Aunque parezca que los pantalones son un tipo de prenda más impasible al ciclo de las tendencias, lo cierto es que poco tienen que ver los pantalones que llevábamos en la década de 2010 con los que llevamos ahora.
En esto influyen los acontecimientos que vivimos como sociedad que nos hacen virar hacia unos patrones u otros y el propio movimiento de la industria de la moda, la pasarela, los creadores de contenido y el streetstyle.
Y es que si antes la estética estaba por encima de cualquier otro criterio, desde que superamos la pandemia, la comodidad y esa sensación de encontramos a gusto con lo que llevamos puesto -no solo con el patrón, sino con la forma en la que ha sido elaborado- se ha alzado como el punto de vista más importante.
Pantalones y zapatillas, la combinación infalible
En este 2024 recién estrenado se diluye la presencia de los pantalones pitillo, que aunque han sido anunciados a bombo y platillo en los medios especializados en moda, no parecen llegar del todo a las propuestas de la calle.
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Lo que si sigue en los armarios, que es una tendencia recuperada de los años 2000, es el tiro bajo, para disgusto de muchas. Los pantalones poco estructurados que descansan sobre la cadera y se alargan más allá del calzado, reposando el tejido en el suelo vuelven a triunfar entre las generaciones más jóvenes.
Las zapatillas son el calzado por excelencia y no solo se limita a las situaciones más informales sino que se utiliza como elemento que conecta las prendas más formales con usos y looks más casuales. Así, encontramos pantalones de tejidos satinados combinados con zapatillas de deporte inspiradas en los años 2000 o pantalones cortados con un simple tijeretazo, combinados con sobrias camisas de rayas y zapatillas como elemento protagonista del estilismo.
Pantalones que no se llevarán en 2024 y pantalones que sí