El diseñador y estilista Juan Avellaneda tiene un estilo que combina lo clásico con lo vanguardista que lo ha convertido en todo un referente en el panorama nacional. Sus looks se caracterizan por una atención meticulosa a los detalles, el uso de tejidos de alta calidady una habilidad innata para reinterpretar prendas tradicionales.
Este estilo único se ve reflejado no solo en su forma de vestir, sino también en su hogar, donde su vestidor destaca como un espacio emblemático de su personalidad y gusto.
Con una mezcla de funcionalidad y diseño, este no es simplemente un espacio para guardar ropa; es un santuario dedicado a la moda (su gran pasión). Aquí, la organización y el buen gusto se unen para crear un lugar donde cada detalle tiene un propósito, destacando una estética basada en la esencia del lujo silencioso.
Un vestidor de ensueño
El vestidor de Juan Avellaneda es un espectáculo en sí mismo. Lo solemos ver de forma muy frecuente, ya que suele ser el fondo en la mayoría de vídeos que sube a sus redes sociales, por lo que no hemos podido evitar “diseccionarlo” para ver todos los detalles de su decoración.
Diseñado con madera oscura en las molduras, que aporta calidez y elegancia, el espacio está perfectamente iluminado para resaltar cada pieza. Las luces LED integradas en los estantes no solo ofrecen visibilidad perfecta, sino que también añaden un toque moderno y sofisticado al ambiente.
Cada uno de ellos se presenta en blanco, no solo para que resalte mejor el interior, sino que le da una mayor sensación de amplitud. El techo también aboga por esta combinación de colores, quedando todo el espacio perfectamente integrado y siguiendo un hilo conductor coherente.
La organización es clave
La organización siempre es muy importante en cualquier espacio, para sacarle el máximo rendimiento y que quede visualmente estético. En el caso del vestidor de Juan Avellaneda, vemos un ejemplo de perfección y funcionalidad. Cada sección está cuidadosamente pensada para mantener el orden y destacar las piezas más valiosas de su colección.
Los estantes iluminados con luces cálidas no solo realzan la belleza de los accesorios y zapatos, sino que también facilitan la localización de cada elemento. Bolsos, cinturones y complementos están meticulosamente organizados por tamaños y colores, mientras que los cajones personalizados mantienen los artículos más delicados protegidos y accesibles.
Además, la estructura vertical del vestidor aprovecha al máximo el espacio disponible, con estanterías que se elevan hasta el techo. Las prendas de ropa están clasificadas según su uso: trajes, camisas y abrigos se encuentran distribuidos en diferentes áreas, permitiendo una visualización clara de cada categoría, tal y como ha explicado el diseñador en varias ocasiones. Este nivel de detalle lo convierte en un entorno práctico que respira lujo y exclusividad.
Una de las características más notables del vestidor es la escalera deslizante, al más puro estilo de una biblioteca clásica, que permite acceder fácilmente a los estantes superiores. Este elemento demuestra cómo la funcionalidad puede convivir con la estética, algo que Juan Avellaneda domina a la perfección.
Un reflejo de su personalidad
El vestidor no es solo un lugar donde guardar ropa, sino un reflejo de la personalidad de Avellaneda, como en el resto de las estancias de su hogar. Cada prenda, cada zapato y cada accesorio cuentan una historia, desde colaboraciones con grandes marcas hasta piezas vintage con un valor sentimental único.
Es evidente que el diseñador no solo busca comodidad, sino también crear un espacio que inspire y motive, tanto a nivel personal como profesional: una extensión de su propia personalidad. Esto ha hecho que sea una gran fuente de inspiración para aquellas que estén pensando en crear un refugio de moda como este, que puedes replicar en cada detalle, siempre siguiendo el lema de “menos es más”.