En un futuro arrasado por el cambio climático y con prevalencia de la IA, una cúpula permite que los recién nacidos permanezcan a salvo de la contaminación exterior. Esa es la premisa de Santuario, que primero fue un podcast de Manual Bartual y Carmen Pacheco y ahora una serie que ha comenzado su andadura en Atresplayer y que protagonizan Aura Garrido y Lucía Guerrero. Esta última (Madrid 1993) interpreta a una de esas gestantes alojadas en el ‘santuario’ y cuya rebeldía va a ser clave en la acción.

Santuario
D.R.

Aura Garrido y Lucía Guerrero en Santuario.

Es una alegría ver cómo el audiovisual español se atreve con productos de ciencia ficción. Aquí no se había hecho mucha ciencia ficción, es cierto. Pero es que además Santuario tiene un punto muy distinto a lo que estamos acostumbrados a ver. Muy original.

También resulta disruptivo que sea la adaptación de un podcast. Confieso que, cuando hice el casting, todavía no había oído el podcast en el que se basa; lo escuché más tarde y me pareció fascinante. Obviamente, pensé en cómo conseguirían llevar eso a una pantalla, con todas las exigencias que supondría para el departamento de arte, las localizaciones…  Mucha complejidad a mi parecer.

En varias notas se compara Santuario con otra serie, El cuento de la criada. ¿Estás de acuerdo? 

Yo creo el tema de la maternidad puede tener algo que ver. Y quizás la estética nos pueda recordar también a El cuento de la criada, pero, en mi opinión, la trama es completamente distinta.

El futuro que plantea la serie no es muy descabellado: una crisis climática, la IA campando a sus anchas…

Se deja un poco a la imaginación cuándo transcurre la historia, pueden ser 100 años o a lo mejor antes. Pero hemos visto que muchas veces la realidad supera a la ficción y en Santuario aparecen cosas que ya tenemos entre nosotros.

Ojalá, y por nuestro bien, no lleguemos a los extremos que se cuentan en la serie y tomemos antes consciencia de la complejidad de aspectos con los que convivimos. La irrupción de la Inteligencia Artificial, por ejemplo. No sé si es mala o buena intrínsicamente, pero todo dependerá de su regulación, de su uso y de la conciencia que tengamos al emplearla.

¿Te has llevado bien con Pilar, tu personaje?

Con los personajes siempre hay que llevarse bien (risas). He aprendido mucho de todos los que he hecho, pero este, por razones evidentes y sin querer hacer spoiler, es muy distinto. Nunca había realizado un trabajo de construcción semejante. Cuando entendamos un poco el arco del personaje entenderemos también que interpretarlo ha sido diferente.

Y después de santuario tienes en cartel una serie para RTVE, Ena, la reina Victoria Eugenia, centrada en la vida de la esposa del Alfonso XIII.

No hay fecha de estreno todavía. Es una parte de la historia que, aunque la tenemos relativamente cerca, yo no la conocía. La vida de la reina Victoria Eugenia me ha parecido apasionante, dura y por momentos desgarradora. Es una producción muy bien hecha y contada. Los guiones me fascinaron y el libro de Pilar Eyre, en el que está inspirada la historia, también.

En Ena interpretas a Beatriz de Sajonia, princesa británica. Y su procedencia se deja notar.

La verdad es que ha sido uno de esos proyectos en los que la parte previa lleva casi más tiempo que el propio rodaje. Fue un reto, la verdad, porque además tenía que hablar con un acento particular.

El inglés lo domino, aunque había que pulirlo, llevarlo a otra época y, como te digo, con un acento específico. Me imponía el tema del idioma, sobre todo porque no puedes improvisar de la misma forma. Pero, bueno, estoy superagradecida. Bienvenidos sean estos proyectos en los que encima aprendes cosas.

Hace un tiempo habías manifestado tu interés por dedicarte a la producción. ¿Lo sigues manteniendo?

La producción es un concepto amplísimo; puede abarcar desde el guion, la ejecución… A lo que me refiero con producción es que a mí lo que me gusta de verdad es la historia, el guion, la preproducción… encajar las piezas del puzzle.

De hecho es lo que siempre he querido hacer, pero la vida me llevó por otro lado. De todas formas, siendo actriz tienes una mirada privilegiada de lo que ocurre en un rodaje y en ese aspecto sí que soy curiosa: pregunto, hablo con los distintos departamentos… Me interesa conocer bien la operativa y el trabajo en su conjunto.

Lucía Guerrero
Romero de Luque

Camisa de Péttalos. Estilismo: Bárbara Cuesta; maquillaje: Ika Sánchez

A raíz del tema de los incendios de Los Angeles ha vuelto a la palestra el debate sobre si los actores sois unos privilegiados. ¿Qué opinas?

Se tiende a penar que el actor cobra mucho por cada proyecto, pero el proyecto en sí no es solo el rodaje: abarca la preproducción, posproducción, promoción… Por supuesto, comparar los sueldos de la industria de Hollywood con la industria española no tiene ningún sentido, sobre todo porque en Estados Unidos el cine es uno de los motores de la economía y, al generar tanto dinero, lo que se paga es muy distinto. No creo que se pueda comparar lo que se hace con cien millones a lo que se hace con uno.

Tú, que llevas mucho tiempo en esto, ¿qué consejo darías a los recién llegados que protagonizan un hit y luego no saben cómo continuar en el candelero? 

No creo en los atajos y las cosas muy efervescentes. Lo que marca la diferencia es cómo vas enfocando tu carrera, el trabajo y la perseverancia. Al final, el esfuerzo se acaba premiando, aunque a veces debas tener mucha paciencia.

Para mí, la diferencia está en ser constante, dedicarle mucho tiempo, crecer como intérprete, formarte… Desde mi punto de vista, lo que yo agradezco dedicándome a esta profesión es tener otras aficiones y otros proyectos laborales, sobre todo teniendo en cuenta esto es muy volátil. No me viene nada bien poner todos los huevos en la misma cesta.

¿Y cuáles son esos otros proyectos y aficiones?

Estudié Periodismo y Comunicación y siempre he sido muy inquieta. En Nueva York me dediqué a temas de producción también; he intentado moverme todo lo posible. Ahora estoy con el mindfulness y la meditación, formándome  como instructora. Intento cultivar cosas que crea que pueden ser una vía laboral y que me gusten.

¿Cómo surgió el interés por estas últimas disciplinas de las que hablas? 

En parte me lo inculcó mi madre, que medita desde hace muchos años. Lo probé y empecé a ver beneficios muy pronto. Siempre he sido muy hiperactiva, distraída, impaciente, y la verdad es que vi frutos enseguida.

Empecé a creer mucho en el poder de la meditación, pero es que, aparte,  me venía muy bien para mi trabajo como actriz, porque interpretar es estar presente. Me ha ayudado tanto que llegó un punto en que dije que me gustaría compartirlo y decidí formarme para poder instruir.

¿Tu próximo paso?

Acabo de terminar mi formación como instructora en un centro que se llama Nirakara y ahora pretendo empezar a impartir talleres en centros de yoga. Me hace mucha ilusión llegar a relacionarlo con la interpretación porque, como te decía, en mi opinión tienen mucho que ver. Y luego extrapolarlo a otros perfiles y grupos.

¿Alguna actriz en particular que te sirva de inspiración?

Se me ocurren muchísimas y ninguna a la vez. Pero sí soy muy fan de Kate Winslet. Me gusta la carrera que ha hecho. Siempre que leo entrevistas de ella me inspiran y me encanta la variedad de personajes que ha interpretado. Ha tocado muchos palos y se ha labrado una carrera constante y con proyectos muy bonitos.

Fuiste la protagonista de la pasada campaña de verano de Springfiel. ¿Qué tal tu relación con la moda? 

He de decir que me gusta cada vez más. Antes era relativamente pasota, pero ahora me divierte. Le doy mucho valor a la comodidad, aunque también entiendo que hay que prestar atención a otras cosas.

Santuario habla del futuro. ¿Qué piensas tú acerca de lo que está por venir? 

Tiendo a ser positiva y confío en que los avances conlleven peajes que se sepan manejar bien. El futuro asusta porque, como decía antes, hemos visto que la realidad supera la ficción.

Pasó con el covid; hace diez años parecía impensable que pudiera suceder algo así. Me genera inquietud no saber en qué dirección podemos acabar, pero quiero mantener el optimismo.