Fue Andy Warhol el primero que anticipó su potencial. “Algún día esta preciosa niña será una de las mayores estrellas del mundo”, le dijo a Kathy, íntima amiga del artista y madre de la heredera, mientras esta posaba con apenas dos años frente a su cámara. No se equivocaba. Casi cuatro décadas después, el rostro de Paris Hilton (Nueva York, 1981) bien podría protagonizar una de las serigrafías que Warhol convirtió en cúspide de la cultura pop, encapsulando como pocas el icono y el mito, la fama y el escarnio, el éxito y la fragilidad. Una adelantada a su tiempo, como ella misma se describe, que revolucionó la telerrealidad y estableció las reglas del mundo influencer antes incluso de que el término existiera como tal, con las cabinas de Ibiza como su altar particular.
Mientras la pasarela rinde hoy homenaje al impacto estilístico que produjo su figura a principios de los 2000 (bien de rosa, bien de purpurina, bien de chándal), Hilton saca brillo a una marca global presente en áreas como la moda, el entretenimiento, la belleza o el arte digital. Al otro lado del teléfono ya no hay rastro de aquella joven que escandalizaba a cada paso que daba. La polifacética empresaria que se resguarda del calor en la Riviera italiana, desplegando un discurso tan cortés como profesional, es plenamente consciente de la estrella que fue, es y será Paris Hilton. La corazonada se cumplió. “Puede que Andy tuviera algún tipo de habilidad psíquica”, reconoce nuestra protagonista. Y no podemos estar más de acuerdo, pues la última hazaña de este icono ha sido cerrar el desfile de Versace durante la última edición de Milan Fashion Week enfundada en minivestido rosa brillante y sus míticos stilettos. Una sorpresa que no dejó a nadie indiferente y que parecía rendir homenaje a nuestra portada de InStyle octubre, donde vemos a Paris Hilton también de rosa, también de Versace.
Una portada que bien vale un viaje a Los Angeles para entrar en el fascinante mundo de la empresaria y descubrir quién se esconde realmente tras este símbolo de la moda.
¿Ha sido Warhol una inspiración para ti, Paris? Por supuesto. Era muy amigo de mi madre y me quería mucho. Recuerdo pintar con él cuando venía a casa a vernos. Me encanta su arte y su forma de ver la vida, tan visionario. Es una inspiración y una leyenda. Seguro que hoy estaría orgulloso de mí.
Este verano volviste a Ibiza, un lugar fundamental en tu vida. Amo Ibiza, siempre lo he hecho. Es un sitio muy especial, mágico e inspirador. Tengo un sinfín de recuerdos de mis años pinchando allí y siendo embajadora de la isla. No hay mejor lugar para la fiesta. Fue genial regresar este verano y disfrutarla por primera vez junto a mi marido (el empresario Carter Reum).
¿En qué lugar te sientes más realizada: en la cabina del dj o en la alfombra roja? ¡Ser dj es lo que me hace sentir más viva! No hay nada como estar en la cabina de un concierto de música dance: pinchando tus canciones favoritas, recibiendo el amor del público, los láseres, los visuales… Te sientes en la cima del mundo.
"Puedes vestir de rosa y ser una jefaza"
La tendencia Y2K, que reivindica la estética de los 2000, protagoniza en los últimos tiempos pasarelas, editoriales y escaparates. ¿Por qué abrazamos esa época? Porque fueron los mejores años, los más divertidos. Y cuando piensas en aquella década, la primera persona que se te viene a la cabeza es Paris Hilton; yo soy la personificación de los 2000. En aquellos años no tenía estilista, ni representante ni publicista. Todo lo hacía sola. La gente de la alta sociedad de Nueva York se preguntaba: “¿Por qué viste así esta chica?”. No era lo que llevaría una joven normal, pero estaba muy adelantada a mi tiempo.
¿Te sientes reivindicada por la industria de la moda al ver cómo este estilo y estas prendas triunfan? Creo que la industria siempre ha reconocido mi papel a la hora de establecer modas. Yo nunca he seguido tendencias; lo que me ha gustado ha sido crearlas. Es genial ver que mis fotos y mis looks continúan inspirando, apareciendo en los moodboards de los mejores desfiles y siendo citados por las nuevas generaciones en Instagram o TikTok. Es divertido ser testigo de la influencia que he tenido en la cultura pop durante las últimas dos décadas.
El rosa, la purpurina o los brillos son parte de tu identidad, pero también han sido criticados durante mucho tiempo. ¿Ha llegado el momento de reivindicar el estilo hiperfemenino? El rosa, los unicornios, los brillos… todo eso ha formado parte de mi marca personal. La gente se está dando cuenta de que no soy una rubia tonta, sino que era muy buena fingiéndolo. Quiero enseñar a las chicas que se puede vestir de rosa, llevar tacones de aguja y, aun así, ser toda una jefaza.
Como primera influencer, ¿alguna vez imaginaste que lo que hacías iba a ser el germen de una industria multimillonaria? Me encanta cuando me dicen que soy la original, la creadora de todo esto, pero no, nunca habría imaginado que se convertiría en algo tan masivo como lo es hoy en día.
¿Y cuál es el secreto para mantenerte relevante durante tanto tiempo? Pensar siempre en el futuro e ir un paso por delante del resto. Nunca escucho los consejos de otros; solo lo que dicta mi corazón. Tanto cuando hice mi primer reality como ahora, con mi incursión en el metaverso o los NFTs. Mucha gente no se da cuenta de que soy una nerd encubierta… y que siempre se me ha dado bien predecir el futuro. Llevo mucho tiempo en esta industria y es increíble ver cómo conectan conmigo tanto niños como abuelos. A mi marido le parece una locura que allá donde vayamos, sin importar el país o la edad, sepan quién soy y me den su amor.
¿Es muy diferente la Paris Hilton que conocimos en los 2000 de la actual? Sigo brillando, sigo siendo amable y auténtica, continúo vistiendo de rosa y definiendo la cultura pop… pero he madurado. Estoy centrada en mis negocios, en tener un impacto en el mundo y en mi familia. Mi vida cambió radicalmente con el estreno de mi documental, This is Paris. Yo no sabía quién era antes de su lanzamiento. Aprendí mucho sobre mí misma y sigo haciéndolo.
"Sigo brillando, sigo siendo amable y auténtica, continúo vistiendo de rosa y definiendo la cultura pop…"
En el documental confesaste por primera vez el trauma que sufriste durante tu estancia en un internado por el maltrato recibido y ahora intentas proteger a otras jóvenes que han vivido una experiencia similar. ¿Hablar sobre ello te ha ayudado en tu proceso de curación? Ha sido la experiencia más sanadora de mi vida. Desde que rompí mi silencio utilizo mi voz para hacer del mundo un lugar mejor, sobre todo en relación a los supervivientes del conflictivo negocio de los internados para adolescentes. Hemos cambiado las leyes en siete estados y en dos países, y seguimos trabajando para que el gobierno federal de Estados Unidos modifique las leyes para que los responsables rindan cuentas.
¿Te sientes orgullosa por haberte involucrado en esta problemática? Es emocionante ver toda la gente que se ha acercado a mí para decirme lo que ha significado para ellos y sus familias que yo haya narrado lo que acontece tras los muros de los colegios. Todos esos niños tenían miedo de relatar sus historias porque les decían que estaban locos, que mentían. Yo sé la verdad, y ser valiente a la hora de contar mi experiencia ha ayudado a otros a dar un paso adelante. Muchos de los colegios están siendo cerrados y sus responsables, detenidos. No tenía ni idea del impacto que tendría mi historia, pero está salvando vidas de niños. El dolor de volver a enfrentarme a ello ha merecido la pena.
En la boda de Britney Spears protagonizaste una de las imágenes más virales del año, acompañada de la novia, pero también de Madonna, Donatella Versace, Drew Barrymore y Selena Gomez. Llévanos a ese instante… ¡Fue un momento muy mágico y especial! Cuando vi a Britney caminar hacia el altar, tras conseguir por fin su ansiada libertad, se me llenaron los ojos de lágrimas. Me pareció increíble estar allí con tantas amigas y mujeres icónicas, gente que la quiere tanto. Lo pasamos genial celebrando a nuestra preciosa novia. Fue una noche muy íntima, pero una de las más míticas.
¿Es cierto que rechazaste pinchar para el presidente Joe Biden con tal de acudir al enlace? No hay nada en el mundo más importante para mí que la amistad. De ninguna de las maneras me iba a perder el día especial de Britney, ni siquiera por el presidente de Estados Unidos (ríe).
Has asegurado que nunca has usado bótox ni te has sometido a cirugía plástica. ¿Reivindicas la belleza natural? Tuve suerte de que mi madre me diera lecciones sobre el cuidado de la piel desde los ocho años. Y lo primero que me dijo es que tenía que huir del sol. Cuando de pequeña todas mis amigas se tumbaban a broncearse, yo me negaba a hacerlo. Ahora se acercan y me dicen, “Ojalá te hubiera escuchado, pareces una adolescente”.
Las avisaste… ¡Sí! “Os avisé, chicas”. No voy a decirle a nadie lo que tiene que hacer, pero sí que me gusta mostrar que se puede tener una piel bonita y una belleza natural sin la necesidad de recurrir a esos métodos. Gracias a alejarme del sol, usar productos de calidad, cuidar mi rutina de belleza y someterme a tratamientos innovadores con luz u oxígeno ahora me preguntan por qué parezco más joven que nunca.
Desde el pasado año estás felizmente casada con Carter, “un ángel que me rescató” según confesaste. ¿De qué necesitabas ser rescatada? Durante toda mi vida busqué una persona que fuera mi igual, mi otra mitad. Él llegó en el momento perfecto, justo después del estreno del documental, cuando derribé todos los muros que rodeaban mi corazón. Somos los mejores amigos y compañeros, estamos muy enamorados y sacamos la mejor versión de nosotros mismos. Nos conocíamos desde hace años y tuvimos suerte de volver a conectar. El timing lo es todo; no creo que antes hubiera estado lista para él. Estoy convencida de que mi abuela y su padre, que están arriba en el cielo, nos juntaron.
Cuando echas la vista atrás, ¿qué ves? ¿Cómo definirías tu legado? (Suspira) Quiero que mi legado sea el de haber utilizado mi voz para hacer del mundo un lugar mejor. Ser un modelo de conducta empoderado e inspirador para elevar a las jóvenes del mundo. También quiero que mi compañía de medios, 11:11, defina la cultura pop y las tendencias del futuro.
Da la impresión de que tu agenda es frenética, de que no paras nunca. Siempre estoy trabajando. Acabo de mirar mi agenda y tengo todo ocupado hasta 2024… es una locura. Incluso los días que descanso soy incapaz de dejar de trabajar, me encanta lo que hago. El éxito me impulsa.
Y mirando hacia el futuro: ¿hay algo que le quede por lograr a Paris Hilton? No creo que quede nada por conseguir, ya he hecho tantísimas cosas… El próximo capítulo de mi vida me emociona: seguiré trabajando duro en mis negocios y en mi familia, quiero ser esposa y madre. Mi abuelo estaría satisfecho de ver la mujer de negocios en la que me he convertido, de todo lo que he hecho en estos 20 años. Y no voy a detenerme.