La naturaleza es sabia y a través de ella podemos obtener todo lo que nuestro cuerpo necesita en cada momento. Pero para ello es necesario saber qué podemos extraer de cada alimento que nos brinda. Las frutas suelen ser grandes fuentes de vitaminas y por eso se recomienda incluir grandes cantidades para el consumo diario. Pero además de activos como la vitamina C, hay frutas que están especialmente cargadas de beneficios, como por ejemplo, el lichi.
Aunque hace años esta fruta de origen asiático era una completa desconocida, ahora se puede encontrar con asiduidad en los lineales de los supermercados europeos y por ende también españoles. Son pequeñas frutas que se caracterizan por tener una corteza de color rojizo y un interior carnoso y blanco. Se puede tomar como postre, pero también se puede incluir en ensaladas. Y, ¿por qué debemos hacer el esfuerzo de incorporarlo a la dieta?
La fruta antioxidante que además desinflama
En primer lugar se trata de un alimento, que como casi todas las frutas cítricas, está cargado de vitaminas, en este caso vitamina C y vitamina B. La primera de ellas es conocida por su gran aporte enérgico, además de que resulta antioxidante y por tanto ayuda a retrasar los signos del envejecimiento. Por su parte, la vitamina B contribuye a la formación del ácido desoxirribonucleico (ADN), el material genético presente en todas las células.
Por otro lado, la vitamina C es eficaz en la prevención de posibles catarros, ya que ayuda a aumentar las defensas, e intervenir en la retención de gases. Esto, teniendo en cuenta en la época en la que nos encontramos, de resfriados frecuentes, puede ser algo a tener muy en cuenta.
Pero eso no es todo, una investigación de la Universidad Autónoma San Luis de Potosí, en México, han encontrado e identificado algunos compuestos fenólicos en la cáscara, pulpa y semilla del lichi. Estos compuestos tienen efectos anticancerígenos, antiinflamatorios y cardio-protectores, capaces de eliminar los radicales libres y prevenir enfermedades crónicas degenerativas. Estos compuestos, por tanto, nos ayudan a acabar con la molesta hinchazón abdominal.
"Los resultados mostraron que los efectos antioxidantes de todos los modelos de prueba, así como el contenido de flavonoides y ácidos fenólicos de los extractos de la flor de lichi están en mayor actividad en el extracto de etanol y los compuestos identificados fueron ácido gentisico y epicatequina", estipula el citado estudio.
Además, esta fruta tropical es una excelente fuente de potasio y de magnesio. El potasio es necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso, para la actividad muscular normal e interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula. Por su parte, el magnesio está relacionado con el buen funcionamiento del intestino, los nervios y músculos, mejora la inmunidad y posee un efecto laxante. Por lo que también nos ayudará a mantenernos alejados de los catarros y a evitar la inflamación abdominal.
Cómo se consume el lichi y cuando está de temporada
Se trata de una fruta dulce y jugosa que es muy fácil incorporar en recetas. A pesar de su aspecto rudo, tras su cáscara dura no comestible se retira con facilidad y detrás de la misma encontramos una fruta blanda y repleta de zumo. De la misma forma que otras frutas como la naranja, esta cobertura del lichi se retira con bastante facilidad. A la hora de comerlo, hay que tener en cuenta que esta fruta sí tiene hueso.
Los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero es cuando podemos encontrar lichis frescos, la mejor forma de consumirlos. El resto del año se puede recurrir a las conservas, aunque entonces la presencia de almíbar aumenta su valor calórico y de azúcares de absorción rápida.