esta nueva etapa creativa y si Jared Leto o Harry Styles, continuarán siendo embajadores de su propuesta ‘genderless’, que tan bien le ha funcionado.