Lo suyo ha sido como la cruzada de un caballero andante de tintes épicos salida de una novela de caballerías. Lo reconoce el mismo Leandro Cano (Jaén, 1984) que ahora echa la vista atrás para recapitular su recorrido desde que subiera por primera vez a una pasarela sus propuestas en el EGO de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid en 2012.
“Diez años han pasado desde que, con armadura de caballero, me vestí para llegar hasta aquí. Diez años de batallas en los talleres de costura, batallas con las creaciones, batallas con la empresa, batallas contra mí mismo para demostrarme que puedo atravesar angostas llanuras, esquivar flechas y alcanzar bastiones”, relata derrochando lirismo con una alegoría que conecta a la perfección con su estilo. Uno que cobró forma desde que siendo un niño contemplara en el patio de su abuela Carmen en Ventas del Carrizal cómo bordaba junto con otras vecinas y plantó en su corazón la semilla de la pasión sartorial.
El pasado mes de julio, la ciudad de París fue testigo de su colección de costura bautizada El baile de los excluidos. Un viaje introspectivo que se tradujo en once modelos inspirados en once personalidades diferentes que representaban a seres especiales y que de alguna manera son parte del viaje personal del diseñador. Con la artesanía como caballo de batalla, Leandro ha sabido encarrilar su propuesta hacia la ya omnipresente sostenibilidad pero que él entiende como el único vehículo capaz de dar verdadero significado no solo a su trabajo sino a la moda como debe ser entendida de verdad hoy para perdurar.
¿Cómo resumirías estos diez años de vida de la marca?
Han sido frenéticos. Muy felices, con muchos premios y de un gran crecimiento personal y profesional. Hoy estoy muy centrado en la marca y con ganas de evolucionar nacional e internacionalmente.
¿Han salido las cosas como las habías imaginado?
Ha ido cambiando todo bastante. Cuando empiezas no tienes ni idea de cómo van a surgir las cosas pero sí es cierto que ha habido muchos contratiempos que hemos ido solucionando: unos bonitos y otros feos pero que si miro hacia atrás considero positivos.
¿Qué tres palabras utilizarías para describir tu universo creativo?
Artesanía, que aunque ahora sea algo muy manido es algo por lo que llevo apostando desde mis comienzos. Feminismo y despoblación rural.
¿A qué mujer piensas en vestir cuando diseñas?
Me gustaría haber vestido a Juana de Arco, a Isabel la católica, a Juana la loca, a Mariana Pineda… Todas esas mujeres que fueron tan reivindicativas en una época en la que resultaba tan complicado hacerse notar. Eran unas luchadoras. Su figura está llena de fuerza y su feminidad hoy me sigue pareciendo de lo más actual.
En 2013 ganaste el premio Designer for tomorrow, apadrinado por Marc Jacobs, con el que estuviste trabajando en su estudio de Nueva York. ¿Qué fue lo más importante que aprendiste de él?
Aprendí que los grandes, en el sentido profesional, son humildes. Que hay cierta gente en esta industria que se crea un personaje para sobrevivir y que el trabajo duro tiene su recompensa y que éste es un mundo muy difícil donde supe que me iba a costar entrar pero en el que me quería quedar.
¿Es la artesanía la tabla de salvación de la moda?
Siempre la he considerado el nuevo lujo y sin duda es el futuro. Apuesto mucho por ella porque además me nace así desde siempre, he trabajado con artesanos toda mi vida. No concibo una de mis colecciones sin que contenga artesanía. Es la base de todo lo que hago, la piedra angular.
¿Por qué crees que lo tradicional no pasa nunca de moda?
Porque la cultura no pasa de moda. Y eso es lo que es la artesanía para mí: es nuestra esencia en España, que refleja nuestra idiosincrasia y nuestra cultura. Ni puede ni debe pasar de moda.
¿Qué ha significado tu abuela Carmen en tu forma de hacer moda?
Lo que ella me ha enseñado está a un nivel mucho más personal e íntimo. Es cierto que era costurera en el pueblo, con una máquina de coser y nada más, no hacía ni patrones. Es la persona que más creyó en mí. Siempre está presente en todo lo que hago y me sentía muy próximo a ella, era mi confidente, mi amiga… mi todo. Aunque ya no esté, siempre será un faro en mi vida y en mi inspiración.
¿Cuál es la gran lección que has aprendido en estos diez años?
A creer en mí mismo, que los primeros pensamientos son los que merecen la pena, a tener humildad y cercanía a la gente. Y sobre todo: trabajo, trabajo y trabajo.
¿Qué buscan las mujeres que acuden a tí para que las vistas?
Tienen las cosas muy claras. Es gente que está muy decidida a llevar algo especial y exclusivo, con diseño y calidad, que es lo que se busca hoy. Y es una manera de encontrarse con esa experiencia personalizada, creada por y para uno.
Cuando creas tus colecciones, ¿de quién es la banda sonora que te inspira?
La música en mi trabajo es una fuente inagotable de inspiración. No te puedo negar que soy muy folclórico, y cualquier cosa de Lola Flores, Imperio Argentina o Manolo Caracol o Maria José Yergo me tocan el corazón. La música electrónica también me gusta, no me encasillo. Puedo pasar de Antony and the Johnsons a Rocio Jurado.
¿Qué ciudad te gustaría visitar?
Tengo muchas ganas de conocer Jerusalén y El Cairo.
¿Una película que te cautive?
Anticristo, de Lars von Trier
¿Tu libro favorito?
El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry.
¿Prefieres ver series o películas?
Ahora prefiero las series porque se me hacen largas las películas. Más de media no tenemos concentración y hora y media nos parece una eternidad.
Una obra de arte.
Dos de Goya: El pelele y Saturno devorando a su hijo.
¿Qué esperas de los próximos 10 años?
Sinceramente, me gustaría verme trabajando en una casa de moda internacional, llevando mi marca en paralelo. Y que sean tan buenos como estos últimos diez para seguir disfrutando de este maravilloso mundo que es la moda.