Las últimas apariciones de Angelina Jolie nos han vuelto a dejar claro por qué siempre es, más allá de un referente de estilo, un buen termómetro de aquellas prendas susceptibles de convertirse en iconos —y si no que se lo pregunten a aquel Versace que llevó en los Oscar del 2012—. Esta vez, a su paso por la BFI London Film Festival, la actriz lució un traje sastre negro de tres piezas de Dolce & Gabbana, compuesto por una chaqueta de esmoquin, pantalones de corte cigarette y un chaleco, en un claro ejemplo del poder de la sastrería femenina, y de por qué cada vez más mujeres la incluyen en su armario.
La conquista femenina por este tipo de prendas, inicialmente masculinas, no es baladí, por lo que conviene hacer un repaso histórico para agradecerle a Marlene Dietrich, Katharine Hepburn y Greta Garbo, que allá por 1930 se atrevieran a dejar la falda en sus armarios, convirtiéndose en las pioneras en llevar un traje chaqueta con pantalón. Un gesto que hoy en día podría parecer insulso, pero que para nada lo es si tenemos en cuenta que hasta la década de los 50, una mujer vestida de esta guisa podía ser arrestada por “suplantar a un hombre”.
Historia de la sastrería femenina
En la década de los 60, no fueron pocas las mujeres a las que echaron de lugares públicos por osar vestir un traje pantalón, incluso cuando llegó Yves Saint Laurent en 1966 con su colección ‘Le Smoking’, las revistas de la época y la opinión pública continuaron lamentando que se estuvieran pasando por alto “las normas de género”. Cuenta la leyenda que cuando la socialité Nan Kempner quiso entrar en el mítico Le Côte Basque (sí, ese mismo en el que Truman Capote se reunía con sus cisnes), le negaron la entrada y ella, chica lista, se quitó los pantalones dejándose la americana a modo de minivestido.
Para los 70 el traje era algo más que una moda, era una forma de expresar la libertad y la ebullición de ideas políticas propias de aquellos años. Gracias a sus tejidos ricos y coloridos, así como a la confección que abarcaba distintos patrones, el dos piezas se convertía en todo un símbolo que se consolidó cuando Diane Keaton lo hiciera célebre gracias a su personaje de ‘Annie Hall’. Bianca Jagger, Mia Farrow, Annie Lenox, Grace Jones, e incluso la princesa Diana, también ayudaron a apoderarse del pantalón y la chaqueta y a abrir nuevos discursos estilísticos.
Con los años, el traje chaqueta empezó a tomar un cáliz rancio, anticuado y nada vanguardista, pero en 2015 Rihanna apareció en los premios Grammy con un diseño oversize negro de John Galliano para Maison Margiela y, de nuevo, todas las miradas recayeron en este look, tan controvertido como sexy y elegante. Ese año, Bottega Veneta y Chanel también hicieron un hueco a esta estética en la pasarela.
Si avanzamos en el tiempo, las prendas masculinas ya son todo un clásico de firmas como Stella McCartney, Dolce & Gabbana, Elie Saab, Armani, Thom Browne o Victoria Beckham, reina indiscutible de cómo reinventar una y otra vez tres piezas clave. La diseñadora suele apostar por una silueta oversize, jugando con las texturas, los colores y las chaquetas, como esta que se cruza con un cinturón, haciendo efecto kimono y que no puede parecernos más chic.
El presente y futuro de la sastrería
Vivimos una vuelta a la personalización, saturados de la producción en cadena, cada vez más mujeres buscan ropa hecha a medida que cumpla, no sólo con sus gustos, sino también que sea capaz de crear el equilibrio perfecto para su propio cuerpo. Es así como la sastrería ha encontrado un nuevo boom, donde muchas firmas ofrecen esta experiencia en la que cada cliente tiene un rol clave en el diseño de su prenda ideal.
Pero la sastrería a medida no solo responde a la demanda de exclusividad, sino que también es una alternativa más sostenible a la moda rápida. Al producir solo lo que se necesita y crear piezas pensadas para durar, fomenta una forma de consumo más consciente. En esta línea tenemos a Gabriela Hearst, diseñadora conocida por su enfoque de lujo sostenible que incluye prendas a medida para mujeres; Laura Bernal, que realiza sus prendas de forma sostenible y siguiendo un modelo de economía circular; Malne, especializada en lujo personalizado de ediciones limitadas.
Por su parte, Banshee of Savile Row es una marca emergente que se especializa en sastrería a medida para mujeres, ubicada en la emblemática Savile Row de Londres, una calle históricamente conocida por su tradición en sastrería masculina. Fundada por Amber Gordon, busca romper con los moldes tradicionales y ofrecer a las mujeres acceso a la misma calidad, personalización y experiencia de alta costura que han disfrutado los hombres en esta calle icónica.
En España, cada vez son más las sastrerías que empiezan a abrirse al mercado femenino, como Santería Serna, una de las más antiguas de nuestro país y que buscan dar visibilidad al oficio; o Bryan con sus maravillosas chaquetas de solapa invertida diseñadas por su fundadora, Andrea Moragues.
Sin duda, a medida o en serie, el traje de chaqueta y pantalón se ha convertido un imprescindible en cualquier guardarropa, sobre todo por la versatilidad que ofrece. Vemos un auge de a estética efforless como demostró Sienna Miller en el lanzamiento de una nueva colección de ropa junto a los grandes almacenes Marks & Spencer; y otras donde lo masculino adopta las formas más sensuales a través de las transparencias y los encajes. Como ves, hay opciones para todos los gustos.