Si eres fan de ‘Sexo en Nueva York’, seguro que llevas grabado en tu retina el vestido de novia con el que Mr. Big plantó a Carrie Bradshaw en el altar. Era la metáfora perfecta de una relación tan tormentosa como adictiva —suelen ir de la mano—, y estaba firmado por Vivienne Westwood, el epítome del punk y de la rebeldía. Lo que la diseñadora británica no llegó a imaginar es que, dos años después de su muerte, se presentaría una colección íntegramente nupcial compuesta de 30 diseños, y menos aún que sería en Barcelona Bridal Fashion Week.
La británica confeccionaba vestidos a medida en su boutique londinense de Davies Street tiempo atrás, y en 2019 presentó su primera colección oficial. Un sueño para las que compartían con ella ese baile entre lo clásico y lo moderno, sólo apto para las novias más disidentes. No obstante, ha sido la Ciudad Condal la elegida para ofrecernos la exclusividad de ‘Vivienne Westwood Bridal Collection 2026’.
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Según Albasarí Caro, directora de Barcelona Bridal Fashion Week “No podríamos tener una marca más representativa que Vivienne Westwood en esta edición de 2025, inspirada en el arte, la creatividad y la sostenibilidad, valores que compartimos con la icónica casa británica que ha sido clave en redefinir la moda y su conexión con el entorno social y natural. La presencia de la marca es una invitación para las novias más audaces y atrevidas y un verdadero privilegio tanto para BBFW como para la ciudad de Barcelona”.
Lorena Durán o Guiomar Alfaro, fueron dos de las modelos españolas que recorrieron el suelo de damero del claustro de la Universidad de Barcelona, un edificio con más de 150 años que sirvió de escenario para contarnos historias de bodas dramáticas, inclusivas y con un punto activista. Minivestidos que dejaban poco a la imaginación, kilómetros de tul abullonándose en las caderas, trajes chaqueta, flores 3D, corsés, escotes pronunciados, o cadenas alrededor del cuello que parecían un extraño presagio; fueron las constantes del desfile.
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La guinda la puso Andreas Kronthaler, el viudo de la Westwood y actual director creativo, quien apareció por sorpresa para cerrar el desfile con un traje de novia tan poco convencional como él mismo. ¿Los protagonistas? Una camiseta de Los Simpson que convivía con una falda satinada, unos guantes largos de fiesta y una boa de flores que le recorría el cuello. Un ejemplo de su estilo irreverente, provocador y profundamente político de la marca.
Y si pensamos en alguien audaz, atrevida, con una capacidad innata para ver más allá de las normas y de transgredir con propósito, aparece Miranda Makaroff, un camaleón que sabe mutar con la rapidez propia de quien conoce bien sus virtudes y defectos. La artista nos invitó a su habitación del Hotel Almanac, a charlar mientras se preparaba para ser la invitada perfecta de una noche en la que el espíritu de la diseñadora estuvo presente. Hablamos de su infancia, de su vida entre libros, telas y música, y de lo que significa para ella el amor.
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Miranda lució la mítica Drunken Jacket en color gris, una de las piezas más emblemáticas de la firma y que apareció por primera vez en la colección otoño-invierno 1993: ‘Anglomania’. La falda a juego, uno de sus maravillosos corsés con un cárdigan rosa y plataformas imposibles de tartán, fueron las piezas elegidas para crear un look explosivo y con guiños noventeros. Nos confiesa que se inspiró en un vídeo de Madonna para el maquillaje y el peinado. Pasen y vean a Miranda Makaroff en estado puro.
¿Cómo fue tu infancia siendo hija de artistas?
Llena de creatividad, arte y sobre todo, mucha imaginación. Tengo el recuerdo de mi padre llevándome al bosque a dar paseos en los que creaba todo un mundo imaginario donde había gnomos, hadas y todo tipo de seres. Me contaba historias y siento como si hubiera visto todo aquello. Creo que gracias a eso he desarrollado el poder de la imaginación y a día de hoy puedo vivir de eso, de crear cosas.
Tú que has tenido tan de cerca la moda, ¿cómo es tu relación con ella?
De pequeña mi madre me pedía ayuda cuando estaba diseñando algo. Me hacía dibujar unas sandalias, por ejemplo. Me acuerdo de estar en esa mesa increíble llena de libros, telas, etc. Solía llevarme a tiendas vintage en Londres y me enseñaba telas, combinaciones de print… Me explicaba que para ella el mundo de la moda no era simplemente vestir, sino transformar a la gente y hacerla un personaje de película.
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Está claro que el color ocupa un lugar muy especial en tu discurso personal y artístico. ¿Qué significa para ti dentro de la moda?
Para mí el color es como una medicina. Una aspirina que te tomas cuando te duele la cabeza. El color le da sentido a la vida. Cuando estoy rodeada de tonos tierra, blanco, beige, gris, negro, me siento totalmente vacía y triste. Es como mi alimento y necesito rodearme de color para sentirme feliz. Se utiliza para terapia, así que los colores vibrantes dan sentido a la vida, hacen que realmente sienta emociones.
¿Está en de tus planes casarte?
No. Por un lado, porque me estreso muchísimo cuando tengo que organizar o decidir cosas, me parece un trabajo y me agobio de pensar que tengo que elegir el color de la servilleta. Este tipo de cosas no me apetece nada y además es que no creo en estos códigos un poco obsoletos.
Está muy bien casarse (dice entre carcajadas), solo que no lo veo muy moderno, para mí es anticuado. ¡Perdonadme! Pero me encanta que os caséis y yo puedo ir a vuestras bodas, aunque siento que a la mía no podréis venir.
Aun así seguro que has imaginado cómo sería tu vestido de novia
¡Eso sí que lo he pensado! Seguro que no me casaría de blanco. Me gustaría ir de rojo como si fuera una vampiresa, con un maquillaje pálido, los labios granates y un vestido con mucho tul. Como si fuera una película de Drácula.
¿Y la celebración?
Sería una celebración del amor más que una boda. Celebrar algo tan bonito como que tengo la suerte de llevar 13 años con mi novio y él me ha enseñado que el amor sí que existe. Para mí una boda es el día a día, por eso no siento la necesidad de escoger un momento para celebrarlo.
¿Qué te gusta de Vivienne Westwood?
Conocí a Vivienne Westwood porque mi madre tenía muchísimos libros en casa y yo me empapaba de todo su universo. Me llevó cuando era pequeña a su tienda de Londres y si no recuerdo mal, tenía un reloj en el que las agujas iban al revés, lo cual me conectó con mi mundo favorito, que es el de ‘Alicia en el País de las Maravillas’, donde todo es posible.
Vivienne era una mujer que escuchaba la voz de su interior para seguir su camino, que es una cosa que hoy en día no ves muy a menudo, porque la gente quiere pertenecer a un grupo muy mainstream, muy comercial, y ella iba en contra del de las agujas del reloj.
Era revolucionaria, rebelde y seguía su instinto. Una mujer única. No hay nadie como Vivienne Westwood y eso me gusta. Me gusta que la gente busque su autenticidad, su ser único. Ella mandaba este mensaje tan importante al mundo, que era que encuentren esa semilla y ese sparkling, donde tú eres solo tú y no puede haber nadie más como tú.
Además, me encanta por todas las causas que apoyaba, como el cambio climático y todos los issues sociales. Ella decía que en 10 años nadie se acordaría de ella, pero le daba igual porque lo único que le importaba era cambiar el mundo. Esa la huella que quería dejar.
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¿A qué otras mujeres revolucionarias admiras?
Aunque no existe en la vida real, Pippi Langstrump es mi musa absoluta. Cuando era pequeña mi madre me ponía los la serie y me parecía tan revolucionaria como Vivienne Westwood. Era una niña pequeña que iba en contra de todo lo preestablecido, no iba a la escuela y tenía la fuerza para levantar un caballo, que metafóricamente es como la fuerza con la que puedes construir tu mundo y vivir en él, incluso convencer a los demás de que eso está bien, y que no tienen por qué seguir lo preestablecido o lo convencional.
Si tuvieras que definir tu estilo en tres palabras, ¿cuáles serían?
Ecléctico, colorido y libre.
Tú fuiste unas de las primeras influencers, ¿cómo llevas la exposición?
Los primeros influencers que conocí fueron Gala(González) y Pelayo (Díaz) y seguí esa estela de ellos, me uní a ese movimiento tan fresco. Después he seguido un camino más nicho y menos mainstream. De haber seguido por ahí, habría salido en la televisión y participado en otro tipo de proyectos que hubieran hecho que la exposición fuera mayor. A mí me hace ilusión encontrarme a alguien que me diga: “Miranda me encanta tu arte”, pero más por eso y no porque tengo un Instagram con no sé cuantos seguidores. Me gusta conectar con las personas de manera más pequeñita y más cuidada.
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¿Cómo es Miranda en la intimidad?
Igual que ahora. Intento ser transparente y mostrar la Miranda que soy, que también es insoportable, desquiciada, cariñosa, divertida, sensible, vulnerable… Intentó ser.
¿Cómo encajas lo de ser artista multidisciplinar? ¿Te sientes cómoda haciendo de todo? Porque últimamente parece que el arte ocupa todo tu tiempo.
Los jóvenes y no tan jóvenes (ríe) estamos como rompiendo boundaries. Intentamos ser felices haciendo un montón de cosas, porque creo que a veces la sociedad intenta encasillarnos en algo muy concreto y si no haces solo eso, no eres válido. Hoy en día estamos demostrando que podemos trabajar en muchas cosas y ser felices. Es importante que nos abramos a entender que somos válidos haciendo cosas creativas.
*Créditos: falda, corsé, chaqueta, zapatos, bolso y joyas, de Vivienne Westwood.
Peluquería: Backstage BCN.
Maquillaje: Bel Domínguez Martínez.
Fotografía: Mara Cozar de Palm Studio.
Agradecimientos: Hotel Almanac.