Piensas en Ibiza y te vienen a la cabeza calas, paseos en barco, largos atardeceres, estilo boho y fiesta, mucha fiesta. La isla es sinónimo de verano, de diversión y vacaciones. Muchos se quedan solo en eso, cuando lo cierto es que Ibiza tiene también mucho más que ofrecer…incluso en otras épocas del año.
Coincidiendo con el 25 aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, se apuesta por potenciar esas otras cualidades que convierten a este enclave de las Pitiusas en el perfecto destino de otoño. Te contamos cinco razones para que empieces a preparar tu viaje, aunque habría muchas más.
Planes culturales para todos los públicos
Pasear por Dalt Vila, el centro histórico de Ibiza, no es solo un placer, sino una manera de conocer una Ibiza diferente y, para mucho, inesperada. Al conjunto histórico de la ciudad se accede por el Portal de sos Taules, que otrora era un puente levadizo. A partir de allí, todo es historia, desde el Patio de Armas a la Plaça de la Vila (antaño un mercado), pasando por el curioso Polvorín, que ejercía de almacén de pólvora, el Convento de Santo Domingo, el de las monjas Agustinas (imprescindible hacer una parada en él para llevarse alguna de las exquisiteces culinarias que preparan), la plaza de la Catedral, con el Mirador del Rey y sus fantásticas vistas o la Catedral de Santa María.
Esta es una de las rutas, digamos, más clásica y fácil de hacer por cuestiones de tiempo, pero hay otras que se adentran por estrechas callejuelas medievales de portones de madera que replican gran parte de la historia del Mediterráneo. Además, los sábados por la tarde, el ayuntamiento organiza visitas teatralizadas para “sumergirte” en la historia de la ciudad (solo necesitas inscribirte en informacioturistica@eivissa.es; las entradas varían de precios para las más caras son de 10 €).
Y otra cosa muy importante: en otoño, los museos ibicencos son gratis. Pinacotecas como la de Arte Contemporáneo (Ronda Narcis Puget Viñas s/n.), que aparte de su colección permanente organiza exposiciones temporales, o el Museo Puget, (Calle Major, 18), que agrupa la explosión cultural de la isla a principios del siglo XX, nos parecen dos de obligada visita.
Gastronomía de excepción
Quizás, si te pones a pensar en la riqueza gastronómica de España, Ibiza no sea el primer lugar que se te ocurra. Y, sin embargo, merece un puesto entre los elegidos. Porque de sus fogones salen platos tan deliciosos como el sofrito payés (lleva cordero, pollo, sobrasada, butifarra y pancita), los calamares rellenos de sobrasada, la ensalada con peix sec (pescado seco especial procedente de Formentera) o el muy famoso Bullit de Peix, un guiso de pescado tradicional que se sirve con un arroz a banda cocinada en su caldo.
Mención especial para los postres, que a la tradicional ensaimada suman dos exquisiteces como el flaó, una especie de pastel de queso con hierbabuena, o la greixonera, que sería un tipo de pudin hecho con ensaimadas del día anterior. Todo sin olvidar los muy apreciados quesos de la zona y los vinos, un mundo repleto de sorpresas enológicas todavía por descubrir.
En todo caso, si quieres probar la cocina ibicenca tradicional en su máximo esplendor, una buena opción es el restaurante Ca n’Alfredo, situado en el mismo centro de la ciudad de Ibiza (aseo Vara del Rey 16). Te tratarán de maravilla.
Y sigue la fiesta
La fiesta no se acaba en Ibiza durante al otoño, aunque sí es verdad que cambia de cara. O de ritmo. La mayor parte de las discotecas cierran puertas, pero los pueblos de la isla siguen con sus conciertos y sus verbenas.
Aparte de ello, en el centro de Ibiza, en Comte de Rosselló 3, ha abierto puertas el Teatro Pereira (o Teatro Pereyra, grafía con la que también se menciona). Inaugurado originalmente en 1899, fue el aglutinador de la vida social de la época al convertirse en la primera sala de cine de la isla. En 1987 cerró puertas y, tras un largo proceso de remodelación durante el cual se encontraron hasta restos romanos en el subsuelo, en mayo de ese año reabrió con la vocación de convertirse en reclamo de las “otras” noches ibicencas.
Aparte de ser un lugar para encontrarse, tomar algo o comer (muy bien), su versatilidad le facilita alojar tanto espectáculos teatrales como conciertos o incluso shows circenses. El espacio se puede transformar en una sala de fiestas con palcos donde ver y ser vistos (cada uno lleva el nombre de una estrella de la música), un cine o un lugar en el que celebrar cenas y/o cócteles. Vale la pena ir, aunque solo sea para encontrarte con una parte de la historia de Ibiza y, también, para escuchar música en directo.
Can Lluc Ibiza, el ‘perfect place’
Es un hotel rural, sí, pero como su propia web indica (canlluc.com), un lujo de hotel rural en el interior de la isla, entre Sant Rafel y Santa Gertrudis. Alejado de esa Ibiza de fiesta y muy cercano a esa otra de tradición, tranquilidad y filosofía slow, Can Lluc es un proyecto personal de sus dueños, Lucas y Tina, levantado sobre los terrenos donde un día se alzó la vivienda del primero (casa, por cierto, que se ha rehabilitado para acoger habitaciones pero conservando en su interior todo el microcosmos del modo de vida payés).
En el portfolio de Can Lluc aparecen espaciosas suites y maravillosas villas (alguna con piscina privada) que llevan la inmersión en la naturaleza a otro nivel: decoración a base de elementos y materiales naturales, terraza concebida al más puro estilo mediterráneo, ducha interior y exterior… El sueño de tener tu rincón aislado del mundo aquí se hace realidad.
En su restaurante, productos locales y de proximidad preparados al modo ibicenco para que la experiencia sea completa; en sus jardines, una piscina con jacuzzi y amplias tumbonas que invocan el relax; en su spa, carta de masajes y en sus alrededores, rutas de senderismo para conocer esa Ibiza que no sale en los carteles más fiesteros pero que encierra la esencia de la magia que atrae a tantos viajeros.
Y, aparte, Can Lluc ofrece sesiones de yoga, tratamientos de belleza y una amplia experiencia en la organización de eventos. Como decíamos, un hotel de lujo, sí, pero cuyos propietarios, siempre atentos, te hacen sentir como de la familia.
Cómo llegar: elige bien
Nuestro opción está clara y obedece a la iniciativa de Iberia Express para desestacionalizar el turismo hacia la isla. Se pusieron a ello el año pasado y esta temporada han continuado ofreciendo hasta cuatro vuelos diarios y precios muy competitivos (mira si no: desde 25 euros por trayecto comprando ida y vuelta a través del portal iberiaexpress.com.
También puedes acceder a billetes a bajo coste haciéndote miembro del Club Express–acumulable al programa Iberia Plus– y con el que, además, consigues acceso al entretenimiento a bordo de Iberia Express. Y, ya sabes, viajando con la compañía no tendrás dolores de cabeza sobre el equipaje permitido (siempre puedes llevar una pieza de equipaje de mano contigo), lo cual, lo mires por donde lo mires, suma tranquilidad.