Borgen: Reino, poder y gloria
Netflix

En tiempos donde las tramas políticas se consumen en clips de 30 segundos y la geopolítica se resume en hilos de X(antes Twitter), llega una serie que se ha convertido en la favorita de los amantes del thriller y las producciones nórdicas. Aunque aviso a navegantes, porque esta serie que arrasa no es para tener de fondo. 

Borgen: Reino, poder y gloria
Netflix

Tiene un objetivo: recordarte que el poder —el real— se cocina a fuego lento, en despachos cerrados, rodeado de egos, dilemas morales y decisiones que cambian el rumbo del mundo. ¿Suena denso? Lo es. ¿Suena interesante? Muchísimo más. ¿Está en Netflix? Por supuesto. 

Y aquí viene el dato que marca la diferencia: es un spin-off de una serie que no es nueva (aunque si lo que buscas son las novedades de marzo, también las tenemos). Sin embargo, sus ocho capítulos reinterpretan el universo de una de las mejores ficciones políticas de Europa. Y lo hace con una fuerza narrativa que ya quisieran muchas superproducciones.

De qué va ‘Borgen: Reino, poder y gloria’

Te situamos. Años después de dejar la primera línea política, Birgitte Nyborg, nuestra protagonista (interpretada de forma majestuosa por Sidse Babett Knudsen), vuelve a ser nombrada ministra de Asuntos Exteriores. Sí, de esas que tienen que lidiar con cumbres, líderes internacionales y, por si fuera poco, crisis energéticas.

Todo va relativamente bien —bueno, tan bien como puede ir en política internacional— hasta que se descubre petróleo en Groenlandia. Y aquí es donde ‘Borgen’ se vuelve afilada, incómoda, magnética. Porque lo que parecía una buena noticia para la economía se convierte en una bomba geopolítica con aroma a traición, racismo institucional y eco de colonialismo encubierto.

Nyborg, que siempre ha defendido los valores verdes y éticos, se ve arrastrada por los intereses de grandes potencias (hola, Estados Unidos y China), por la presión del gobierno danés y por sus propias ambiciones personales. Y lo que era una ministra idealista se convierte en alguien... diferente. Más pragmática. Más calculadora. Más sola.

En paralelo, seguimos la historia de Katrine Fønsmark (Birgitte Hjort Sørensen), que ha dejado atrás su pasado como jefa de prensa para convertirse en directora de informativos en una cadena nacional. ¿Suena a ascenso? Spoiler: es todo menos eso. Porque Katrine, brillante como siempre, se enfrenta a la censura velada, a la lucha interna de medios públicos y a jefes (y jefas) que no saben cómo gestionar a una mujer tan capaz.

La política es personal (y eso es lo que lo hace adictivo)

Lo maravilloso de esta cuarta temporada ‘Borgen: Reino, poder y gloria no’ es solo su argumento, que ya de por sí es pura dinamita diplomática. Lo que la hace tan necesaria es cómo entrelaza lo macro y lo micro, lo institucional y lo emocional.

Ves a Nyborg lidiar con una llamada del embajador estadounidense, y al minuto siguiente discutiendo con su hijo adolescente porque él quiere protestar contra la explotación del petróleo que su madre está defendiendo.

Sí, hay tratados internacionales. Pero también hay cansancio. Frustración. Ambición. Y una constante pregunta sobre si el fin justifica los medios.

No es una serie que grite. No dramatiza. Pero te hace pensar. Y eso, en estos tiempos de ruido, es puro oro narrativo.

Borgen: Reino, poder y gloria’
Netflix

El reparto: solvencia, matices y cero sobreactuaciones

Sabes que una serie es buena cuando todo el reparto actúa como si la cámara no estuviera ahí. Aquí no hay histrionismos ni frases grandilocuentes. Hay miradas tensas, silencios que dicen más que un discurso, y una forma de interpretar que te hace sentir dentro del ministerio, tomando decisiones que, francamente, preferirías no tomar.

  • Sidse Babett Knudsen (Birgitte Nyborg) está genial. Lo estuvo en la serie original, y en esta secuela se supera. Es ambigua, humana, devastadora.
  • Birgitte Hjort Sørensen (Katrine) sigue siendo el contrapunto ideal: firme, idealista, incisiva.

Mikkel Boe Følsgaard, Søren Malling, Lucas Lynggaard Tønnesen (como el hijo de Birgitte), y Angunnguaq Larsen (interpretando a Jens Enok, la voz de Groenlandia) completan el elenco.

¿Por qué deberías verla YA (si aún no lo has hecho)?

Yo era como tú, dudaba. Hasta que un día la puse y encontré cuatro motivos para recomendártela:

Porque es un espejo del mundo real

La disputa por el Ártico, la lucha por los recursos, el papel de las mujeres en puestos de poder, el cinismo político, la presión mediática... todo esto no es ficción. Es hoy. Es ahora.

Porque las series políticas pueden ser brillantes sin explosiones

Aquí no hay asesinatos ni corrupción en primer plano. Hay estrategia, hay contradicciones. Y sí, hay decisiones que duelen más que una bala.

Porque es una clase magistral de cómo escribir a una protagonista femenina

Birgitte Nyborg no es una heroína. Es una mujer poderosa que comete errores, que duda, que cambia. Y eso la hace absolutamente fascinante.

Porque se ve sola

Son ocho episodios. Ni más ni menos. Perfecta para un fin de semana de sofá. A veces con vino. A veces con café. Pero insisto: es una serie que atrapa, pero o prestas atención o no te enteras.