Hace un tiempo le preguntábamos a Lalachus (nombre real Laura Yustres) qué profesión le adjudicábamos y nos respondía sin complejos: “pon que soy mocatriz. Sin ser modelo ni cantante, yo. Me definiría como un disco recopilatorio de verano, el Caribe Mix”. Frase para enmarcar de esta madrileña, que despedirá el año dando las campanadas en la Puerta del Sol junto a David Broncano y que, en las últimas semanas, se ha enfrentado –con mucha gracia, por cierto– a aquellos haters que no han tenido reparos ni vergüenza a la hora de argumentar que una mujer con su físico no merece el honor de dar las uvas.

Recuperamos la entrevista que mantuvimos meses atrás en que esta rutilante estrella nos hablaba de, entre otras cosas, body positive, pensamiento positivo y estilo. Spoiler: no nos defraudó.

 

Vayamos al comienzo de los tiempos, esto es, al confinamiento. Ese fue tu Bing Bang. Yo venía ya de un año muy malo, el 2019, con enfermedades, hospitales… Justo cuando empezó la pandemia, en marzo de 2020, mi padre, que había pasado un año ingresado en el hospital debido a un accidente, volvió a casa. Creo que ocurrió justo una semana después de que nos encerraran. No voy a decir que la pandemia estuvo bien porque lógicamente fue un palo impresionante pero, mentalmente, para mi familia se convirtió en un alivio: papá está en casa, todos estamos bien…  lo asumimos con bastante tranquilidad. Y además surgieron cambios muy positivos en mi vida: en esa época empecé a vivir con mi pareja y estábamos descubriendo la convivencia. Ahora echo la vista atrás y lo recuerdo con melancolía. Con el móvil me entretenía muchísimo, así que empecé a hacer vídeos que no eran muy elaborados sino tipo cocinar unas croquetas y grabarte mientras estás charlando o cualquier tontuna. Nada que requiriese mucho esfuerzo; todo me pareció bastante idílico.

Parece que te cundieron los estudios de Comunicación Audiovisual. No tengo la carrera; no sé de dónde ha salido eso. No me llegó la nota para entrar en la universidad y me puse a trabajar. Es verdad que luego me matricule en Realización Audiovisual, pero pasó lo de mi padre y no llegué a acabar. Empecé a trabajar y ni tan mal.

Ese trabajo de recepcionista que dicen que desempeñaste no es fake. Llevo desde los 18 en atención al cliente. He trabajado en un cine cortando las entradas; estuve en una recepción y luego como administrativa, pero siempre dando servicio a la peña. Gracias a tratar con gente tan diferente, ahora sé cómo ponerme la chaqueta en cada lado cuando estoy en distintos ambientes. Me adapto bien a los entornos y eso es por el aprendizaje que he tenido. 

Tú que sabes de eso entonces, ¿qué es lo que los clientes no deberíamos hacer nunca? Yo veo muy mal cuando la gente es muy impaciente y piensa que está sola en el mundo. Soy la única persona en el universo y me tienes que atender a mí porque estás aquí para hacerlo. No. Tranquilidad, vamos a ver cómo se puede solucionar; yo voy a poner de mi parte pero no me trates como si fuese tu criada. No he tenido que discutir con nadie, aunque hay gente para todo. De repente te llama el típico cliente gritando: “¡Quiero que me funcione el internet en casa!”.  A ver, la persona que te está atendiendo no sabe por qué no te va internet, te tendrá que pasar a sus superiores pero no le grites, por favor. He estado cotilleando sobre las cosas que te gustan y todo muy noventero, todo bien… menos Abba. Ahí disentimos. ¿Sabes qué pasa? Lo que me gusta tiene que ver con recuerdo de la infancia. Mi madre escuchaba Kiss FM y esas cosas y siempre que ponían ‘Chiquitita’, como yo era la pequeña de la casa, me la mediocantaba. Me da como ternura, pero es que Abba me parece un grupazo y ‘Chiquitita’ me gusta mucho. Mira si me gustaba que mi primer cd fue del grupo que hacía versiones suyas para los jóvenes, ATeens se llamaba. 

O sea, que las series de los 90 tipo Sensación de vivir se te habrán marcado a fuego. Sensación de vivir no me pilló, me pilló Al salir de clase. Nací en esa década y lo mismo con Sensación de vivir yo tenía cinco años, así que no la interioricé mucho. Entonces te ponías ver a la televisión y te dejaban unas horas. Imagínate por ejemplo Médico de familia: hasta la semana siguiente no sabías lo que iba a pasar. Tú te ibas al colegio a comentar con tus colegas qué es lo que había ocurrido, lo que no, lo hablabas con tu familia, lo veíais sentados todos en el salón… Eso molaba muchísimo. He visto un montón la tele, toda mi personalidad está basada en la televisión. 

¿Eres tal como te vemos o poco a poco has ido creando un personaje? Nunca tuve esa idea… Laura y Lalachus son la misma persona, no soy de una manera ante la cámara y en mi casa de otra. Ahora me contengo más, aunque al principio lo mismo soltaba lo primero que se me pasaba por la cabeza, pero la gente te mira con lupa y como que no quieres meterte en ciertos berenjenales. Nunca me había planteado que pudieran decirme que qué cutre, que menudas pintas tienes por la mañana grabándote con la legaña. Jamás lo he visto como un producto. Yo creo que al final parece que es como si estuviera con mi prima, hablando con mis colegas o tomándome una Coca-Cola. En las redes sociales entras en un postureo que no tiene sentido.

Te oímos alzar la voz a favor del body positive. Bien por ti. Es extraño, y esto lo hablo con mis amigas, porque no creo que esté abanderando ningún tipo de movimiento ni cambiando las cosas. Sí es cierto que hace un par de años no sabía que me podía poner determinadas prendas. Un cropped top o una camiseta con la que se me vea la chicha por debajo. Luego he ido a sitios, me han puesto estilismos y me han dicho, “¿quieres que probemos esto o aquello?” Y resulta que me veo bien. Al final lo único que he demostrado es que te puedes ver guapa con cualquier ropa, sin depender de que tengas una talla u otra. Sé de compañeras, por ejemplo Mara Jiménez o Ceci Wallace, que luchan contra la gordofobia y reciben mucho hate. Yo no; al menos no que haya visto. Pero sí es agotador, porque al final la gente parece que se preocupa por tu salud. ¿Tú qué sabes cómo son mis analíticas? Nadie tiene ni idea. En la pasarela estoy comprobando que hay una vuelta a los 90, a los años de Paris Hilton, y me parece una pena. Sin embargo, en las redes sociales, aunque haya poca diversidad, la gente puede ver que existen otros tipos de cuerpos y eso es reconfortante. A mí me dicen que ojalá hubieran tenido una amiga como yo cuando éramos jóvenes porque quizás nunca hubieran sufrido la mitad de los traumas que tuvimos todas: que si la ropa, que si probarla, que si le tengo que gustar a la gente… Es una mierda. Pero parece que esto aún no llega a los medios. Por ejemplo, hace poco vi el típico programa en el que se estaba debatiendo sobre si “¿esta es la imagen que queremos dar a nuestros jóvenes?”. Y veías a una chica gorda posando. Deja a la chica vivir en paz. ¿Qué es lo que realmente te molesta de ella? 

Hablas de tus antiguos traumas, pero ser adolescente sigue siendo complicado hoy en día. De adolescente no sabes nada de la vida. Pero lo que me reconforta es que en TikTok veo a chicas que hacen lo que les da la gana, con cuerpos completamente diferentes. Eso me pone contenta. ¿Que luego esto se extrapole a sitios más elevados como una pasarela? Hasta que no se cambie la mentalidad de los que dirigen el cotarro y vengan otras personas a remover el avispero, las cosas seguirán como están. 

Resumiendo, ¿pones más empeño en defender el body positive o en desmerecer el pensamiento positivo? No puedo con el pensamiento positivo; me parece horrible y una de los peores cosas que se pueden promover. Es lo más tóxico que hay en el mundo. Déjame gestionar mis emociones como yo quiera, pero no me obligues a estar contenta cuando lo que de verdad me gustaría es reventar las cabezas de la peña. Para mí en el body positive no hay nada que defender. A lo mejor cuando te dicen “ tú vas a tener diabetes y te voy a tener que pagar el tratamiento”. Y yo te voy a tener que pagar a ti la educación. Si me insultas te estás retratando porque yo no te estoy diciendo nada. Cuando veo cosas así de incoherentes ni me molesto en lucharlo, pero lo del pensamiento positivo… A veces te encuentras con una amiga está en la mierda y se ve obligada a convencerse de que no pasa nada, que tiramos ‘palante’. Pues no, cariño. Me parece muy tóxico el pensamiento positivo, insisto.

El pensamiento negativo también envenena. Cuando topas con una persona muy negativa, obviamente te hunde en la miseria, pero hay que saber parar y decir oye, no estoy contenta con esto, vamos a ver qué está pasando. Debemos hacer un poquito de reflexión. Si a ti lo que te pone contenta es ver una serie y no hablar con nadie durante un tiempo para volver a recargarte y estar normal (ya no contenta sino normal), no pasa nada.

Lalachus
D.R.

¿Los filtros de TikTok son el demonio? Depende. Hay algunos que dan muchas risas. A mí el que te cae un langostino de la cabeza me hace mucha gracia. Por contra, si se trata de cambiar tu forma de la cara o retocarte porque no puedes tolerar tener una ojera, ahí sí que no me parece bien. No encuentro mal que esté ahí y se pueda usar, pero el hecho de transformar tu cara solo porque no te gusta lo que ves… Tienes un problema. Para ponerte una tontuna, unas gafas chiquitinas o algo así, pues bien. En Instagram pasa, que tú subes stories y hay opciones para cambiar la iluminación del vídeo. Una de ellas, llamada Paris, te quita todas las cosas de la cara de forma muy sutil. Y yo estoy haciendo un esfuerzo grande por no usarla, porque cuando me maquillan estoy divina, pero por la mañana dices, hija mía, vaya rojeces .. Me esfuerzo para no recurrir a ella. Agradezco mucho estar en casa comentando con mi novio y no subiendo que me he ido de cena guapísima de la muerte. La vida de la gente no es esta. Cuando sales con tu cara de verdad, con los ojos hinchados, hay gente que te dice, cómo vas así. Incluso mi madre me regaña.

¿A los haters, ni agua? Eso es una cosa que estoy trabajando. Con todas mis compañeras y compañeros. A mí me preguntan cómo puedo gestionar esto, pero es gente que cuando les contestas dicen, “ay, no me puedo creer que me hayas contestado, ¡te amo!” Oye, que me acabas de insultar. Estas personas probablemente estén muchísimo peor de lo que tú te crees. Tienes que llegar a un punto en que digas, no pasa nada. Hay veces que se te queda el poso y preguntas si eso será lo que piensa todo el mundo. Tiendo a generalizar, a soltar un “están diciendo”. Y aquí es cuando mi novio me pregunta que cuántos están diciendo, que le diga el número de personas. Y yo: “dos”. ¿Dos personas de miles? Pero a mí lo que me da miedo es que esto mismo le pille a gente joven. Porque yo tengo 32 años, pero a quien empieza en las redes con 19 años… ahí sí hay problemas.

Otra que de haters va sobrada es tu amiga Eva Soriano, sobre todo desde que se publicara que era la trabajadora mejor pagada de la televisión pública. Sí, la verdad que sí. Eva Soriano es una de las personas de las que más estoy aprendiendo; estar con ella es un máster increíble. Tiene un éxito loquísimo; es mainstream absolutamente. En mi opinión, entra demasiado al trapo y lee más cosas de las que debería leer. Eva le trata de dar una vuelta a todo, pero seguro que también le afectará. 

Lala, ¿has alcanzado ya el estrellato nivel “me invitan en los restaurantes”? Es un lujo.. Rechazo muchas cosas de las que me inviten. Y me piden autógrafos y fotos, claro. Algo muy guay, porque al final la gente es muy maja, muy monina. La verdad es que sí, que me invitan a cosinas y yo encantada, porque a mí lo gratis me gusta mucho. Pero es cierto que el otro día hablaba con mi hermana de Rosalía y me preguntaba hasta qué punto le compensará lo que está viviendo. Porque seguro que no puede ir tranquilamente a un sitio. Yo no podría llegar a eso, porque aunque me gusta contar las cosas, también me gusta mucho la privacidad. Me cuido de no subir stories del sitio en el que estoy justo en ese momento. No solo por mí, sino también por mi pareja, que es ajeno a esto y hay cosas que no debemos compartir constantemente. A mi madre, a la Rufi la paran muchísimo. Dice que no le gusta que yo sé que sí (risas).

En la serie Veneno hiciste un campo interpretando a Lydia Lozano. Locurón. Esa experiencia me pareció increíble. David Andújar y David Insua, del podcast ¡Menudo cuadro!, llevaron a Lydia Lozano a su programa y se lo contaron. Fue supermaja. En Veneno solo estuve 10 segundos en cámara, pero me parecieron muy divertidos. 

Si pudieras tener el estilizo y/o el pelazo de alguien, ¿a quién elegirías? Me gustaría ser Beyoncé, lógicamente. Pero me va mucho también el rollo de Lizzo. Respecto al pelazo… va a sonar muy feo lo que digo, pero a mí mi pelo me gusta mucho. También me encanta cómo se lo peina Jennifer López, ahuecado para arriba. Ashley Graham me flipa. Me gusta sobre todo cuando veo el estilo en cuerpos grandes, porque pienso, así puedo vestir yo y sentirme sexy. Mola. 

¿Ha cambiado mucho tu estilo en tiempos de fama? Cuando pienso que no me puedo poner algo, que qué feo o que horrible, hago el esfuerzo de ponérmelo a posta. No para verme yo sino para que la gente vea que puedes ir a un sitio, tomarte algo con tus colegas y no colocarte el bolso encima de la tripa para esconder un michelín. Viajé a Punta Cana con Desalia y aquello estaba lleno de cuerpos increíbles. Hombre, alguna gorda tendrá que haber, también te digo. Y que no esté tapándose con un pareo. Me parece importante acabar con ese prejuicio, decir basta ya de estar en casa tapándome, evitando la piscina o no yendo a sitios porque tenga chichas. 

Pregunta de primero de Periodismo: ¿qué te gusta hacer en tu (escaso) tiempo libre?Estoy buscando un hobby. Hoy me decía un psicólogo que tenía que buscar algo relacionado con manualidades, cosas chiquiticas. Últimamente me gusta mucho la jardinería. Y hay una cosa que son dibujos como de diamantes (Diamond painting), lienzos en los que tienes que ir con un pincelito enganchando diamantes y colocándolos en el punto que sea. Busco actividades con las que no tengas que pensar. Antes me relajaba cortar papel con la guillotina, no sé si porque me imaginaba vivir esa época. Con mi sobrino chiquitito también estuve pintando cosas… Y bailar, bailar me desestresa muchísimo. 

¿Qué le depara el futuro a Lalachus?Ahora mismo estoy con diez mil proyectos. Básicamente, con mis podcasts, con Cuarto Millenial, con Cuerpos Especiales, con Showriano… No puedo abarcar más ni anticipar cosas porque me explota el cerebro. Quiero empezar otra vez a escribir y a hacer monólogos… Todo llegará porque tiene que cuajarse. Y me gustaría hacer en algún momento ficción; es mi sueño.