El Park Güell se antoja como el decorado de un cuento onírico entre caminos serpenteantes y colores que se funden en la naturaleza, un hecho que, sin duda, debió tener en cuenta Nicolas Ghesquière a la hora de crear la que sería su 10ª Colección Crucero para Louis Vuitton. Una colección que ha vuelto a poner a Barcelona en el epicentro de la moda y el lujo, gracias a esta colaboración en el marco de la celebración de la 37ª Copa de América de vela.
Entre las 86 columnas que presiden la Sala Hipóstila, han desfilado los diseños cargados del espíritu viajero de la maison. La disposición dórica, el revestimiento de trencadís y esas bóvedas semicirculares del techo, hicieron que Gaudí fuera uno más de los 600 invitados a celebrar el encuentro entre moda y cultura.
Vimos modelos desfilar con maravillosas chaquetas y abrigos en colores neutros, arena o beige, que parecían confundirse con las columnas. Algún toque de color que se mimetizaba con la flora propia del lugar o con los pequeños mosaicos del techo, y juegos con las proporciones y la geometría, que habrían sido las delicias del arquitecto catalán.
Los invitados a un viaje en el tiempo
Por supuesto que estaba Bernard Arnault rodeado de los embajadores de la firma como Sophie Turner o Pharrel Williams, quien además es el creativo de la línea masculina; Rafa Nadal, protagonista junto a Roger Federer de la última campaña, o Felix Lee, estrella del K-pop y modelo de una de las recientes colecciones presentadas en París, o Marta Ortega, no quisieron faltar a la cita.
Ana de Armas con un traje de falda, blazer y top, espectacular; María Pedraza, que se estrenaba como invitada a un desfile, Nicole Wallace, Eugenia Silva, Victoria Federica de Marichalar, Anna Castillo, Ester Expósito, Chloë Grace Moretz, Jaden Smith, Cynthia Erivo, Jennifer Connelly, Saoirse Ronan, Phoebe Dynevor, fueron algunas de las celebs que acompañaron a Ghesquière. Sí, nos quedamos con ganas de ver a Zendaya o a Emma Stone en nuestro país, y nos preguntamos por qué no fue Rosalía.
Electrónica y punk: La banda sonora del viaje
And you like ghost stories… (Y te gustan las historia de fantasmas…), canta Gary Numan en ‘Music for Chameleons’ a modo de hechizo de esos que viajan en el tiempo. Será por eso que Ghesquière la eligió para abrir un desfile donde hemos podido ver al Vuitton de siempre, mezclándose con esas piezas que miran al futuro. Chaquetas con hombros armados, sastrería con gafas futuristas, mucho volumen y un sombrero cordobés aderezando los estilismos.
El diseñador ha vuelto jugar (y a ganar) con las estructuras, aunque esta vez lo ha hecho al modo Gaudí, utilizando piezas con curvas orgánicas y otras más arquitectónicas, como las faldas con dobleces imposibles y los pantalones de inspiración hípica.
Vestidos abullonados, abrigos y femeninos, pantalones relajados, que se combinan con capas versátiles, discretas asimetrías, o prendas de piel que añadían ese toque clásico y sofisticado a la colección, y que pusieron en el punto de mira los maxicinturones.
Después sonó ‘Madame Butterfly’ de Malcom McLaren en una especie de oda a los desfiles más emblemáticos de todos los tiempos. Con ella llegaron las flores a través de los tejidos, especialmente del encaje, creando un juego hipnótico en blanco y negro que promete convertirse en uno de los imprescindibles el próximo otoño, o con lentejuelas bordadas que nos hicieron recordar, de nuevo, el trencadís.
Aunque el diseñador salpicó el desfile con algunas prendas de lunares y volantes de inspiración boho, podríamos decir que fue meramente anecdótico, porque lo que allí presenciamos fueron muchos tonos neutros a juego con la piedra del espacio, y las líneas curvas imponiéndose como la silueta de la próxima temporada.
La tecnología estuvo presente en este viaje en el tiempo, a través de materiales y técnicas innovadoras, representadas en prendas diseñadas con láser que daban forma a flecos, pliegues y drapeados que parecen envolverlo todo.
Los accesorios para la mujer viajera
De nuevo el tacón pierde centímetros y se rinde ante la comodidad, aunque no cede ni un ápice de glamour. Así lo vimos en la propuesta del francés, donde los botines reinaron en acabados holográficos, piel de cocodrilo o rodeados de largos flecos que cubrían el pie por completo. Tacón sensato también en los zapatos con pulsera al tobillo, y muchas botas ecuestres para combinar con faldas, vestidos y pantalones.
Los bolsos, especialidad de la maison, fueron las pequeñas joyas que aderezaron cada look. Desde el deseado Low key Hobo, hasta el Speedy o el famoso GO-14, bailaban en la mano de las modelos, convirtiéndose en los objetos más deseados por muchos.
El arte de viajar con Louis Vuitton
Louis Vuitton llevan años organizando sus desfiles Crucero en lugares emblemáticos del mundo, en donde la cultura y el arte se unen en formas caprichosas, hedonistas. Algunos de los enclaves más emblemáticos han sido la casa de Bob & Dolores Hope en Palm Springs diseñada por John Lautner, el Museo de Arte Contemporáneo de Oscar Niemeyer en Niterói, el Museo Miho de I.M. Pei cerca de Kioto, el Instituto Salk de California o Isola Bella en el Lago Maggiore.
Era de esperar el desembarco de la firma en Barcelona, sobre todo si hacemos un repaso a la historia y comprobamos que ya en 1929 Georges Vuitton, no solo formó parte del jurado, sino que también fue premiado por sus baúles durante la Exposición Internacional de Barcelona. Además, la ciudad fue elegida por Louis Vuitton para abrir su primera tienda en España en 1987.
Como principal patrocinador de la Copa América de vela, ha querido honrar la capital catalana, y promete convertirla en un enclave único para los amantes de la moda, la cultura y el deporte.