La naturaleza inspira. Esa espléndida paleta de color, sus caprichosas formas y la impresionante variedad de texturas, hacen que la Alta Costura vuelva una y otra vez a ella en busca de esos ingredientes capaces de crear una colección memorable, como sucediera con aquel desfile primavera/verano 1999 de Alexander McQueen, con la ‘Pagan collection’ de Elsa Schiaparelli en 1938, o el homenaje que le rindiera a la diseñadora Daniel Roseberry, siendo director creativo de la firma, en 2023.
Tanto el reino animal como el vegetal, han estado presentes en la pasarela desde siempre, bien sea en forma de manchas felinas, de jardines bordados en los tules de las faldas, o de frutas cítricas que cuelgan alegres de los complementos. Durante el próximo otoño/invierno, veremos flores por doquier, dejando claro que no son competencia exclusiva de la primavera.
Nos quedamos con los bucólicos vestidos de Elie Saab y en el romanticismo poético de Giambattista Valli, pero si tenemos que destacar un estampado que ha roto los esquemas, son aquellos que utilizan las frutas y hortalizas, o los que, como Bottega Veneta, decoran con ramilletes cargados de color y formas sinuosas. Atenta, porque prometen conquistar muchos de los looks que veremos en el street style.
Agricultura de Alta Costura
Los culpables no son otros que los creativos de las grandes maisons, que han acercado la vida del campo hasta nuestros armarios, para crear unos outfits tan apetecibles como auténticos, y todo a base de productos frescos traídos directamente de la huerta.
Balmain: una vuelta a sus orígenes
Para lo que resta del año y el arranque del 2025, Olivier Rousteing, el hombre al frente de Balmain, ha rescatado los viñedos de su Burdeos natal para estamparlos, bordarlos y hacer fieles representaciones en 3D de racimos de uvas, dando como resultado una colección llena de referencias frutales, que conviven con los diseños arquitectónicos y detalles en forma de caracol (otro de los símbolos de su tierra).
Además de los vestidos, corsés o faldas, Rousteing ha querido incluir guiños a las mantas de los pícnics y accesorios decorados con racimos o bodegones de hortalizas, que asoman por los bolsos en forma de cestos. Bolsas de la compra, collares XL rebosantes de uvas y frutas, y racimos que penden de las orejas de las modelos con total descaro.
Lo cierto es que las uvas son uno de los elementos más recurrentes en quienes encuentran en la agricultura un aliado, y si no, recordemos las chaquetas de Elsa Schiaparelli en 1937, que se convirtieron en uno de sus objetos de deseo, de las amantes de la moda de aquellos años.
Loewe: Pasión por los rábanos
Grandes rábanos en rosa y verde, flotan en las vaporosas formas de las faldas y los pantalones bombachos en los que Jonathan Anderson nos imagina esta temporada invernal. La flora y fauna ocupan sus diseños, donde los pájaros y hasta un perro de estética kitsch, parecen querer captar nuestra atención.
Además de los sendos racimos florales, los tubérculos parecen ser los protagonistas de algunas de sus propuestas, y los vemos junto a otros compañeros de la huerta que bien podrían ser raíces como la cúrcuma o el jengibre. Un look tan depurado, como el hígado del que coma estos alimentos.
En su propuesta, el Anderson sigue fiel a sus siluetas con grandes volúmenes, aunque destacando algunas partes de la anatomía femenina con cinturones, complementos metalizados o prendas que se ciñen a la cintura como las levitas.
Pero ojo, que esta tendencia de pasajera tiene poco, ya lleva años sobrevolando nuestros estilismos con las propuestas del otoño pasado en piel de Bottega y Veneta, o las más estivales firmadas por Dolce&Gabbana de hace ya algunos veranos, lo que parece indicar, que será un indispensable en tu armario durante una temporada. ¿Te animas?
Un armario cargado de vitaminas