Lorena Durán: la modelo que rompe estereotipos, portada de nuestro número de verano

Con looks de Jean Paul Gaultier, Lorena nos cuenta cómo se ha convertido en precursora de las tallas no habituales sobre la pasarela.

Carlos Megía

Periodista especializado en moda, tendencias y celebrities.

Actualizado a 18 de julio de 2024, 16:23

Lorena Durán lleva vestido de tul de JPG X Shayne Oliver y pendientes de OSB Vintage.

Javier Biosca

Hace ahora 12 años, Lorena Durán (Los Palacios y Villafranca, 1993) vio por primera vez cómo su rostro copaba una enorme fachada del madrileño Paseo de la Castellana y ya no hubo marcha atrás. “Fue como una fantasía”, evoca la sevillana. Y no se confunde al elegir el término porque, durante décadas, los hitos logrados resultaban una ensoñación producto de fantasías febriles.

Julio-agosto InStyle

Con una maleta rebosante de menosprecios y rechazos, Durán abandonó el pueblo con 19 años dispuesta a demostrar que su empeño era más fuerte que cualquier prejuicio.

Lorena Durán posa para Instyle con un minivestido tipo corsé en denim lavado de la colección JPG X KNWLS.

Javier Biosca

“Siempre he querido demostrar que la belleza no está en una talla”, explica quien se convirtió en la primera modelo curvy–de las etiquetas hablamos luego– de Victoria’s Secret y que ahora, en lo más alto del escaparate internacional, ejerce como amiga de la marca del perfume Gaultier Divine, cuyo envase bien podría ser la representación de la propia Lorena, una diosa de curvas sensuales, piel luminosa, libre y sin ataduras.

Y es que personalidad, fuerza o poder son sustantivos que definirían perfectamente la trayectoria de la nueva musa de este reportaje, empeñada en demostrar que la moda no es sinónimo de delgadez a lo largo de un viaje vital tan triunfal como sinuoso. ¿Pero quién quiere un camino en línea recta cuando puede disfrutar de unas buenas curvas?

Vestido con print Sailor Tattoo, de Jean Paul Gaultier.

Javier Biosca

Llegaste ayer de Miami y estás como una rosa. Lo de cruzar el charco para ti es como si nada, ¿no?
A la semana puedo llegar a coger hasta tres aviones de un mínimo de cinco horas de vuelo por trayecto. Después de tanto tiempo tengo la facilidad de sentarme en mi asiento y dormirme automáticamente. Amo mi trabajo y no me pesa, pero es verdad que a veces estás tan cansada y desubicada que te levantas en un lugar y no sabes dónde estás ni qué día de la semana es. 

Supongo que no es fácil gestionar la soledad inherente a tu profesión. No lo he llevado bien porque soy una persona muy familiar. Tuve que elegir entre mi trabajo o pasar más tiempo con la gente que quiero y elegí el trabajo, pero siempre que tengo un hueco es para ellos. Mis relaciones son virtuales, por videollamada; es mi único modo de tener contacto. Además, mi madre siempre me pide que le escriba sea la hora que sea para saber que estoy bien. Se pasa mal, es verdad. En esos momentos de soledad necesito un abrazo y estar con ellos.

¿Apostar por el modelaje fue una decisión muy difícil de tomar? Siempre tuve claro que quería dedicarme a la moda; desde pequeña he sido muy artista. Crecí en un mundo de volantes porque en Sevilla todo es moda flamenca, pero empecé a recibir muchos noes, no me dejaban dedicarme a ello, decían que estaba gorda. Aun así, soy muy testaruda y me propuse luchar por mi sueño. En un certamen de belleza, a los 18, encontré a la que sigue siendo mi booker y me dijo: “¿Qué haces aquí, andaluza? Voy a preparar tu carrera porque el mundo de la diversidad ha llegado”. No era consciente de que se podía ser modelo con mi talla, que por entonces era una 44. Me subí a un tren que tardó once horas y media en llegar a Barcelona gracias a la ilusión y al apoyo de mi familia.

Vestido de la colección Tattoo de Jean Paul Gaultier

Javier Biosca

¿Tardó mucho esa chica de Los Palacios en adaptarse a una ciudad como Barcelona o Nueva York? Al principio todo me parecía muy grande, me daba miedo hasta salir a la calle. La suerte es que me adapto a todo muy rápido, tengo ese carácter andaluz que me lleva a hablar con todo el mundo y hacer amistades. Donde peor lo pasé fue en Londres. Me soltaron ahí con 19 años y me tuve que buscar la vida con un inglés básico de colegio. Te daban unos folios con las direcciones de los castings apuntadas y vete a la aventura a buscar clientes. Recuerdo preguntar a la gente dónde tenía que ir y ni siquiera me respondían. Lloraba en cada parada de autobús.

Una situación así debe forjar el carácter… Me hizo fuerte, sí. Supe que tenía que espabilar, que no podía estar llorando en cualquier esquina porque la gente no me diera ni los buenos días. Tampoco quería cambiar mi forma de ser, pero esas cosas te hacen más guerrera. Lo llevé bastante bien, como cualquier trabajo requiere de un período de adaptación.

Vestido de satén de la colección Tattoo de Jean Paul Gaultier.

Javier Biosca

Con 15 años tuviste un problema médico que te hizo pasar de la talla 36 a la 44 en unas semanas. ¿Te costó aceptar a la nueva Lorena?Me operaron de urgencia por una torsión ovárica y en un mes mi cuerpo cambió por completo. Mirarte al espejo y pasar de ver a una Lorena delgada a otra Lorena diferente te cuesta, no te reconoces, pero mi madre siempre decía que lo mejor de la persona está dentro, que el físico va y viene, que hay que aceptar lo que nos traiga la vida. Era Lorena con una talla distinta sí, pero la misma Lorena de siempre.

Te volviste a querer desde ese momento. Sí. Al cabo de los años he aprendido que las estrías o la celulitis son un recorrido de mi vida. Es el camino, el esfuerzo, la constancia, todos los noes que recibí y todos los síes que llegaron después. Mi salud va antes que cualquier otra cosa, no voy a sacrificar mi cuerpo por la moda ni por nada. Todos tenemos momentos bajos, pero si no te quieres y no te aceptas no puedes hacérselo ver a los demás.

Vestido de rayas y flores de la colección Très Gaultier de Jean Paul Gaultier.

Javier Biosca

¿Cómo eran las horas posteriores a ser rechazada en un casting por tu peso? ¿Te costaba aceptarlo? Me acuerdo que una vez mi madre y yo fuimos a cobrar un trabajo y, una vez allí, el encargado le dijo: “Oye, pon a tu hija a dieta porque si no adelgaza no va a desfilar para mí la próxima temporada”. Las dos nos miramos y al irnos ella me dijo que jamás se me ocurriera cambiar por lo que opinara nadie de mi cuerpo, que mientras yo me quiera a mí misma no me puede afectar la opinión de nadie. Para una madre debe ser duro escuchar cómo llaman gorda a su hija y que para trabajar tiene que perder peso. Ella es un ejemplo; creo que he heredado su fortaleza. Cuanta más gente me ha dicho ‘no’, más tiro hacia adelante para conseguir lo que quiero.

Lorena Durán con vestido de Jean Paul Gaultier.

Javier Biosca

¿Debemos dejar atrás el curvy para empezar a hablar de modelos a secas o la etiqueta aún es necesaria hasta que se normalice que podéis tener tallas distintas? He luchado toda mi vida para que se visibilicen las tallas más allá de la 36, porque no teníamos cabida antes en el mundo de la moda y hay que concienciar al mercado, pero he de reconocer que la palabra curvy siempre se me ha hecho bola. Cuando quiero describir a una modelo estándar no digo, “María, la chica delgada”. ¿Por qué hay que diferenciarlo todo con una etiqueta? A mí llámame Lorena y punto. Estoy luchando para que dejen de existir las etiquetas porque hacen daño.

Esa concienciación también ha ayudado a que muchas jóvenes tengan un referente donde mirarse. ¿Has vivido ese fenómeno en primera persona? Es que yo no tuve ningún referente porque fui pionera en abrir la veda en la industria. Recibo muchos mensajes de apoyo, preguntas sobre cómo mantener la autoestima alta o por parte de madres que quieren ayudar a sus hijas con la alimentación. Soy referente para muchas chicas y eso crea una responsabilidad increíble, así que intento siempre dar pasos y no equivocarme por toda la gente que me sigue. 

Vestido con guantes de la colección Très Gaultier de Jean Paul Gaultier.

Javier Biosca

Pero esa es una carga que quizá puede acabar siendo pesada para ti… Lo sé, pero la llevo con gusto. Intento estar ahí y dar buenos consejos porque a mí también me hubiera gustado tenerlos cuando era joven. Dedico un día a la semana a contestar a estas niñas, un poco a lo coach, porque todo el mundo necesita ser escuchado y recibir un mensaje positivo. Detrás de una pantalla puedes sentir como una persona está sufriendo mucho. 

Y, Lorena, ¿qué falta para que dejemos de considerar una 40 como una talla grande? Educación, tiempo, visibilidad en los desfiles y escaparates… Cada vez más diseñadores apuestan por ampliar el tallaje, pero necesitamos apoyo. Cuando desfilo me faltan compañeras. No es diversidad que haya solo una chica de talla grande, una chica de color y otra con 50 años. No es una de cada, deben ser muchas de cada. Como en los shows de la marca de Rihanna, Fenty. Al menos en Estados Unidos sí encuentro tallas para gente más grande… Aquí solo me podía vestir de abuela.

¿Qué se siente al convertirse en imagen de Victoria’s Secret cuando, poco tiempo antes, ni siquiera encontrabas talla para ti en sus tiendas? Fue increíble, porque cuando llegué hace siete años a Nueva York no encontré un sujetador de mi talla en Victoria’s Secret. Unos meses después, me escribe mi booker para decirme que tenía un casting con ellos. Yo pensaba que se había equivocado, nunca una chica con una talla tan grande había sido ángel de Victoria’s Secret, que tenía esos cánones de mujer tan limitados y estrictos. Pero me presenté, caminé muy nerviosa y a los días me confirmaron que me habían elegido para ser la primera modelo curvy de la marca.

Ahora que Gaultier también te incluye en su universo, dinos la verdad: ¿te has sentido más valorada como modelo en el extranjero que en España? Es cierto que se me reconoce más en otros países que en el mío, pero siempre digo que nadie es profeta en su tierra. Al final tuve que irme fuera y trabajar mucho para que se me reconozca aquí. Estoy agradecida porque noto que las cosas están cambiando… Echo mucho de menos España, ojalá pueda trabajar más aquí.

 Las mujeres Gaultier destacan por su fuerte personalidad libre de ataduras. Toman las riendas de su propia vida. ¿Siempre has sentido que tenías el control de la tuya? Así lo he sentido. Como aquellas que tan bien define Gaultier, creo que tengo una personalidad arrolladora y siempre he perseguido mi sueño escuchándome a mí misma. Si sentía que ese era el camino, iba a por ello. Gracias a las personas que me dijeron “no” me hice más fuerte. Me armaron de valor para perseguir mis sueños con más ganas.

¿Qué tiene Divine que no tengan otras fragancias? Que apoya esa diversidad, apoya a la mujer por encima de todo, lo cual es espectacular y muy bonito. Y eso, a diferencia del de Gaultier, no lo tienen otros perfumes. 

Vestido de algodón de la colección Très Gaultier de Jean Paul Gaultier.

Javier Biosca

Más allá de las pasarelas y de tu colaboración con la casa francesa, dar el salto al mundo de la interpretación es uno de los proyectos que tienes en mente.Llevo años escuchando a todo el mundo diciéndome que debo dedicarme al acting. Este 2024, mientras hacía un shooting con Sports Illustrated en Oporto, decidí estudiarme una separata y probar en un casting para una serie de Netflix en España. Pues me llamaron y me pidieron que me presentara a una prueba en persona, pero el trabajo me lo impidió y se me quedó esa espinita clavada. Ahora quiero formarme y volver a intentarlo.

También has hecho mención varias veces al desarrollo de tu propia línea de moda. Sí, estoy trabajando día a día en la creación de una marca de ropa para todo tipo de tallas, sin géneros. Necesito tiempo porque me gusta tenerlo todo bajo control; quiero que sea algo muy mío y que cuando salga se vea reflejado por qué tardamos tanto en sacarla

Realización: Francesaca Rinciari

Maquillaje y peluquería: Ricardo Calero

Asistente de realización: Piluca Valverde

Asistente de fotografía: Enrique Escandell

Asistente de maquillaje y peluquería: Miriam Hernández

Manicura: Lucero Hurtado

 

 

 

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